IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
En las fronteras del cambio de época. escenarios de una nueva fase del extractivismo en América Latina
Autor/es:
MARISTELLA SVAMPA Y EMILIANO TERÁN MANTOVANI
Libro:
¿Cómo se sostiene la vida en América Latina? Feminismos y Re-existencias en Tiempos de Oscuridad
Editorial:
Abya Yala -.FRL
Referencias:
Lugar: Quito; Año: 2019; p. 169 - 218
Resumen:
En América Latina, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se han producido numerosas líneas y corrientes de pensamiento ?entre las que destacan la estructuralista, muy influida por la obra de Raúl Prebisch y la CEPAL (1998), y las teorías de la dependencia, que han estudiado los rasgos de las ?economías primario-exportadoras?, ?economías extractivas?, el rol de las ?industrias extractivas? (término que empleado recurrentemente por el Banco Mundial) o bien las ?economías de enclave? (Cardoso y Faletto, 1969). Pese a que algunas de estas corrientes resaltaban el presunto potencial de estas industrias para alcanzar el ?desarrollo?, prácticamente existe un consenso acerca de las consecuencias que estos modelos económicos conllevan, en relación a la profundización de la dependencia y sus condiciones desventajosas en el mercado mundial, lo cual tiene secuelas negativas respecto a la pobreza social y las relaciones desiguales de poder a nivel internacional.Sin embargo, los impactos sociales y ambientales negativos que dichas actividades económicas y el propio modelo de desarrollo producían en los territorios eran marginalizados o poco abordados en estos análisis. Los efectos del avance de las fronteras de la extracción durante el período neoliberal, el auge de las luchas de los pueblos indígenas de la región y el progresivo posicionamiento del discurso y las prácticas de organizaciones ecologistas en los años 90 fueron factores clave para la posterior constitución de una crítica ecológico-política de las economías primario-exportadoras. Se trata pues, de las bases de la narrativa crítica del extractivismo, que con más o menos potencia, se fue desarrollando desde entonces de maneras diferenciadas en los países de la región.Con los importantes cambios políticos y sociales planteados con la llegada de los diversos gobiernos de perfil progresista ?como Hugo Chávez en Venezuela en 1999, Luiz Inácio ?Lula? da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina en 2003, Evo Morales en Bolivia en 2006 o Rafael Correa en Ecuador en 2007, entre otros ?se ponía nuevamente sobre la mesa una trascendental discusión sobre el modelo de desarrollo imperante en la región.Los cambios planteados, orientados a reformulaciones constitucionales, numerosas políticas públicas de transformación y reivindicación social, así como la elaboración de programas de gobierno que en algunos casos llegaron a plantear el proyecto del ?Socialismo del Siglo XXI?, proponían al menos en teoría, una revaloración de la dimensión ecológica, consagrándose por ejemplo los ?derechos de la naturaleza? en la Constitución ecuatoriana de 2008; la asunción por parte del Estado boliviano del ?Buen Vivir? como principio de gobierno; o la denominación ?eco-socialista? del plan de desarrollo del Gobierno venezolano. Sin embargo, lejos de modificarse, el modelo extractivista se profundizó en la región, incluyendo en aquellos países con gobiernos progresistas (Svampa, 2011; Acosta, 2011; Gudynas, 2009b; Teran Mantovani, 2014b). Las fronteras de la extracción continuaron ampliándose aceleradamente y con ello sus consecuencias socio-ambientales, económicas, culturales y políticas, creando y/o intensificando múltiples conflictos sociales de diversos grados de intensidad. Estas disputas fueron especialmente marcadas en los países andinos, donde fueron emergiendo numerosas resistencias (Pérez Rincón, 2014; Rossel, 2012; Bebbington y Humphreys, 2009; EJAtlas, 2018).Las contradicciones generadas entre el Estado y los gobiernos departamentales, por un lado, y comunidades afectadas, organizaciones populares y movimientos sociales, por el otro, tuvieron repercusiones y generaron dilemas en el seno de los progresismos. Los cuestionamientos al modelo neoextractivista fragmentaron el campo de las izquierdas. Mientras los voceros gubernamentales, sectores académicos y organizaciones políticas reivindicaban una distribución más inclusiva de los excedentes económicos provenientes de la renta extractiva ?entendida como uno de los pilares materiales para alcanzar la ?justicia social??, diferentes intelectuales, activistas y organizaciones sociales señalaban que dicha orientación económica no solo estaba promoviendo la ampliación de los impactos sobre los ecosistemas y medios de vida de parte de la población, sino también generando una creciente injusticia ambiental y profundos impactos en el modelo de democracia. Ha sido a partir de este proceso conflictivo en la región, que la crítica al extractivismo cobró una significativa importancia, popularizándose no sólo en los círculos de investigación académica sino también en muy diversos espacios de debate y activismo político. El discurso crítico del extractivismo ha logrado nuclear diversas corrientes de pensamiento y luchas políticas, convirtiéndose así en una narrativa articuladora y unificadora (Riofrancos, 2017) en relación no sólo a la defensa de los bienes comunes para la vida, los territorios, la justicia ambiental y los derechos de los pueblos indígenas, sino también en torno a un profundo cuestionamiento al modelo (neo)desarrollista imperante. Sería imposible a esta altura sintetizar los aportes y caracterizaciones que existen sobre el extractivismo, tal la profusión de artículos y libros existentes sobre el tema. En esta primera aproximación nos interesa dar cuenta de algunas lecturas que apuntan a la pluridimensionalidad y multiescalaridad del fenómeno. Así, por ejemplo, en términos de ?modelo de acumulación? todos los autores reconocen las raíces históricas del extractivismo. Para Alberto Acosta ?El extractivismo es una modalidad de acumulación que comenzó a fraguarse masivamente hace 500 años? y está determinada desde entonces por las demandas de los centros metropolitanos del capitalismo naciente (2011). En esa línea, como afirma Horacio Machado Araoz, el extractivismo no es una fase más del capitalismo ni un problema de ciertas economías subdesarrolladas, sino que constituye ?un rasgo estructural del capitalismo como economía-mundo?, ?producto histórico-geopolítico de la diferenciación-jerarquización originaria entre territorios coloniales y metrópolis imperiales; los unos pensados como meros espacios de saqueo y expolio para el aprovisionamiento de los otros? (2013).