IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
"A modo de introducción. ¿Bizarreries del signo genital?"
Autor/es:
AMÍCOLA, JOSÉ
Libro:
Una erótica sangrienta. Literatura y sadomasoquismo
Editorial:
EDULP
Referencias:
Lugar: La Plata; Año: 2015; p. 9 - 54
Resumen:
La primera publicación de Sade se realiza bajo cierta clandestinidad, ocultando la dirección de los editores y también su propio nombre. Por otro lado, la obra es nuevamente publicada algunos años después con algunos cambios y su autor decidió llamar a la nueva versión La nouvelle Justine, a la vez que aprovechó para acompañarla de una segunda historia aparentemente opuesta: la historia de Juliette, que sigue el camino del vicio (y es la hermana de la ?casta? Justine) y cuya historia trataremos más adelante. Por ello, el bibliófilo y especialista sadiano Maurice Heine prestó especial atención a la segunda versión de 1797 para diferenciarla de la primera. Sea como fuere, Sade utiliza habitualmente en sus títulos la conjunción ?o? que permite un desarrollo de una idea nueva agregada al nombre de la primera parte. La vida de ?Justine? se desarrollará así en una serie de aventuras que pondrán constantemente en jaque la supuesta ?virtud? de la protagonista, que terminará por dejar de ser tal a su pesar. Imposible no ver aquí no solo la ironía sadiana en una demostración por el absurdo, sino, al mismo tiempo, la parodia de un género literario de gran difusión en su época que remite a la novela de Samuel Richardson (1689-1761) Pamela; or Virtue Rewarded [Pamela; o La virtud recompensada] (1740-41), que había tenido un éxito enorme y producido imitadores en todas Europa. Sin embargo, el parecido con la obra de Richardson se acaba en el título, porque lo que sigue es bien diferente. La protagonista de la novela de Richardson atraviesa una serie de peripecias, pero termina siempre incólume ante los ataques lascivos de su amo, quien al final le propone matrimonio. Pamela llega al altar virgen, por supuesto, y habiendo escalado los mayores peldaños de la pirámide social. Su éxito tiene que ver, claro está, con el afán de imitación de clases que añoran el ascenso. Es cierto también, que esta novela epistolar inglesa retomó la historia de Cenicienta, pero en clave solapadamente sexual, puesto que lo que está en juego es la virginidad constantemente amenazada de Pamela. Lo lascivo queda, así, entre paréntesis y, por ello, los lectores y lectoras dieciochescos podían dormir tranquilos con la novela de Richardson a la cabecera de la cama. Otra es la sensación que dejan los avatares por los que pasa la Justine sadiana, quien sin cesar participa aviesamente en las más impensables orgías conservando azarosamente su virginidad al principio, para perderla incontablemente al promediar la novela. En una palabra, mientras Pamela es una obra solidaria del estado de la cultura en su momento (?afirmativa? hubiera dicho Herbert Marcuse), Justine viene a romper con todos los esquemas y todas las expectativas de la sociedad de la que la obra ha emanado.