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La Estancia de Caroya perteneció al Real Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat desde 1687. Ambas fueron regenteadas por la Compañía de Jesús hasta 1767, año en que la Orden fue expulsada de todos los territorios del Imperio Español, el Real Colegio Convictorio de Monserrat pasó, junto a todos sus bienes inmuebles (el edificio del Colegio y la Estancia de Caroya), muebles y también sus esclavos, a la órbita administrativa de la Orden de San Francisco de la ciudad de Córdoba. Resultando con ello de un profundo cambio en cuanto a la organización económico-productiva de la institución y, consecuentemente, también sobre la estructura administrativa de su mano de obra esclava. En estas dos épocas, Caroya tuvo como principal función abastecer económicamente al Real Colegio Convictorio, en el cual se alojaban estudiantes del Colegio Máximo de los jesuitas en Córdoba y que provenían de las más diversas procedencias del Virreinato del Perú. La producción agrícola-ganadera de dicha Estancia era el resultado del trabajo de la mano de obra fundamentalmente esclava, propiedad de la Orden. A partir de registros vitales de bautismos y matrimonios correspondientes la estancia de Caroya y también del Colegio Monserrat, cuyo alcance temporal abarca la segunda mitad del siglo XVIII, procuramos desentrañar las tramas vinculares y el sentido ritual y simbólico del padrinazgo y los efectos socio-culturales que emanan de esas relaciones en el caso particular de personas sujetas a servidumbre y en el contexto de un establecimiento rural perteneciente al clero regular, así como los posibles cambios de estas redes de sociabilidad y solidaridad a partir de la coyuntura producida por el cambio de administración entre jesuitas y franciscanos.