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Son pocos los trabajos que revisan el trabajo infantil y adolescente en el agro, a pesar de que diversas investigaciones realizadas con otros propósitos muestran la presencia de trabajo desde edades muy tempranas. En un trabajo anterior, El trabajo infantil en la Argentina, en las referencias a la cuestión en el agro, se señala que: La EANNA(Encuesta de Actividades de niños, niñas y adolescentes) puso en evidencia que el 25% de los adolescentes que trabajan no asiste a la escuela, mientras que en las zonas rurales ese porcentaje llega al 62% y en las ciudades, al 21% (Aparicio, S; 2007, pg. 236). Estos datos implican una importante desigualdad para incorporarse en la adultez a trabajos formales. Estos niños/as y adolescentes se ofrecerán en un mercado de trabajo con importantes desigualdades respecto a quienes pudieron completar la escolaridad. Estarán destinados a los trabajos de menores ingresos y más inestables. La incorporación temprana es más frecuente en el medio rural, el 13.3% de los niños y niñas menores de 9 años han trabajado en algún momento del año, mientras que en las ciudades sólo lo hacen el 6.0%. (Aparicio, S. 2007). Existe consenso acerca de la necesidad de erradicar el trabajo extrapredial infantil y adolescente en búsqueda de ingresos monetarios, pero no son tan claras las posiciones respecto al trabajo de menores en las explotaciones familiares. En este marco, se encuentran distintas concepciones culturales las que llevan a sostener a las familias campesinas que los niños y jóvenes deben formarse en el trabajo desde niños. También, en las familias de asalariados agropecuarios se ven factores culturales que influyen en la incorporación temprana al mercado de trabajo: se probó en el limón, decía un cosechero refiriéndose con orgullo a su hijo de 14 años que había ido a la cosecha. A estos elementos culturas se agregan condiciones socioeconómicas y de infraestructura social que fuerzan a la incorporación de niñ@s y jóvenes al trabajo, ya sea como ayuda familiar o como ayuda a un asalariado o, directamente, como asalariado a partir de los 14 años. En este trabajo se revisan, en primer lugar, los datos existentes a nivel nacional de manera de lograr una primera aproximación a la incidencia del trabajo de menores en el agro en las distintas provincias. En un segundo apartado se analizan las distintas concepciones y factores socioeconómicos que favorecen el trabajo infantil y de adolescentes y, por último, se sugieren algunas acciones posibles de realizar que contribuyan a la erradicación del trabajo infantil y adolescente en los sectores agrarios.[1] Instituto de Investigación Gino Germani UBA-CONICET

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