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Desde mediados del siglo XX, con los procesos de industrialización, la alimentación basada en alimentos ricos en nutrientes y fibra se vio reemplazada por una alimentación caracterizada por un alto consumo de alimentos ricos en azúcares simples, cereales refinados, ácidos grasos saturados (AGS) y ácidos grasos trans (AGTs), carnes rojas, y alimentos procesados. Estos cambios sumados al tabaquismo, al consumo en exceso de bebidas alcohólicas y el estrés cotidiano, activan reacciones que provocan la síntesis de sustancias inflamatorias, desencadenando un proceso pro-inflamatorio crónico, el cual incrementa el riesgo de resistencia a la insulina, diabetes, síndrome metabólico y cáncer (Delgado, et al., 2009).Objetivo: Determinar la asociación entre el consumo de alimentos con alto contenido lipídico, alimentos de baja capacidad antioxidante, y hábitos tóxicos prooxidantes, con la presencia de componentes de Síndrome Metabólico.Metodología: Estudio epidemiológico observacional, transversal, de base poblacional. Muestra: 450 adultos de 30-60 años residentes en Deán Funes y Villa María (Córdoba, 2017-2018). Variables: Componentes de SM (obesidad abdominal, HTA reportada, dislipemia reportada), consumo de lípidos totales, capacidad antioxidante, hábitos tóxicos prooxidantes, edad, sexo, VET, NSE. Instrumentos: Entrevista, frecuencia alimentaria. Consentimiento informado. Análisis regresión logística múltiple y multinomial. Software Stata15.1.Resultados:El 5% de la población presentó 3 componentes de SM, siendo mayor en mujeres con NSE bajo. La edad (OR: 1,092 IC: 1,061-1,124) y el sexo (OR: 0,518 IC: 0,310 ? 0,765) mostraron un fuerte efecto en la aparición de componentes. El VET (media: 3611,94 Kcal ± 1300,78) y el consumo de lípidos (41% VET) fueron elevados según lo recomendado por las GAPA. La media de la capacidad antioxidante de la dieta fue similar para ambos sexos. En la dieta del hombre los antioxidantes provienen principalmente del vino, donde por cada gramo de vegetal, consume 3 veces más que en la población femenina, teniendo un consumo similar en cuanto a frutas y vegetales A-B. La capacidad antioxidante de la dieta mostró un efecto protector en mujeres (13% menos de chance de padecer componentes). El consumo de etanol > 3,85 g se asoció a un aumento en la chance de presentar componentes de SM en hombres no fumadores (OR: 3,906 IC: 0,978 - 9,795) y mujeres fumadoras (OR: 1,616 IC: 0,556 - 4,691)El 5% de la población presentó 3 componentes de SM, siendo mayor en mujeres con NSE bajo. La edad (OR: 1,092 IC: 1,061-1,124) y el sexo (OR: 0,518 IC: 0,310 ? 0,765) mostraron un fuerte efecto en la aparición de componentes. El VET (media: 3611,94 Kcal ± 1300,78) y el consumo de lípidos (41% VET) fueron elevados según lo recomendado por las GAPA. La media de la capacidad antioxidante de la dieta fue similar para ambos sexos. En la dieta del hombre los antioxidantes provienen principalmente del vino, donde por cada gramo de vegetal, consume 3 veces más que en la población femenina, teniendo un consumo similar en cuanto a frutas y vegetales A-B. La capacidad antioxidante de la dieta mostró un efecto protector en mujeres (13% menos de chance de padecer componentes). El consumo de etanol > 3,85 g se asoció a un aumento en la chance de presentar componentes de SM en hombres no fumadores (OR: 3,906 IC: 0,978 - 9,795) y mujeres fumadoras (OR: 1,616 IC: 0,556 - 4,691)Conclusión:La asociación entre componentes de SM y alimentación proinflamatoria y hábitos tóxicos prooxidantes, es verificada en algunos estratos poblacionales y bajo alguna de las condiciones consideradas en este trabajo, esto fue en hombres no fumadores y mujeres fumadoras en cuanto al consumo de etanol y en el sexo femenino en cuanto a la capacidad antioxidante de la dieta.