INVESTIGADORES
ABDALA Cristian Simon
congresos y reuniones científicas
Título:
Caza de subsistencia en el noreste de Santiago del Estero. Consideraciones sobre su impacto
Autor/es:
JULIÁ J. P. Y ABDALA C. S.
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; II Congreso Nacional de Conservación de la Biodiversidad, Buenos Aires; 2006
Resumen:
La caza de subsistencia es un fenómeno ampliamente distribuido en Sudamérica. El mismo ha recibido sin embargo, escasa atención en nuestro país, al punto de no ser reconocida por nuestra legislación. No obstante, esta fuertemente arraigada en diferentes puntos del país, siendo en el norte donde está más documentada. Las investigaciones sobre esta temática fueron desarrolladas en el noroeste de Santiago del Estero, en la localidad de Algarrobal Viejo, con el objetivo de evaluar el impacto de la misma sobre la fauna y el ecosistema. En dicha localidad viven 54 familias y aproximadamente 300 personas. Los pobladores de esta área, fuertemente boscosa, se dedican principalmente a la cría de ganado caprino, vacuno y porcino (en ese orden), que constituyen su principal fuente de ingresos. Sin embargo, una parte muy significativa de sus necesidades básicas, son satisfechas mediante la recolección de productos del bosque, entre los que se incluyen la caza de animales para alimento, comercio y medicina.  En este trabajo, presentamos datos de algunas de las especies animales aprovechadas, sus usos y la importancia relativa que tiene la caza de subsistencia en la población de Algarrobal Viejo. La caza se practica principalmente entre los meses de junio a agosto, el resto del año los lugareños se dedican a otras actividades para evitar cazar animales durante la estación reproductiva. La única modalidad de caza que persiste todo el año, es la de control de especies consideradas una amenaza para el ganado y aves de corral (zorros, felinos y algunas rapaces). Durante la temporada de caza, las proteínas animales consumidas por cada familia provienen en buena medida de la fauna silvestre. Sin embargo, existen diferencias en su importancia entre los distintos pobladores, debido a que estos dependen de los perros y las armas para su obtención. Las principales piezas de caza son los conejos de palos (Pediolagus salinicola), las charatas (Ortalis cunicola), quirquinchos (Tolypeutesmataco y Euphractus sp),  vizcachas (Lagostomus maximus), palomas y perdices. Las especies de mayor tamaño, como pecaríes (Pecari tajacu y Catagonus wagneri), la corzuela parda (Mazama gouazoubira) y los ñandúes (Rheaamericana) son cazadas en forma ocasional (uno o dos ejemplares por año y por familia). Sin embargo, aquellos que deben permanecer en campamentos alejados de los caseríos para el corte de leña y los cazadores provenientes de ciudades cercanas que asisten a practicar caza deportiva, buscan activamente este último tipo de presas, cobrando entre 1 a 3 piezas por fin de semana y grupo de cazadores. Esta actividad y otras vinculadas al aprovechamiento de los bosques nativos, da sustento significativo a la población y constituye un elemento de la economía informal, no evaluado y esencial para mantener el nivel de vida de las comunidades rurales. Los límites autoimpuestos (no cazar en época de cría) y los derrivados de la falta de armas y perros limitan el impacto sobre la fauna de grandes mamíferos. Los cazadores foráneos son, en este sentido una amenaza mayor para la fauna. La defensa de esta y otras actividades contribuye a valorizar y conservar el bosque chaqueño frente al avance de la frontera agropecuaria.