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A principios de la década de los sesenta, la irrupción en la escena política norteamericana de movimientos sociales (derechos civiles, pacifista, feminista y de liberación gay) generó arduos debates en las organizaciones políticas y en la izquierda en particular (Cruikshank, 1992). Concretamente, las discusiones acerca de cómo se vinculaba la revolución sexual con la revolución socialista atravesaron al Socialist Workers Party entre 1971 y 1973 (Sheppard, 2012). La denominada ?radicalización? complejizó las definiciones en torno al sujeto y el carácter de la revolución socialista en Estados Unidos, generando divisiones hacia el interior del partido en torno a qué políticas debían llevarse a cabo, pudiendo diferenciar tres posturas principales: la dirección del SWP, que planteaba la necesidad de construir un movimiento de mujeres de masas, un grupo de militantes de distintas regionales que abogaba por construcción de un partido de mujeres independiente, y finalmente una tercera, la Tendencia de Orientación Proletaria, que discutía el carácter de clase del movimiento y su relación con las trabajadoras. Asimismo, esta discusión estuvo relacionada con la necesidad de definir cuáles eran las principales de tareas para la construcción de un partido que tendiera a masificarse. A través del análisis de la prensa partidaria, los boletines de discusión internos, y los balances de algunos militantes, se analizará qué tipo de política se dio el partido frente a la emergencia del movimiento feminista, la caracterización que hacía del mismo y las posiciones teóricas-políticas que elaboró ante las problemáticas que se planteaban. Lejos de ser un debate acabado, la pregunta por el sujeto revolucionario y la vinculación entre los diferentes tipos de opresión es una discusión que en la actualidad sigue plenamente vigente.