INVESTIGADORES
MARO Guadalupe
congresos y reuniones científicas
Título:
QUÍMICA DEL ANFÍBOL DE LAS ANDESITAS-DACITAS DEL COMPLEJO VOLCÁNICO DIEGO DE ALMAGRO: GÉNESIS DE MAGMAS INTERMEDIOS EN CORDILLERA ORIENTAL
Autor/es:
MUÑOZ DADA, ALBA C.; MARO, GUADALUPE
Lugar:
Puerto Madryn
Reunión:
Congreso; Congreso Geológico Argentino; 2022
Resumen:
El Complejo Volcánico Diego de Almagro (CVDA; 24°S, 66°W, Fig. 1A) comprende andesitas basálticas a dacitas producto de erupciones que ocurrieron durante el Mioceno tardío (edades K/Ar de 7,37 ± 0,11 Ma a 6,39 ± 0,10 Ma según Mazzuoli et al. 2008). Se encuentra emplazado en la Cordillera Oriental y representa la manifestación volcánica más oriental ligada al lineamiento Calama-Olacapato-El Toro (COT) y a la actividad magmática neógena, que dio lugar al desarrollo de los grandes campos de ignimbritas que se extienden en la Puna, norte de Chile y sur del Altiplano boliviano. La unidad más ubicua del complejo consiste en coladas y domos de lavas andesíticas a dacíticas de la serie calcoalcalina rica en K, originados a partir de varios centros eruptivos pequeños y de carácter monogenético, que se encuentran alineados en dirección ONO-ESE (Mazzuoli et al. 2008). Son rocas porfíricas ricas en fenocristales de anfíbol (magnesiohastingsita y pargasita tschermakítica), plagioclasa (labradorita-bitownita), piroxeno (enstatita y augita) y minerales opacos (magnetita), en pastas de textura mayormente intersertal. Son comunes los agregados cristalinos mono o poliminerales. El objeto del estudio es reconocer el rol del anfíbol en la petrogénesis de los magmas intermedios del retroarco andino. Para ello, se realizaron análisis de química mineral (microsonda electrónica y ablación láser) en laboratorios del GFZ, Potsdam, Alemania. Los patrones de tierras raras de los anfíboles (Fig. 1B) demuestran un diseño convexo hacia arriba, dado por un enriquecimiento de las tierras raras medias respecto de las livianas y pesadas. Es ubicua la presencia de la anomalía negativa del Eu. Los patrones de elementos traza incompatibles en función de la composición del manto primitivo indican picos positivos de Ba, Nb y Ta y picos negativos en Th, Zr y Sr. Se aplicaron geotermobarómetros en fenocristales de andesitas y dacitas que demostraron estado de equilibrio con la roca total (química y texturalmente). Para la temperatura de cristalización de anfíboles, se seleccionó el termómetro de Ridolfi y Renzulli (2012), que es independiente de la presión y que emplea sólo la química del anfíbol. Para la presión, se aplicaron las ecuaciones 7a (Putirka 2016) y 1d (Ridolfi y Renzulli 2012), las cuales mostraron valores coherentes entre sí. El modelo aplicado indica temperaturas de equilibrio variables entre 930-1000 °C, incluso en cristales de una misma muestra (Fig. 1C). Se evidencian dos grupos con moderadas diferencias en las presiones de cristalización. Un grupo formado entre 250 y 500 MPa, que, considerando una densidad promedio de la corteza de 2,7 g/cm3, sugiere cristalización en un rango de profundidad entre 9 y 18 kilómetros. El grupo 2 se asocia a presiones en el rango 450-700 MPa (17 y 26 km). Los relativamente bajos valores de las relaciones Sm/Yb (< 5) y Dy/Yb (< 2) de las rocas evidencian un rol insignifi cante del fraccionamiento de granate y anfíbol en la evolución de los magmas andesíticos del CVDA, a pesar de ser el anfíbol importante en la moda mineral. Al contrario, las correlaciones de las relaciones La/Sm y CaO/Al2O3 con la sílice y las anomalías del Eu, sugieren al fraccionamiento de plagioclasa como un proceso importante en la petrogénesis de estas rocas intermedias y activo antes y durante la formación de los anfíboles, dado que la anomalía del Eu también es evidente en los patrones de tierras raras de estos fenocristales. La evidencia geoquímica de la evolución a bajas presiones de los magmas del CVDA es consistente con la información derivada de la termobarometría. Los datos informan niveles de almacenamiento que involucran la corteza media y superior, en un entorno donde la profundidad del Moho estaría alrededor de los 55 km (Heit et al. 2014)) y en coincidencia con la ubicación del Cuerpo Magmático Altiplano Puna (APMB, en inglés), una anomalía física que representa un muy extendido nivel de fundidos silícicos en la corteza (Chmielowski et al. 1999). La presencia localizada de estructuras trastensivas propias del sistema de fallas transcurrentes COT o producto de la intersección entre este último y corrimientos N-S, habría propiciado tanto el transporte rápido (sin interacción en zonas profundas de MASH) de los magmas parentales derivados del manto hasta el APMB, como el ascenso de los magmas andesíticos desde este nivel de almacenamiento hacia la superficie, sin estadios prolongados de estancamiento en cámaras magmáticas más someras. La presencia de cristales con zonación inversa en todas las fases minerales y de algunos cristales con texturas que difieren de las comunes (tamaño, bordes de reacción, forma anhedral, reabsorción de contornos, texturas cribadas gruesas y finas) sugiere que la mezcla de magmas, probablemente entre miembros próximos composicionalmente, fue concomitante con el fraccionamiento cristalino.