INICSA   23916
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN CIENCIAS DE LA SALUD
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Perfil de consumo lipídico y respuesta inflamatoria: factor de riesgo común entre el cáncer y las enfermedades cardiovasculares
Autor/es:
REPOSSI G; MARCHIORI GN; PASQUALINI ME; DEFAGÓ MD
Libro:
Becas de Formación Inicial en investigación en cáncer 2016-2017. Informes finales: quinta cohorte de becarios
Editorial:
Instituto Nacional del Cancer
Referencias:
Año: 2018; p. 2 - 391
Resumen:
Introducción: Se ha demostrado que la aterosclerosis, reconocida como principal causa de las enfermedades cardiovasculares (ECV), y el cáncer, comparten factores de riesgo, como así también, mecanismos moleculares mediados por alteraciones genéticas, el estrés oxidativo y la respuesta inflamatoria, entre los más importantes (1). Si bien los procesos inflamatorios son reconocidos como una respuesta fisiológica esencial ante un daño provocado por estímulos nocivos, la persistencia del estímulo inflamatorio o la desregulación entre los mecanismos proinflamatorios y antiinflamatorios favorecen el desarrollo de ambas patologías. Diversos estudios han puesto de manifiesto que la sobreexpresión de mediadores celulares proinflamatorios propician el desarrollo de eventos cardiovasculares, como así también, la inducción de cambios oncogénicos (2). Algunos componentes de la dieta, en particular los ácidos grasos (AGs), pueden alterar la expresión génica para citoquinas inflamatorias y moléculas de adhesión al influir positiva o negativamente sobre las rutas de señalización celular. Al respecto, las prostaglandinas y leucotrienos derivados del AG araquidónico omega 6 (AA, 20:4 n-6) promueven la activación de citoquinas promotoras del proceso inflamatorio, mientras que, los alimentos fuente de AGs poliinsaturados omega 3 (AGPI n-3) y monoinsaturados (AGMI), disminuyen el riesgo de enfermedades de base inflamatoria como el cáncer y las ECV (3). Se propuso analizar el perfil de consumo lipídico y su impacto en marcadores séricos de inflamación ? proteína C reactiva ultrasensible (PCR-us) e interleucina 6 (IL-6)- en personas con diagnóstico de ECV, como posible factor de riesgo de cáncer, a fin de contribuir a la prevención y manejo integrado de ambas enfermedades crónicas a través de la promoción de estilos de vida saludables, entre ellos, la alimentación y, particularmente, la ingesta de AGs con acción protectora.Métodos: Participaron sujetos de ambos sexos con diagnóstico de ECV de 40 a 60 años, que asistieron al Servicio de Cardiología del Hospital Nacional de Clínicas (HNC) de la ciudad de Córdoba, Argentina. Fueron excluidas del estudio todas las personas con problemas neurosicológicos (demencia o depresión), mujeres con o intención de embarazo, insuficiencia renal crónica o hepática, estados sépticos severos e HIV/SIDA. Se conformó un pequeño grupo control sin diagnóstico de ECV, a fin de comparar los distintos parámetros dietarios e inflamatorios con el grupo de personas con diagnóstico de ECV. A partir de la firma del consentimiento informado, se aplicó una historia clínica y un cuestionario de frecuencia de consumo alimentario validado (4). La información alimentaria fue procesada mediante el programa informático Interfood v.1.3. Se evaluó el estado nutricional a través del Índice de masa corporal (IMC) y circunferencia de cintura (CC). La medición de la presión arterial se realizó según lineamientos internacionales. En las muestras de sangre obtenidas por personal del laboratorio del HNC, se determinó el perfil lipídico sérico de rutina, el perfil de AGs séricos según técnica de Folch y PCR-us e IL-6 a través de kits comerciales. Se aplicó el test no paramétrico de Wilcoxon para las variables continuas o test de Kruskall Wallis para las categóricas y se desarrollaron modelos multivariados de regresión lineal para evaluar la relación entre las diferentes variables de estudio ajustado por edad, sexo, consumo de tabaco, IMC y actividad física. Todos los análisis se realizaron con el software estadístico Stata® v.11.0.Resultados y discusión: la muestra quedó conformada por un total de 40 sujetos con diagnóstico de ECV (edad 55,40 ± 6,73 años), 57% mujeres y 43% hombres y 10 personas sanas (edad 46,44 ± 7,68 años), siendo 70% mujeres y 30% hombres. Al analizar el perfil clínico-patológico de la población de estudio se observaron diferencias estadísticamente significativas en el IMC (p=0,001), CC (p=0,001) y presión arterial sistólica (PAS) (p=0,0001) entre casos y controles, siendo mayores en los casos. A analizar el consumo alimentario y alimentos fuente de grasas de los participantes, se halló un consumo mayor y variable de vísceras en los casos (26,84 ± 33,16 g/día) con respecto a los controles (4,05 ± 0,70 g/día, p=0,03) y una ingesta superior de frutas oleosas en este último grupo (21,90 ± 7,34 g/día) en comparación con los casos (13,74 ± 17,96 g/día, p=0,01) (Fig. A). Con respecto al perfil de AGs séricos, se observó una concentración mayor de 16:1 n-9 en los casos con respecto a los controles (p=0,002), mientras que, las personas sanas tuvieron concentraciones superiores de los AGs 18:0, 18:1 n-9 y 22:6 n-3 en relación con los pacientes con ECV (p=0,04, 0,03 y 0,01, respectivamente) (Fig. B y C). Al analizar los marcadores de inflamación, se halló una concentración mayor de PCR-us en personas con diagnóstico de ECV (3,75 ± 1,68 mg/L) en relación con sus controles (1,32 ± 0,75 mg/L) (p=0,0004) (Fig. D). No se observaron diferencias estadísticamente significativas en los valores de IL-6 según casos y controles (Fig. E). Al analizar la relación entre el consumo lipídico y las concentraciones de biomarcadores de inflamación a través del modelo multivariado de regresión lineal, se observó en el grupo de participantes con ECV una asociación inversa estadísticamente significativa entre el consumo de carne de cerdo y los valores de PCR-us (β= -0,03, p=0,009) y una tendencia a asociación positiva entre las concentraciones del AG sérico 20:4 n-6 y de PCR-us (β= 0,98, p=0,07). El perfil de AGs de la carne de cerdo no procesada contiene un mayor porcentaje de AGs saturados y AGMI (aproximadamente 2-6% para ambas familias de AGs) y una menor presencia de AGPI (1-3%), con predominancia del AG oleico omega 9 (AO, 18:1 n-9), también hallado en mayores concentraciones en el grupo control. Se ha observado que el AO no estimula los procesos inflamatorios y puede compensar el efecto proinflamatorio de dietas con elevado contenido graso o con AGs trans, previniendo el aumento en la producción de E-selectina, IL-6 y PCR, entre otros efectos antiinflamatorios (5). La promoción de una alimentación prudente y saludable, que incluya alimentos fuente de AGMI de origen animal y vegetal, resulta una estrategia importante en la prevención de enfermedades de base inflamatoria como el cáncer y las ECV.