INVESTIGADORES
MOSCARDI matias Eduardo
capítulos de libros
Título:
La voz colectiva. Prácticas de escritura y lectura en el marco de algunas editoriales independientes de poesía argentina en la década de los noventa
Autor/es:
MATÍAS MOSCARDI
Libro:
¿Quién habla en el poema?
Editorial:
Ediciones del Dock
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2013; p. 103 - 114
Resumen:
Durante la década de los noventa, y quizás como un modo de resistencia a las políticas neoliberales del menemismo, empiezan a irrumpir dentro del campo poético argentino, cada vez de manera más acentuada y programática, distintos modos de edición y circulación alternativas que no se dejan pensar, simplemente, como fenómenos de producción material sino que, por el contrario, parecen mantener una fuerte relación de determinación con las poéticas que impulsan. Entre 1987 y 1993, revistas como La mineta y Trompa de Falopo, de Buenos Aires, La ramera, de Rosario, y Cuernopanza, de Bahía Blanca –en las que participaron poetas como Fabián Casas, Marcelo Díaz, Sergio Raimondi, Rodolfo Edwards, Daniel Durand, Juan Desiderio, Darío Rojo y José Villa, entre otros– se caracterizaron no sólo por sus particulares modos de edición artesanal, sino también por reunir poetas jóvenes, sin libros publicados hasta el momento, cuyos textos circulaban de mano en mano. Omar Chauvié propone pensar este tipo de publicaciones como “artefactos culturales” que articulan modelos diferenciados tanto de escritura como de lectura, “signados por la fragmentación, la brevedad y la necesidad de apelación” (Chauvié, 2011: 2). Habría que agregar que estos proyectos funcionaron, en muchos casos, como espacios de escritura embrionarios, campos de prueba, instancias de aprendizaje, en donde observamos, por ejemplo, que los textos poéticos no se circunscriben por completo al orden unificador de una “función autor”, como la llama Michel Foucault, en tanto criterio de clasificación discursiva (Ver Foucault, 1985). Tal es el caso de los poemas de Fabián Casas que aparecen en La mineta firmados bajo el nombre de “Fabián”: casi como si se tratara de una figura autoral “en proceso”, sin apellido, aún sin marca distintiva y, por lo tanto, sin poder de distinción, sin atributos clasificatorios. Chauvié observa, paralelamente, que en el marco de las revistas murales de posdictadura, comienzan a aparecer figuraciones de autor análogas, que oscilan entre lo anónimo y lo colectivo, desplazando la caracterización individual en beneficio de la construcción de la imagen del grupo (Chauvié, 2011: 4). En este sentido, podemos hablar de “dispositivos”, es decir, “agenciamientos colectivos de enunciación” que coordinan el plano semiótico de las representaciones y de los textos con cuestiones materiales de producción, edición y circulación. (Ver Deleuze y Guattari, 2002a).