ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
La agricultura: actores, expresiones corporativas y políticas
Autor/es:
BRAVO, MARÍA CELIA, LÓPEZ, CRISTINA, BUSTELO, JULIETA, RIVAS ANA
Editorial:
Imago Mundi
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2017 p. 299
ISSN:
978-950-793-271-7
Resumen:
El presente libro tiene por finalidad introducir al lector en el conocimiento de la historia agraria de Tucumán desde una perspectiva social. En esa dirección, el interés se centra en la conformación de actores sociales rurales gestados en el devenir cotidiano de sus actividades productivas, de sus formas de sociabilidad y de asociación. Tales prácticas iluminan formas de identidad colectiva y construcción de valores sociales articuladas por un discurso particular y demandante que trazó agendas sectoriales cambiantes, algunas de las cuales lograron plasmarse con distintos grados de intensidad en el campo de las políticas públicas agrarias. Para ello el estudio se inicia en las postrimerías del período colonial en un paisaje caracterizado por la feracidad de la tierra, en sus bosques circundantes y en la abundancia de agua, factores que permitieron un cultivo de alto rendimiento en pequeñas parcelas al producir una variedad de bienes agrarios, con sus derivados artesanales. Los productores del período colonial se asentaron en un espacio sujeto a la circulación de la plata producida en las minas de Potosí y aledañas y a las influencias del puerto de Buenos Aires, entrada privilegiada de las demandas internacionales que tomaron consistencia a partir de la ruptura con el orden colonial. La Revolución y la guerra por la independencia marcaron cambios determinados por la interrupción de las rutas comerciales, la retracción de la actividad ganadera diezmada por las requisas de los ejércitos y la rapiña, la escasez monetaria, las nuevas demandas de los mercados portuarios. Recuperado el orden social, la iniciativa empresarial del sector comercial propició la orientación de los capitales a la producción agrícola y al procesamiento industrial para producir azúcar. En consecuencia, la especialización azucarera, iniciada a partir de la segunda mitad del siglo XIX, constituye un tema medular del libro. Esta experiencia tuvo como protagonistas a una variedad de actores sociales, la élite azucarera que devino en industrial o en grandes productores de materia prima, pero también incorporó a familias campesinas propietarias de pequeños fundos. Estos productores fueron denominados ?cañeros?, que integraban un heterogéneo universo de plantadores con una fuerte presencia campesina. A fines de siglo XIX la preeminencia de Tucumán como principal productora de azúcar del país era incontrastable al abastecer el 84% del producto del mercado nacional. La primera crisis de sobreproducción azucarera de fines del siglo XIX generó la creación del primer Centro Cañero, asociación que reveló la temprana capacidad del sector para gestionar sus demandas y generar la concreción de políticas públicas de signo igualitario. Las ?Leyes machete?, primeras legislaciones de regulación de la producción azucarera de América Latina, la Ley de Riego y el Código Rural, expresaron el dinamismo de un actor agrario variopinto que logró reglar el trazado de los caminos y el acceso equitativo al agua de riego, ordenamientos que expresaban una visión igualitaria de la vida rural, impregnada por una cultura azucarera. Durante el ciclo radical este actor se articuló como un sector necesario al definir sus demandas marcadas por una visión igualitaria de la distribución del ingreso azucarero. Su conquista más contundente fue sin duda el Laudo Alvear, pero sus reivindicaciones se plasmaron en la creación de instituciones como la Cámara Gremial de Productores, en instrumentos legislativos de naturaleza reguladora que se ejercitaron en la provincia durante la década de 1930 y en la formación de ingenios cooperativos que expresaban el ideal cañero de emanciparse de la tutela de los ingenios. El advenimiento del peronismo, la nacionalización de la política azucarera y el surgimiento potente de un nuevo actor social, el sindicalismo azucarero, promovió la confluencia de las distintas asociaciones cañeras en la Unión Cañeros Independientes de Tucumán (UCIT), asociación que contribuyó a consolidar la presencia de los plantadores de la caña de azúcar y el desarrollo de cooperativas cañeras en el medio agrario.La liberalización de las políticas reguladoras azucareras llevadas adelante a partir de 1955 que culminó con el cierre de ingenios en 1966 y la confiscación de cupos cañeros, configuraron los vectores de un escenario adverso en el que operó el colectivo cañero. En ese contexto, UCIT, CACTU y los plantadores recurrieron a un amplio repertorio de acción jalonado por la protesta, los petitorios y las entrevistas a las autoridades para revertir una situación por demás adversa. El libro propone algunas claves para poder leer una de las etapas más sombrías de nuestra historia agraria provincial, todavía insuficientemente estudiada. El breve interregno democrático 1973-1976 no logró revertir el daño generado por la destrucción del aparato productivo, cuya impronta concentradora, desigual e inequitativa se consolidó con la dictadura cívico militar de 1976. La democracia de Alfonsín a través de la implementación del sistema de maquila otorgó cierto respiro a un actor social en crisis, pero la desregulación impuesta en 1991 terminó por debilitar de una manera quizás definitiva al segmento integrado por pequeños productores. El eclipse de este grupo se proyectó a los pueblos azucareros, formaciones urbanas creadas a la vera de los ingenios que se caracterizaron en sus orígenes por su heterogeneidad y asimetría. Progresivamente, lograron prosperar por iniciativa de los vecinos que gestionaron la ayuda del Estado provincial para instalar servicios educativos y de sanidad. En sus etapas prósperas la sociedad comarcal puso su parte al desarrollar instituciones religiosas, culturales, clubes sociales y deportivos, sedes de asociaciones cañeras y sindicales que en el devenir de sus actividades promovieron un sólido sentido de comunidad. El mundo agrario de las primeras décadas del siglo XXI, luego de una década de desregulación, exhibe una producción más eficiente pero más concentrada, la producción agraria es más diversificada, capitalizada, tecnológicamente más avanzada, con un claro perfil exportador. El mundo campesino subsiste pero como proveedor de mano de obra y expulsado de la producción agraria, aunque algunos sectores resisten en el ámbito de las cooperativas.Esta breve introducción revela un concepto que gravita a lo largo de estas páginas. La historia agraria, tal como la entendemos, es concebida como una arena de disputa, surcada por actores sociales diversos donde la centralidad de la actividad azucarera continua siendo destacada. Se trata de una historia de conflictos, pero también de consensos y realizaciones, que forjaron nociones de identidad y de justicia plasmadas en prácticas productivas, comerciales y también en políticas públicas. No se trata de un relato lineal ni tampoco acabado, en tanto algunos períodos históricos continúan prácticamente inexplorados. No obstante, el libro que ponemos a disposición del lector condensa investigaciones de largo aliento, algunas plasmadas en tesis de doctorado, como también presenta estudios recientes realizados para este volumen. Entendemos que toda producción histórica es por definición una obra colectiva. En esa dirección este volumen tiene varias miradas, no sólo la de sus autores. Sin embargo, la responsabilidad exclusiva de las conclusiones vertidas en el libro la tienen sus autoras. La coordinación de este este volumen fue realizada por María Celia Bravo, quien es la autora de los capítulos 2, 3, 4, 6 y el 8 en lo referido a la problemática cañera. Cristina López es autora del capítulo 1. Julieta Bustelo es autora del capítulo 5, 7 y del apartado correspondiente a la formación de los ingenios cooperativos del capítulo 4. Ana Rivas es autora del apartado denominado ?Viejos y nuevos cultivos?, correspondiente al capítulo 8. Hemos contado con la colaboración de Ignacio Sánchez cuya labor fue inestimable para reconstruir el período 1955-1973.