IADIZA   20886
INSTITUTO ARGENTINO DE INVESTIGACIONES DE LAS ZONAS ARIDAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Necesidades de restauración en las eco-regiones de Mesopotamia
Autor/es:
ZULETA GUSTAVO; AGUILAR ZURITA ALEX; CAMPANELLO PAULA ISABEL; FONTANA JOSÉ LUIS; GUIDA JOHNSON BÁRBARA
Lugar:
Puerto Iguazú
Reunión:
Congreso; VI Reunión Binacional de Ecología; 2016
Resumen:
La Mesopotamia Argentina, con 196.781 km2 es una de las regiones con mayor biodiversidad del País. Misiones y Corrientes están en 3er y 4to lugar reuniendo más de 3000 especies  de plantas, formando numerosas comunidades vegetales repartidas en seis ecorregiones. Más del 60% de su superficie está destinada a ganadería y agricultura, con forestaciones que representan el 90% del total argentino. La Mesopotamia tiene una influencia humana histórica desde tiempos prehispánicos, intensificada con la llegada de los jesuitas y españoles. Al fuego, tala y ganadería se agregaron plantaciones de arroz, soja, cítricos y forestación en el siglo XX. La ganadería fue y es el factor preponderante, especialmente por su actual reconversión hacia una cría intensiva con pasturas artificiales. Procesos erosivos en Misiones y la construcción de grandes represas (Yacyretá y Salto Grande) han contribuido a la degradación de ecosistemas. Según nuestras estimaciones Entre Ríos es la provincia con mayor degradación (50% alto-muy alto), seguida por Misiones (25%); Corrientes es la menos degradada (47% bajo-muy bajo). La ecorregión del Pastizal Pampeano tiene los mayores niveles de degradación (70% alto-muy alto), seguido por el Espinal (34%). La Selva Paranaense y el Delta del Paraná son los menos degradados (47% y 60% bajo-muy bajo). El Iberá, a pesar de estar protegido, tiene más del 58% con valores medios-muy altos de degradación. Los Campos y Malezales son los más afectados por forestación (39% alto-muy alto). En los Campos y malezales predomina la ganadería y la forestación, en menor medida la agricultura. El desmonte, la construcción de represas, la quema y la introducción de especies invasoras contribuyeron a la degradación de los ecosistemas. Es la única de las ecorregiones de la Mesopotamia que se han estudiado con detalle lo que permitió la identificación de 22 APREs ubicadas principalmente en tierras con ganadería extensiva y forestaciones. En Misiones, la Selva Paranaense se manejó con extracción selectiva que modificó no sólo modificando la estructura original, sino también su función ecosistémica. El reemplazo de pajonales de los campos del sur por cultivos y plantaciones forestales constituyen los principales factores de destrucción. La restauración de bosques que acompañan arroyos es prioritaria para las empresas forestales y productores, aunque se limitan a la reintroducción de unas pocas especies; en otros casos la regeneración de la vegetación es espontánea por abandono de la actividad productiva. En Corrientes es prioritaria la restauración de bosques mesófilos de lomadas interiores y de bosques higrófilos que estuvieron bajo fuerte influencia ganadera en el pasado, así como la selva riparia del borde del Río Paraná. El retorno de prácticas de manejo tradicionales en espartillares permitirá la restauración natural de los mismos. La ecorregión Esteros del Iberá tiene proporcionalmente el mayor porcentaje de tierras bajo conservación; a pesar de ello registra profundas modificaciones ambientales por influencia directa de arroceras y forestaciones. Es por lo tanto imperativo la restauración no sólo de las comunidades terminales, sino también de la vegetación seminatural, unidades que albergan una fauna y flora de alto valor biológico.