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La invasión del bivalvo exótico Limnoperna fortunei (Dunker 1857) en Sudamérica comenzó alrededor de 1990 cuando se detectó por primera vez esta especie en el estuario del Rio de la Plata, Argentina, probablemente introducido por agua de lastre de barcos comerciales provenientes del sudeste de Asia. Desde allí esta especie comenzó a expandirse gradualmente hasta abarcar prácticamente toda la Cuenca del Río de la Plata, al igual que otras cuencas vecinas en Brasil, Uruguay y Argentina, como las cuencas de Guaiba, Tramandai, Patos-Mirim, Mar Chiquita y San Francisco. Aunque estudios genéticos sugieren la hipótesis de múltiples introducciones en la Cuenca del Rio de la Plata, las colonizaciones más recientes de cuencas vecinas son consideradas introducciones secundarias derivadas de las poblaciones establecidas en Sudamérica. En contraposición, otros ambientes y ríos de la Cuenca no han sido colonizados a pesar de tener conexión directa con cuerpos de agua colonizados (ríos Bermejo, Pilcomayo, Salado del Norte, Rio Reconquista, Esteros del Ibera). Presumiblemente, la supervivencia de esta especie se vio afectada por la excesiva cantidad de sólidos en suspensión, salinidad, contaminación, o por sequias periódicas de los cuerpos de agua. Las poblaciones sudamericanas de L. fortunei mostraron una relativamente alta diferenciación genética y morfológica evidenciando una distribución fuertemente afectada por las actividades humanas o de sus vectores de dispersión. El grado de plasticidad fenotípica es altamente probable que haya jugado un papel fundamental en el establecimiento o no de esta especie en los diferentes ambientes. Las variaciones morfológicas y metabólicas observadas, incluyendo cambios en la tasa de crecimiento, desarrollo de órganos internos, o cambios en la tasa de filtrado y respiración, tanto en áreas límite de su distribución o como bajo condiciones ambientales extremas, permitirían explicar en parte el patrón de distribución actual.