CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Migración, sostenibilidad de la vida y relegación urbana: una aproximación desde un barrio cordobés
Autor/es:
MARINA SOFIA ARRIETA
Reunión:
Congreso; XVIII Encuentro de Geografías de América Latina y el VIII Congreso Nacional de Geografía de Universidades Públicas de la República Argentina; 2021
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Córdoba
Resumen:
El objetivo de este trabajo es indagar acerca de las estrategias de sostenibilidad de la vida en un barrio de relegación urbana de la ciudad de Córdoba (Argentina) por parte de un grupo de mujeres migrantes peruanas. Para llevar adelante esta investigación, nos basamos en el trabajo de campo etnográfico iniciado a mediados de 2019 (se encuentra en curso) en un asentamiento ubicado en la periferia de la ciudad de Córdoba (Argentina), habitado en su mayor parte por migrantes de origen peruano que han llegado a la ciudad en el transcurso de las últimas dos décadas. El trabajo se desarrolló fundamentalmente en un merendero (comedor comunitario) gestionado por un grupo demujeres peruanas.En cuanto a las estrategias metodológicas elegidas para desarrollar el trabajo de campo, nos basamos en observación participante y entrevistas informales. Tomando la idea de Rockwell (2009: 25), la etnografía comprende aquellas investigaciones que ?parten de la experiencia prolongada del investigador en una localidad y de la interacción con quienes la habitan? y ?producen, como resultado de un trabajo analítico, un documento descriptivo [?] en el cual se inscribe la realidad social no documentada y se integra el conocimiento local. Esta experiencia resulta más significativa si la acompaña un trabajo reflexivo?.El hecho mismo de hablar de barrios de relegación urbana nos remite necesariamente a pensar la ciudad y la dimensión espacial. Las ciudades, desde nuestra perspectiva, se tornan actores claves en este proceso, en tanto desde comienzos de este nuevo siglo ?resurgen como espacios estratégicos para entender tendencias críticas en la reconfiguración del orden social? (Sassen, 2007: 129). En el marco de los procesos de apertura económica, desregulación del uso del suelo y centralidad del espacio urbano en las estrategias de valorización del capital, las grandes ciudades latinoamericanas se reconfiguraron en términos estructurales, funcionales y territoriales (Segura, 2014). Una gran proporción de migrantes sudamericanos que viven en las grandes ciudades de Argentina experimentan formas de inserción habitacional deficitarias, lo que da cuenta de un proceso de vulneración de derechos hacia un amplio sector de la población. Es entonces necesario problematizar las relaciones entre espacio urbano y desigualdad, entendiendo a este último como dimensión constitutiva de la sociedad, en el proceso de reproducción de la desigualdad social. En este sentido, recogemos la propuesta de Segura, según quien la relación entre espacio y desigualdad remite a una doble dimensión: por un lado, el acceso desigual al espacio urbano y por otro el impacto de este espacio en la reproducción de la desigualdad (Segura, 2014).Para las migrantes peruanas con las que trabajamos, la condición de no-nacionales se intersecta con el género, la condición de clase y la adscripción étnico-racial, dejándolas en una situación de gran desventaja y vulnerabilidad para el acceso a derechos, entre ellos, el de la vivienda. En la ciudad de Córdoba ?así como sucede en otras ciudades? esto se traduce en su concentración en espacios urbanos periféricos y marginales que son ?construidos? y habitados principalmente por población migrante a partir de procesos informales de tomas de tierras (Magliano y Perissinotti, 2020), dadas las serias dificultades por las que atraviesan los colectivos migratorios sudamericanos para acceder al mercado inmobiliario formal. Los barrios de relegación urbana se caracterizan por ser un tipo de asentamiento informal que surge en el transcurso de la década de 1940 en las ciudades de Argentina. Se trata especialmente de ?ocupaciones de tierras deshabitadas que ?entre otros aspectos? producen tramas urbanas irregulares; cuentan con una buena localización en relación con los centros de producción y consumo (Vaccotti 2017); están sobre todo localizadas sobre terrenos fiscales; no poseen servicios públicos básicos (electricidad, agua corriente y red cloacal); y están, en general, altamente pobladas? (Magliano y Perissinotti 2020, 6). Dadas estas condiciones, las familias que habitan estos espacios, se interconectan a través de formas de organización comunitaria con una fuerte impronta territorial, como un modo de poder asegurar la reproducción de la vida (Magliano, 2019: 3). En este contexto, la categoría de sostenibilidad de la vida sobresale como un aporte de la economía feminista para ampliar la discusión sobre el rol de las mujeres en las estrategias de subsistencia familiares y barriales. La sostenibilidad de la vida representa, siguiendo a Carrasco (2009, 183), ?un proceso histórico de reproducción social, dinámico y multidimensional de satisfacción de necesidades que requiere de recursos materiales pero también de contextos y relaciones de cuidado y afecto?.Teniendo en cuenta las múltiples aristas de la desigualdad ?clase social, actividad laboral, nivel de cualificación, edad, hábitat rural o urbano, estatus migratorio? el género ocupa un rol fundamental para entender la sostenibilidad de la vida: ?son las mujeres las que, en línea con el rol de responsables últimas (o únicas) del bienestar familiar, multiplican e intensifican sus trabajos remunerados y no remunerados, para que la vida salga adelante? (Agenjo Calderón 2013: 25). En el caso de las mujeres migrantes que habitan las periferias urbanas en Argentina, la búsqueda de ese bienestar involucra al espacio familiar y barrial, convirtiéndose en lugares privilegiados desde donde se construyen identidades colectivas asociadas a las tareas de reproducción y sostenibilidad de la vida. El cuidado, la alimentación, la recreación comunitaria descansan en las capacidades prácticas de estas mujeres (Magliano y Arrieta, 2021). Recuperando las ideas de Gago (2019: 46), son ellas quienes ponen el cuerpo para que las crisis recurrentes se sientan lo menos posible sobre el cotidiano de los/as otros/as. De este modo, la sostenibilidad de la vida permite dar cuenta que en los espacios periféricos de las ciudades, en términos espaciales pero también sociales y políticos, la vida se sostiene comunitariamente.