INVESTIGADORES
ROJAS florencia dinorah
congresos y reuniones científicas
Título:
Hongos levaduriformes aislados de neonatos en Unidades de Cuidados Intensivos
Autor/es:
GIUSIANO, GUSTAVO E; MANGIATERRA, MAGDALENA L; ROJAS FLORENCIA; USANDIZAGA; GRACIELA
Lugar:
Universidad Nacional del Nordeste- Corrientes
Reunión:
Jornada; Jornadas de Comunicaciones Científicas y Tecnológicas de la Secretaría General de Ciencia y Técnica; 2001
Institución organizadora:
Secretaria General de Ciencia y Técnica
Resumen:
 Las levaduras se definen como hongos unicelulares que se reproducen por brotación o fisión, carecen de clorofila y por lo tanto son heterótrofos, que viven a expensas de otros seres vivos (levaduras parásitas) o sobre materia orgánica muerta (levaduras saprófitas). Existen 623 especies conocidas de levaduras distribuidas en 60 géneros taxonómicos. Aproximadamente 30 pueden producir enfermedades humanas y animales, o contribuir a ellas, por lo que se las considera levaduras de importancia médica. Dentro de estas las más frecuentemente aisla­das como agentes causales de infecciones en humanos son Cándida albicans,  otras especies de este género: C. parapsilosis, C. tropicalis, C. guillermondii, C. glabrata, C. krusei, C. kefyr, C. lusitaniae y otros hongos levaduriformes,   entre los cuales los de mayor importancia son  Cryptococcus neoformas, Trichosporon beigelii, Malassezia furfur, Rhodotorula glutinis, Rhodotorula rubra, Saccharomyces, Hansenula. En el sentido estricto de la palabra, no existen levaduras pató­genas por naturaleza. Las que están relacionadas con enfermedades en el hombre son incapaces de producir infección en individuos sanos normales. Están en él como comensales y necesitan que se produzcan alteraciones en sus defensas celulares, en su fisiolo­gía o en su flora normal para poder colonizarlo, infectarlo y producirle enfermedad. El potencial patógeno de las levaduras varía según los cambios que se produzcan en cualquiera de los tres factores mencionados anteriormente. La intensidad de la enfermedad depende del grado de ­alteración del hospedador, más que de la virulencia de la levadura. En los últimos años se ha observado un significativo aumento de aislamientos de organismos levaduriformes en pacientes hospitalizados. Candida spp. aparece como un importante patógeno nosocomial emergente junto a otras levaduras antes consideradas inocuas o que raramente producían enfermedad . En pacientes pediátricos hospitalizados la funguemia es un problema cada vez más frecuente, especialmente en neonatos en unidades de cuidados intensivos. Se demostró una asociación estadísticamente significativa entre la ocurrencia de candidemias y los catéteres venosos, como así también con la hiperalimentación prolongada. En niños con enfermedades hematológicas, la presencia de catéter venoso central y la inducción de neutropenia durante la quimioterapia son consideradas el mayor factor de riesgo para la subsecuente infección fúngica. Así mismo la inmunodeficiencia y las diferentes y largas terapias con antibióticos son importantes factores predisponentes para el desarrollo de candidemia. El aumento de las infecciones fúngicas puede ser atribuido a muchos factores, tales como regímenes terapéuticos inmunosupresores, largos tiempos de cateterización, uso de antibióticos de amplio espectro y una mayor sobrevida de los individuos inmunocomprometidos. Acompañando el aumento de las infecciones fúngicas está el reconocimiento de que levaduras, que previamente se consideraban inocuas, son capaces de dañar el cuerpo humano. Organismos que antes eran relegados a la fitopatología o a usos industriales ahora son incluidos como potenciales agentes de enfermedad. Levaduras que otrora producían enfermedad raramente o bajo condiciones específicas son ahora encontradas cada vez con más frecuencia. La literatura documenta claramente la importancia clínica de las infecciones debida a distintas especies del Género Cándida. Además de las 17 especies de este género que causan enfermedad en el humano, otros organismos levaduriformes están apareciendo como importantes patógenos, tal es el caso de las especies de Malassezia, Rhodotorula, Hansenula y Trichosporon. El objetivo de este estudio es conocer la frecuencia de aislamiento de distintas especies levaduriformes en pacientes neonatos en Unidades de Cuidados Intensivos. Metodología Entre septiembre de 1999 y junio de 2001 se estudiaron todas las cepas de hongos levaduriformes desarrollados a partir de muestras clínicas obtenidas de neonatos internados en Unidades de Cuidados Intensivos. Las cepas fueron aisladas en el Servicio de Microbiología del Hospital “Dr. Julio C. Perrando” de Resistencia y en el Laboratorio del Hospital Pediátrico “Juan Pablo II” de la ciudad de Corrientes y tipificadas en el Departamento de Micología del Instituto de Medicina Regional de la UNNE. Las muestras clínicas se inocularon en medios bacteriológicos y en medio de Sabouraud con antibióticos (cloranfenicol y rifampicina) y se incubaron a 37º y  28ºC durante un período de hasta 7 días con exámenes diarios. Los hemocultivos fueron tratados previamente mediante el método de Lisis centrifugación. Para la tipificación, todos los organismo levaduriformes aislados fueron sembrados por duplicado en medio Sabouraud y en Agar malta e incubados por 48 hs. a 28ºC y 37ºC. La identificación se realizó según Kreeger van-Rij mediante pruebas fisiológicas, bioquímicas y morfológicas, y el sistema API ID 32C (Biomerieux). Resultados Se estudiaron un total de 76 cepas aisladas de 72 muestras clínicas: 16 catéteres, 20 coprocultivos, 20 hemocultivos y 16 urocultivos. C. albicans representó el 34,3% del total de los aislamientos, C. tropicalis el 33,3% y C. parapsilosis el 26,8%. El 5,6% restante se distribuyó entre 5 especies (Gráfico 1). Cuadro 1: Distribución de las especies levaduriformes aisladas según las muestras clínicas. Especies Sangre Catéter Materia fecal Punción suprapúbica Total C. albicans 9 (45%) 5 (27,8%) 4 (20%) 9 (50%) 27 (35,5%) C. tropicalis 4 (20%) 3 (16,7%) 13 (65%) 5 (27,8%)  25 (33%) C. parapsilosis 5 (25%) 8 (44,5%) 3 (15%) 4 (22,2%)  20 (26,3%) C. glabrata 0 1(5,5%) 0 0 1 (1,3%) C. krusei 1(5%) 0 0 0 1 (1,3%) C. guilliermondii 0 1(5,5%) 0 0 1 (1,3%) T. cutaneum2 1(5%) 0 0 0 1 (1,3%) 20 (100%) 18 (100%) 20 (100%) 18 (100%) 76 (100%) C.: Candida,   T.: Trichosporon Se presentaron 2 casos de asociación de 3 especies (C. albicans - C. tropicalis - C. parapsilosis) en una misma muestra clínica, una en catéter y la otra en urocultivo. Conclusiones C. albicans habitualmente es la especie predominante entre las levaduras comúnmente aisladas tanto en pacientes adultos como en niños. En este análisis no se observó predominio de una sola especie, pues C. albicans (35,5%), C. tropicalis (33%) y C. parapsilosis (26,3%) aparecen con porcentajes muy cercanos. Es destacable la baja frecuencia de aislamiento de C. albicans y el reconocimiento de especies de Candida no albicans como patógenos predominantes, todas consideradas con potencial para desarrollar resistencia antifúngica. La alta frecuencia de aislamiento de C. tropicalis, es un alerta ya que esta especie se caracteriza por tener mayor capacidad invasiva que C. albicans y alta tendencia al desarrollo de resistencia a los azólicos. Trichosporon cutaneum, se aisló de un hemocultivo,  este hongo es un preocupante patógenos emergente por su resistencia a la anfotericina B, una de las dos opciones para el tratamiento sistémico en niños. C. parapsilosis ha sido reportada en muchos casos como especie dominante entre niños hospitalizados y por ello considerada como especie emergente dentro del género Candida. En nuestro estudio se presentó en un alto porcentaje en todos los tipos de muestras. Dado que esta especie es transmitida a través de manos, guantes, instrumental y fluidos contaminados, estos resultados evidencian la necesidad del control estricto de la asepsia de estos elementos. Se encontraron 2 asociaciones entre las tres especies predominantes, es evidente que la identificación de los agentes causales y el estudio de su sensibilidad resulta vital, dada la diferente respuesta antifúngica que pudieran tener las especies asociadas. Estos datos son muy significativos y enfatizan la importancia de una precisa tipificación del organismo causal y el estudio de su sensibilidad, de lo contrario nos enfrentamos a un tratamiento a ciegas que puede llevar a fallas terapéuticas, recidivas y generar resistencia con el consiguiente fracaso terapéutico. Nuestros resultados sugieren un cambio en el predominante rol de C. albicans como causa de candidemia. El cambio en la epidemiología y la detección de especies con resistencia antifúngica constituyen un verdadero alerta, acentuando la importancia de realizar una continua vigilancia para observar y evaluar estas variaciones.