Entonaciones de una obsesión borgiana: la metáfora

VÍCTOR GUSTAVO ZONANA

Buenos Aires

Jornada; I Jornadas "Borges y los otros"; 2004

Fundación Internacional Jorge Luis Borges

Pensar sobre la metáfora, su ubicuidad, su valor en el lenguaje poético, fue para Borges una obsesión. Los ensayos dedicados enteramente al estudio de la temática alternan con referencias ocasionales en manifiestos, notas sobre asuntos anexos, prólogos, apuntes sobre movimientos y autores, e incluso, textos metapoéticos. Este conjunto, si bien no se propone al lector como parte de un sistema - dada su índole fragmentaria y de aproximación - guarda un alto grado de coherencia y se desarrolla en función del valor axial que las vanguardias históricas asignaron a la figura. Dicha coherencia se desprende, en parte, de la repetición de postulados esenciales. Es posible advertir un recorrido en espiral, como una órbita tenaz en torno a la temática. Juicios y evaluaciones se reiteran de ensayo en ensayo, resaltando ese carácter de idea fija, de obsesión especulativa. Pero, como el mismo Borges ha señalado en Pierre Menard..., la reiteración absoluta es imposible si se modifica el contexto de enunciación. Estos contextos críticos variables - relacionados con la maduración poética del escritor - explican la diferencia de matices reconocibles. Una operación preliminar se impone, entonces, para el estudio de la crítica borgiana sobre la figura: el ordenamiento cronológico de los materiales que la conforman. Esta estrategia es un movimiento hermenéutico indispensable dado el reordenamiento que el propio autor realiza de su obra en varias oportunidades. Como señala Annick Louis, mediante este procedimiento - que remite a las ideas germinales de Kafka y sus precursores - Borges desmonta principios básicos de los estudios literarios. Entre otros, el de evolución temática. Las consecuencias de la reconfiguración de la obra propia se pueden evaluar en función de un ejemplo. El lector que se enfrenta a la versión de Historia de la eternidad en su reedición “canónica” de las Obras completas de Emecé (1974), tiene en un mismo libro, ensayos que corresponden a dos momentos en la evolución del pensamiento poético del Borges: Las kenningar, publicado en forma de ensayo independiente en 1933, y “La metáfora”, aparecido originariamente en La Nación, en 1952. Este orden “ideal” parece desdibujar la brecha que existe en el horizonte de escritura de ambos trabajos y, consecuentemente, difumina los matices. La segunda estrategia interpretativa necesaria consiste en relacionar la especulación sobre la figura con otros temas igualmente obsesivos. Por ejemplo, el lenguaje y su posible entonación argentina, las relaciones entre tiempo y eternidad, lo singular y lo universal. Junto a la diferencia entre contextos de enunciación, estas relaciones explican el reconocimiento de las entonaciones que enriquecen su especulación. De acuerdo con estas consideraciones preliminares, dos son los objetivos de la presente exposición: 1) el señalamiento de las etapas que jalonan la crítica borgiana sobre la figura; 2) el reconocimiento selectivo de los tópicos que corresponden a cada una de ellas y de los matices que señalan una orientación diversa de la argumentación. Se espera así contribuir al examen crítico de esta verdadera obsesión borgiana.