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La idea de cultura tiene múltiples conceptualizaciones y usos que hacen necesario establecer un significado en función de otras categorías que utilicemos en un análisis de la realidad social. Nuestra idea de cultura alude a una posible actualización de la significatividad de los sistemas sociales que se tornaría evidente en la trama de relaciones intersubjetivas. En el plano social y cultural se encuentran las prácticas profesionales de los comunicadores sociales involucrados en la lucha por el sentido, sin ser ellos los dadores de sentido. La cultura vivida, producida y reproducida implica expectativas de comportamiento orientadas por normas y valores. Su análisis puede enlazar dos problemas: a) teórico: su carácter cognitivo y objetivo, es decir, la relación entre norma y racionalidad; y b) empírico: la distinción entre normas sociales, legales, de costumbre, códigos de honor, etc. Estas se diferencian según la cuota de autoconciencia que tienen los sujetos sobre el sentido de las normas. Para abordar la lucha de sentido que se despliega en el espacio público y cultural señalaremos el carácter no estático del sistema normativo que articula una cosmología social. Discutiremos cómo su dinámica está impulsada por crisis de sentido o sea, de razonabilidad. Tal crisis refleja, a nuestro entender, un desajuste entre sustratos pre-reflexivos y proyecciones de mundos imaginados tan heterogéneos como imágenes de mundo se dan en las sociedades. Así, nuestra comprensión de la cultura requiere de las siguientes categorías: mundo vivido, imágenes de mundo e imaginarios sociales o de mundos posibles. En tanto que la noción de plexo pre-reflexivo nos acerca a la comprensión teórica sobre cómo sucede en el espacio público esta lucha por el sentido.