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El uso de armas arrojadizas ha sido registrado en la Pampa Occidental desde por lo menos 8000 años antes del presente en el sitio 1 de Casa de Piedra (Gradin et al 1984). Pese al hiatus temporal existente entre los 6500 y 5500 años AP (Berón 2004) y a las escasas secuencias cronológicas existentes en la región su uso continuó registrándose en el Holoceno Medio, pero se intensifica mucho más en el Holoceno tardío. Su registro más abundante procede de diversos sitios de superficie localizados en diversas áreas (Áreas de Casa de Piedra, del Curacó, cuenca media e inferior del Chadileuvú, Meseta Basáltica, Lihué Calel, Valles Transversales y Bajos sin Salida), y de 4 sitios estratificados: Casa de Piedra 1, Sitios 1 y 5 de la Localidad Tapera Moreira y sitios Chenque I, todos con características particulares. Los sitios Casa de Piedra 1 y sitio 1 de la Localidad Tapera Moreira son campamentos base, de actividades múltiples, multicomponentes. El sitio 5 también es un campamento base, pero unicomponente, mientras que el sitio Chenque I es un cementerio prehispánico utilizado recurrentemente a lo largo de 700 años, durante el Holoceno Tardío final (1050-320 años AP) En este último sitio se han detectado varios y variados casos de violencia interpersonal (intra o inter-grupal) en los cuales se hace evidente el uso de armas arrojadizas, y en un caso de un arma de lucha cuerpo a cuerpo, por su condición de estar insertas en piezas esqueletarias. En algunos otros casos no se las halló insertas en huesos sino asociadas a ellos al quedar clavadas en partes blandas. En este trabajo se presentarán las tendencias temporales y funcionales de dichas armas, enfatizando el uso de las puntas de proyectil o cabezales líticos, en los distintos períodos y sitios, bajo la premisa que las puntas de proyectil correspondientes al uso de arco y flecha del Holoceno tardío final presentan diferencias según su uso para la caza de animales o para conflictos interpersonales.

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