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Los discursos de la reforma del Estado cordobés (1999- 2001) fueron producidos por el Gobierno de la Provincia con la intencionalidad de generar y legitimar cambios en las prácticas tanto del Estado como de los ciudadanos. Los interrogantes centrales que estructuran este trabajo son: ¿cómo se vuelve aceptable un discurso que reitera una propuesta realizada diez años antes a nivel nacional y que ya estaba comenzando a ser impugnada por otros discursos?, ¿por qué resultan de hecho aptos para incrementar el poder del agente social que los produce al menos en un primer momento-, discursos que proponen reformas de las que comienzan a hacerse evidentes sus efectos negativos sobre la sociedad?, ¿en qué se fundamenta el poder del agente para imponerlos?, ¿por qué luego pierden eficacia los mismos enunciados que un año antes eran aceptados?Si los discursos mencionados estaban destinados a imponer sentidos que justificaran e hicieran inteligibles medidas de gobierno inéditas en la provincia, cabe preguntarse: ¿las estrategias discursivas y no discursivas empleadas fueron opciones rentables para el agente, capaces de aumentar su probabilidad de obtener beneficios de distinción o poder relativo?, ¿resultaron eficaces para hacer aceptables los cambios propuestos por el Gobierno y, por ende, incrementar el poder del agente?, ¿cuáles fueron los fundamentos de la aceptabilidad y la probabilidad de imponerse de estos discursos?La probabilidad de los discursos de imponer sentidos se rastrea en las estrategias discursivas que los conforman en interrelación con las demás prácticas no discursivas del agente que los produce y el poder de ese agente; con las prácticas de sus aliados y oponentes y la posibilidad de imponerse de los discursos opositores; con las variaciones en las posiciones sociales de cada uno de ellos; y con los modos y categorías de reconocimiento de los agentes receptores según sus lugares y competencias.

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