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El trabajo intenta una explicación alternativa a los desarrollos verificados en China en los años iniciales del periodo de Reforma y Apertura, intentando su comparación implícita con las trayectorias de las economías latinoamericanas. Para ello, se destaca cómo el liderazgo chino supo realizar una lectura adecuada de los contornos de la crisis económica global de principios de la década de 1970, aún en pleno proceso de acercamiento (tanto diplomático como económico) a los Estados Unidos, lectura tanto más valiosa en cuanto se opone a las disposiciones cortoplacistas que en ese mismo momento realizaban los diferentes gobiernos latinoamericanos, que terminaron de manera desastrosa en las crisis de la deuda externa de la década siguiente. De este modo, incremento en las capacidades del Estado, adecuada lectura de la coyuntura internacional, y capacidad implícita del liderazgo en tales lecturas, son tres lecciones que Latinoamérica puede obtener del ejemplo chino, y que tienen que ver también con las capacidades soberanas del Estado nación. En última instancia, sin embargo, estas características están relacionadas también no sólo con el nivel de la política, sino además con capacidades estatales previas, consolidadas a través de un largo y doloroso proceso revolucionario, secularmente trunco en el caso latinoamericanos. Para sostener esta argumentación, se realiza en primer lugar un racconto de los contornos fundamentales del contexto internacional caracterizado por la crisis estructural del capitalismo, para dar paso en segundo término a una exposición de las principales disposiciones que, en sentido reformista, fueron adoptadas por el liderazgo chino en el periodo preliminar a la Reforma, 1972-1978. A continuación se estudian los rasgos fundamentales del periodo reformista propiamente dicho, abierto en diciembre de 1978, su emergencia en las áreas rurales, y su consolidación y extensión a las áreas urbanas en 1986.