Relación del cáncer de próstata con la ingesta de carnes y alimentos fuente de lípidos.

FLEKENSTEIN, JESSICA; LUCERO, EVA; ENGELHARDT, JESSICA; ROMÁN, MARÍA DOLORES; MUÑOZ, SONIA EDITH; DÍAZ, MARÍA DEL PILAR; NICLIS, CAMILA.; ABALLAY, LAURA.

Córdoba

Congreso; Congreso Latinoamericano de Salud Pública 2012; 2012

Escuela de Salud Pública, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba.

Introducción: Diversos estudios señalan que el consumo de carnes y lípidos estaría asociado al desarrollo del cáncer de próstata (CP). En Córdoba pocos estudios han abordado su relación con la alimentación, a pesar de ser uno de los cánceres más incidentes. Objetivo: Determinar la asociación entre la ingesta de carnes y alimentos fuente de lípidos con el riesgo de desarrollar CP. Material y Método: Se realizó un estudio caso-control (91 casos y 194 controles de similar edad y residencia). Se indagaron aspectos bio-socio-culturales e ingesta habitual previa de los sujetos, usando un cuestionario de frecuencia alimentaria. Los odds ratio (OR) e intervalos de confianza del 95% (IC 95%) se estimaron ajustando modelos de regresión logística múltiple incluyendo como covariables: carnes, alimentos fuente de lípidos, edad, estado nutricional, actividad física, ingesta energética, lugar de residencia, ocupación, hábito de fumar, estrato social y antecedentes familiares de cáncer. Resultados: La edad mayor a 71 años (OR 2,2; IC95% 1,17-4,43), la actividad agrícola (OR 2,2; IC95% 0,71-7,15), los antecedentes familiares de CP (OR 3,3; IC95% 1,31-8,39), el consumo elevado de carnes grasas (OR 1,7; IC95% 0,60-4,87), pescados grasos (OR 1,7; IC95% 0,89-3,36), alimentos fuente de lípidos (OR 2,8; IC95% 1,30-6,03) y fuente de ácidos grasos saturados (OR 2,7; IC95% 1,12-6,68) tuvieron un efecto promotor para el CP. Sin embargo, el consumo de vegetales presentó un efecto protector leve (OR 0,9; IC95% 0,99-0,99). Conclusión Se identificó que el consumo de carnes y alimentos fuente de lípidos constituyen factores de riesgo para CP. La planificación de acciones preventivas, tendientes a promover hábitos alimentarios saludables, es necesaria y representa una prioridad en la salud pública.