INVESTIGADORES
RIGOTTI Ana Maria
congresos y reuniones científicas
Título:
Pensar la Arquitectura con la HIstoria
Autor/es:
RIGOTTI, ANA MARÍA
Lugar:
Rosario
Reunión:
Jornada; Seminario de Integración Curricular, áreas de Historia de la Arquitectura y Urbanismo; 2004
Institución organizadora:
FAPyD
Resumen:
Nuestro Taller se propone pensar, reflexionar sobre la Arquitectura con la Historia; hacer uso de los materiales del pasado para orientarnos -por diferencia o analogía- en el presente, relativizando los acontecimientos que nos acosan en relación a un fluir temporal que contribuye a descifrarlos y a subrayar su provisionalidad. Reivindicamos a la Historia como una forma -más- de conocimiento, pobre en instrumentos (poco más que el calendario, el presupuesto de la dinamicidad de los procesos y la potencialidad explicativa de la sucesión o la simultaneidad), pero capaz de entretejer materiales y conceptos en una narración significativa que de cuenta de las permanencias y los cambios. No nos referimos a la una “historia operativa” como reivindicación de un recorte explícito del pasado como justificación de las opciones presentes; ni a la monumentalización de ciertos fragmentos de la práctica local como gérmenes de una tradición que se pretende reavivar; ni como simple archivo de recursos y soluciones reutilizables en cualquier contexto u ocasión, como si el tiempo fuera un espacio recorrible en cualquier sentido. En tanto la Arquitectura no es una ciencia, debe recurrir a la reflexión sistemática sobre su propia tradición para dirimir principios y preceptos, para construirse y renovarse. La Historia nos permite reconocer los perímetros cambiantes de esta tradición y pone a nuestra disposición un patrimonio de experiencias, nociones y modelos que funcionan como reservorios de posibilidad y posibles argumentos. Pensando con la Historia podemos aportar a una toma de conciencia sobre lo que la Arquitectura fue y está siendo, y sus interdependencias con procesos económicos, sociales artísticos y urbanos que realimenta o reproduce. Nos permite interpretar mejor la complejidad de los procesos en que operamos y los márgenes de nuestro hacer; pero también nos enseña que esas obras y esas ideas no han sido el producto necesario de una época y que en todo momento hubo un margen de libertad que es nuestra responsabilidad reconocer y reproducir. Nos brinda herramientas para atisbar en los mecanismos reproductivos de la profesión y poner en descubierto la relatividad de sus supuestos: porque la Historia es el nutriente mayor de la voluntad de cambio.  No es posible transformar desde la nada. El pasado puede operar como aquel lugar donde las cosas fueron distintas, donde algunas opciones prevalecieron sobre otras –vencidas, olvidadas-, y así alentar el reconocimiento de las insuficiencias del presente y la prefiguración de alternativas cualitativamente distintas. Nos acercamos a la Historia con el mismo interés que nos empuja al Proyecto: los objetivos son los mismos pero los instrumentos, las lógicas del pensar y actuar, son diversos. La Historia no enseña a proyectar, induce a proyectar. Nos permite tomar distancia de las rutinas y promesas de lo conocido; a sospechar y distanciarnos del cepo de lo natural y necesario. La Historia no resuelve los problemas en el tablero; propone otros nuevos, demuestra que hay alternativas. La Historia no suple la toma de decisiones; estimula una reflexión crítica y una selección conciente de instrumentos y respuestas. La Historia no marca direcciones válidas hacia donde encaminarnos, pero si colabora en la definición de una tendencia –como proponía Aldo Rossi- aportando los métodos y la apertura para la gradual construcción de una genealogía personal altamente intencionada que guíe nuestras hipótesis, discrimine nuestros valores y oriente nuestras indagaciones.