ISES   20394
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Historia de dos ciudades. Implicancias arqueológicas del abandono progresivo de las primitivas San Miguel de Tucumán y Santiago del Estero
Autor/es:
IGARETA, ANA; RIVET, MARÍA CAROLINA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; V Congreso Nacional de Arqueología Histórica; 2012
Institución organizadora:
Comisión Organizadora Congreso Nacional de Arqueología Histórica
Resumen:
La fundación de
ciudades fue la estrategia que marcó el primer siglo de la conquista y
colonización ibérica de América, pretendiéndose reproducir mediante dicho
proceso el modelo de asentamiento que imperaba por ese entonces al otro lado
del Atlántico. Aquellas primeras instalaciones fueron en su gran mayoría poco
estables, sufriendo sucesivos traslados
en respuesta a condiciones climáticas adversas, conflictos con los grupos
aborígenes o enfrentamientos entre los mismos españoles. Solo progresivamente y
a medida que se incrementó el conocimiento del terreno y la experiencia
obtenida comenzó a ser capitalizada por los expedicionarios, las fundaciones
ganaron estabilidad.
El conocimiento que se tiene de la
complejidad del proceso de consolidación de aquellos primeros asentamientos
urbanos suele entrar en conflicto con la imagen idealizada de ciudad que
proponen algunas interpretaciones y que sin lugar a dudas durante mucho tiempo
influyó en las expectativas de los arqueólogos al abordar e interpretar sitios
coloniales tempranos-. En muchos casos, particularmente en las ciudades más
alejadas de los grandes centros económicos y políticos como Lima, Sucre o
Potosí, la evidencia sugiere que las primeras décadas de su vida cotidiana
estuvieron marcadas por numerosas carencias y múltiples dificultades. Entre
otros factores, la escasez de bienes de procedencia europea parece haber sido
la norma así como el hecho de que las actividades diarias se sostenían mediante
la apropiación y aprovechamiento de elementos de manufactura indígena.
Los primitivos asentamientos de las
ciudades de San Miguel de Tucumán y Santiago del Estero son dos interesantes
casos testigo para observar la compleja situación antes mencionada. Santiago
del Estero fue fundada por Francisco de Aguirre en 1553 sobre la margen
izquierda del Río Dulce y en las inmediaciones de la actual ciudad de Santiago,
mientras que San Miguel fue fundada por Diego de Villarroel en 1565 en el
paraje de Ibatín, hoy provincia de Tucumán. Diversos registros indican que casi
desde su momento fundacional, ambas poblaciones se vieron afectadas por severas
inundaciones periódicas, a las que se sumaron, en el caso de San Miguel,
reiterados ataques indígenas.
Las ruinas de la antigua Tucumán,
oficialmente trasladada en 1685, evidencian que la ciudad llegó a estructurarse
como un damero de 7 por 7 manzanas, con una plaza ocupando la manzana central
con los principales edificios civiles y eclesiásticos a su alrededor. Sin
embargo, la instalación parece haber estado caracterizaba tanto por sus
construcciones como por sus espacios baldíos, así como por la precariedad de la
mayor parte de las construcciones que los documentos mencionan como de techo de
paja, paredes de adobe y piso de tierra.
En el caso de Santiago del Estero, y
si bien no han sido identificados aún restos en el terreno que pudieran ser
atribuidos al momento fundacional, se estima que las estructuras domésticas
deben haber presentado características semejantes, con la peculiaridad de
carecer casi por completo de elementos líticos como parte de los cimientos, no
hallándose estos disponibles en la geología de la región. Por otra parte, se
desconocen documentos que den cuenta de su morfología urbana durante el siglo
XVI, así como no existen precisiones acerca del proceso de movilización
progresiva y no oficial, que llevó a sus habitantes a alejarse del primer
sector ocupado e instalarse a mayor distancia del río.
Los trabajos arqueológicos
realizados en los asentamientos de ambas ciudades en el curso de los últimos
años por equipos de la
Universidad Nacional de Tucumán y la Universidad Nacional
de La Plata
permitieron observar semejanzas tanto en la naturaleza de los materiales
recuperados en las mismas como en las condiciones en que los mismos aparecían,
parte de las cuales pueden ser específicamente atribuidas al proceso de
abandono y traslado experimentado por ambas. Según entendemos, dicho proceso
tuvo un impacto significativo en la definición del corpus material que se
integró al registro arqueológico, tanto en lo que se refiere a la presencia y
características de ciertos elementos como en la ausencia de otros tantos.
Las excavaciones realizadas en San
Miguel de Tucumán entre los años 2006 y 2008 se centraron en el estudio de una
vivienda ubicada frente a la plaza principal, cuyos cimientos permitieron identificar
que se hallaba integrada por un conjunto de recintos en forma de L. Dado que la
vivienda en cuestión pertenecía a una familia española de alcurnia, esperábamos
poder recuperar en dicha unidad un mayor porcentaje de restos de procedencia
europea, pero por el contrario, los materiales importados recuperados fueron escasos y aparecieron
asociados con un mucho más elevado porcentaje de piezas indígenas. Asimismo,
gran parte del material recuperado se hallaba afectado por un alto grado de
fragmentación, siendo ínfimo el número de piezas enteras.
Por su parte, los materiales
hallados en el área fundacional de Santiago durante las excavaciones realizadas
desde el año 2009, si bien carecen de un contexto de asociación que permita
atribuirlos con certeza a una u otra estructura doméstica, reproducen casi al
detalle las proporciones y grado de fragmentación observado en Ibatín, estando
casi por completo ausentes cualquier tipo de piezas enteras. Los restos, entre
los que predominan los elementos cerámicos en amplia variedad, tienen en
promedio unos 5 cm
de largo en su eje mayor, sin que existan casi fragmentos que excedan los 10
cm.
Los documentos dan cuenta de que la
mudanza de San Miguel fue planificada, hasta cierto punto impuesta a sus
habitantes por las autoridades y concretada a lo largo de un lapso de tiempo,
mientras que oficialmente Santiago del Estero jamás abandonó su sitio original,
registrándose en cambio un abandono espontáneo del núcleo primitivo y la
ocupación del terrenos ubicados al oeste del mismo en un plazo de
aproximadamente cincuenta años. Las fuentes escritas indican que los vecinos de
Ibatín volvieron recurrentemente al
sitio de la primera fundación a buscar sus pertenencias, trasladando al nuevo
asentamiento no solo el total de los objetos que se encontraban dentro de las
viviendas, sino también los materiales incluidos en la estructura de las mismas
tales como baldosas, tejas, ladrillos, parantes, etc. La escasa disponibilidad
de recursos hizo imprescindible tal recuperación y reutilización, modificando
el registro material original de la ciudad abandonada, en la que adquirieron
mayor representatividad los restos que habían sido descartados antes del
traslado de la misma.
Significativamente, los sitios intervenidos en
Santiago del Estero muestran exactamente el mismo patrón de aparición de piezas
fragmentadas que se observó en San Miguel, a la vez que una ausencia semejante
de elementos arquitectónicos diagnósticos, lo que podría ser interpretado como
el resultado de un proceso análogo de retiro de materiales, agravado a
posteriori por los efectos de nuevos desbordes del río. Creemos posible afirmar
que la situación de abandono lento de ciudades coloniales de características
semejantes a las aquí presentadas moldeó de modo decisivo el registro material
de sus primitivas ubicaciones, disminuyendo la variedad artefactual esperable
entre instalaciones ocupadas unas pocas décadas y otras habitadas por más de un
siglo, y generando un patrón completamente diferente al observado en instalaciones
abandonadas de modo súbito y en un único evento.