INVESTIGADORES
WOLANSKI sandra ileana
congresos y reuniones científicas
Título:
Pensar cómo contarnos como proceso de co-construcción de conocimiento. Una experiencia de investigación colaborativa e interdisciplinaria con una organización de trabajadores/as de la economía popular
Autor/es:
GRUNBAUM, YAMILA; LAURENS, MARÍA PAZ; WOLANSKI, SANDRA
Lugar:
Virtual
Reunión:
Congreso; II Encuentro de Etnografías Colaborativas y Comprometidas de Argentina; 2022
Institución organizadora:
GIDDEC
Resumen:
En esta ponencia nos proponemos compartir algunas reflexiones iniciales sobre un proceso de investigación colaborativa que estamos desarrollando en la actualidad, junto a la Rama de Liberados/as y familiares de detenidos/as del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), una organización gremial que nuclea a trabajadores/as de la economía popular y que forma parte de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Este proceso se generó a partir de una doble confluencia. En primer lugar, una convocatoria desde la Secretaría de Investigación de Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), que proponía la articulación entre las investigaciones que se vienen desarrollando desde el CITRA (Centro de Innovación de los Trabajadores) con las experiencias y trayectorias de docentes y estudiantes de las carreras de la UMET. En este marco, generamos un proyecto en el que confluyeron dos tradiciones de investigación e intervención en disciplinas distintas: la experiencia y el trabajo colectivo de antropología colaborativa que venimos desarrollando desde el Programa de Antropología en Colabor (CITRA, CONICET/UMET y FFyL, UBA), y la experiencia y reflexiones de una realizadora audiovisual, licenciada en la enseñanza de las artes audiovisuales y docente en el campo de la producción de audiovisual comunitario. El proyecto tiene como objetivo general desarrollar en forma colaborativa procesos de sistematización de aprendizajes de organizaciones de trabajadores/as a través de la producción de contenidos y herramientas en distintos formatos de audio, audiovisuales y digitales.En segundo lugar, confluimos con el trabajo colaborativo que una de nosotras venía desarrollando desde 2016 en el marco de su investigación doctoral con la Rama de Liberados/as y Familiares de detenidos/as del MTE, la cual nuclea a cooperativas de trabajo formadas por personas que han estado detenidas en contexto de encierro carcelario -liberados y liberadas-. Esta organización posee alcance nacional y esta integrada por cooperativas y polos productivos ubicados en la región metropolitana de Buenos Aires, el interior de la provincia de Buenos Aires y otras como Corrientes, Neuquén, Río Negro, Misiones y Tierra del Fuego. Las mismas, desarrollan una gran variedad de actividades productivas, como textil y serigrafía, marroquinería, construcción, herrería, gastronomía, carpintería, entre otras. Desde la Rama de Liberados/as sostienen que la organización en la economía popular, particularmente la formación en oficios y el trabajo en polos productivos de liberados/as, son las formas que permiten evitar la reincidencia delictiva y el retorno a la cárcel. El trabajo colaborativo de largo plazo con dicha organización fue condición de posibilidad para comenzar un proceso de co-construcción de materiales audiovisuales entendido como un proceso de co-construcción de conocimiento.En este sentido, este proyecto busca generar una síntesis productiva entre la propuesta de antropología colaborativa tal como la venimos desarrollando desde el Programa de Antropología en Colabor y la tradición del audiovisual comunitario. De manera sintética, desde Antropología en Colabor hemos venido desarrollando una serie de proyectos de investigación, transferencia e intervención con (y no sobre) organizaciones de trabajadores/as de sectores populares en Argentina en torno al análisis del modo en que se articulan las prácticas políticas colectivas y las formas de (re)producción de la vida de estas poblaciones. Tal como sintetizamos en Fernández Álvarez et al (2022), la perspectiva colaborativa que adoptamos parte del reconocimiento de la centralidad que adoptan las prácticas de conocimiento de las organizaciones colectivas y movimientos sociales (un término que tomamos de Casas, Osterweil y Powell et al, 2010), y esto incluye su potencia pedagógica frente a otros colectivos, en términos de la posibilidad de que esos conocimientos y aprendizajes sean recuperados, resignificados y replicados por otros colectivos de manera horizontal (Carenzo et al, 2019). Así, nuestra propuesta de investigación colaborativa implica otra manera de pensar las formas de producción de conocimiento y con ella la relación investigación-transferencia-intervención. Desde esta perspectiva, el principio de colaboración organiza la totalidad de la investigación. Esto implica una serie de correlatos. Primero, las instancias de intervención son parte intrínseca de la investigación, no instancias posteriores o escindidas de la misma. Segundo, el co-diseño como principio que organiza el trabajo colaborativo requiere ir construyendo paulatinamente una agenda compartida en la que confluyan preguntas y objetivos comunes tanto a los intereses investigativos como a los de las personas con las que trabajamos. En este sentido, toma la forma de un diálogo permanente con los/as trabajadores/as y sus referentes/as, en la búsqueda por generar instancias de reflexión conjunta desde las cuales el trabajo de campo más que como un espacio de observación y recolección de datos en sentido estricto se define como un ámbito dinámico de creación conceptual (Rappaport, 2007). Tercero, como correlato, el propio diseño de lo que se define como problema a abordar está pensado desde esta dinámica y es resultado de la interacción. Cuarto, finalmente, una cuestión que consideramos fundamental a la hora de pensar esta modalidad de producción de conocimiento consiste en la apuesta por no separar el análisis teórico de su aplicación práctica (Fernández Álvarez, Pacífico y Wolanski, 2022).Nuestras experiencias colaborativas previas, haciendo eco de reflexiones previas en el área (Leyva Solano, 2009; Kohler, 2010; Contreras, Donos y Pinedas, 2005; Ferrandiz y Baer, 2008), apuntaron a la productividad de los soportes audiovisuales y en distintos formatos de audio y digitales (podcast, micros radiales, producciones artísticas) tanto para desarrollar procesos de construcción colectiva de conocimientos y sistematización de saberes, como para la visibilización de las luchas de las organizaciones sociales (Kohler y Estrada Aguilar, 2013). La producción audiovisual posee sus propias tradiciones en este campo, en particular aquello que se denomina audiovisual comunitario en donde las narrativas y estéticas se proyectan en función de construir identidades audiovisuales y sonoras. La comunicación aparece, entonces, como un objeto político en donde forma y contenido sostienen sentidos dentro de la producción en sí misma, pero también en un marco ampliado. Participar en la producción de imágenes sobre nosotros/as mismos/as nos compromete con el abordaje integral de aquello que miramos y nos mira interrogándose por el sentido del registro, la forma de producción y de difusión desde los propios territorios. La alfabetización en lenguajes audiovisuales se vuelve fundamental para poder leer, decodificar e incidir en el ecosistema de medios que nos rodea. Si la identidad se relaciona con la narración y la representación, el terreno del lenguaje multimedial es un terreno de lucha en cual se determina lo visible, invisible, lo cognoscible y lo enunciable en el mundo. En esta ponencia nos proponemos entonces realizar una primera aproximación analítica al proceso de construcción colaborativa de conocimiento con la Rama de Liberados/as y Familiares de detenidos/as del MTE. Buscamos mostrar cómo la construcción de una propuesta audiovisual se constituyó en una instancia de co-producción de conocimiento con los referentes de la organización. En particular, ese conocimiento tomó la forma de una reflexión y co-construcción sobre “cómo contarnos”: cómo reflejar y transmitir la experiencia de organización de la Rama, teniendo en cuenta distintos públicos y necesidades de la organización a la vez de comprender al audiovisual como un lenguaje. En este proceso, ambas tradiciones -antropológica y audiovisual- fuimos aportando al diálogo. Nos centramos en dos aspectos de esta construcción. En primer lugar, la producción de audiovisuales habilitó un espacio de sistematización de saberes y necesidades de la organización, que se orientó tanto en función de necesidades e interlocutores actuales, como en una reflexión más amplia sobre las trayectorias previas de la organización y los horizontes de futuro que se abren. En segundo lugar, en este proceso se hizo patente la producción de conocimiento no sólo como discurso sino en forma de imágenes. La reflexión sobre los colores, los sonidos, aquello que transmite la imagen de manera afectiva, aportó a desanclar el conocimiento como discurso/palabra. Pensar cómo contar la organización más allá de lo dicho.