Congestion y regeneración, dos metáforas y dos estrategias sociales del Urbanismo

RIGOTTI ANA MARÍA

Los Polvorines

Congreso; Primer Congreso Latinoamericano de Estudios Urbanos; 2011

En estos últimos años, una serie de fenómenos sociales han vueltos a ser enunciados con el vocabulario de la “cuestión urbana”. La territorialización de los fenómenos sociales ha reeditado recursos retóricos y herramientas técnicas provistas por el Urbanismo como saber de Estado, que emergieron y ganaron consenso en el segundo cuarto del siglo XX. Para pensar los conflictos y demandas desde perspectivas más creativas y consistentes, urge una clarificación reflexiva sobre los marcos teóricos y estratégico en que adquirieron status de naturalidad ya que gran parte de las áreas donde se leen hoy los problemas fueron producto de los proyectos de racionalización pública de la ciudad y la región bajo el marco explicativo y normativo del Urbanismo. La ponencia es un ensayo de síntesis que, apoyándose en investigaciones empíricas previas que dieron sustento a mi tesis doctoral -Las invenciones del Urbanismo en Argentina (1900-1960). Inestabilidad de sus representaciones científicas y dificultades para su profesionalización (UNR, 2005)-, formula interpretaciones tomando dos encrucijadas como índices de procesos más complejos: principios de 1930 y mediados de 1940. En ellas, la disciplina naciente redefinió sus fundamentos teóricos y estrategias de intervención en relación a dos metáforas articuladoras tomadas en préstamo de las ciencias de la vida: congestión y regeneración. Dieron lugar, respectivamente, a planes reguladores para una diferenciación y descentralización ordenada de gentes y actividades para recomponer armónicamente la sociedad en un territorio urbano extendido y a planes regionales para redistribuir y reequilibrar la población, en particular las resultantes de migraciones internas, en planes regionales para inducir vínculos comunitarios, aunque al tiempo se disolvían buscadamente los cívicos, en agregaciones definidas por la descentralización racional de los servicios con el objetivo de asegurar la elevación del nivel de vida de habitantes redefinidos como consumidores y reconocidos como agentes no políticos sino económicos