INVESTIGADORES
BENEDETTI Alejandro Gabriel
capítulos de libros
Título:
Pensando el lugar desde la geografía
Autor/es:
PATRICIA SOUTO; ALEJANDRO BENEDETTI
Libro:
Territorio, Lugar, Paisaje. Prácticas y conceptos básicos en geografía
Editorial:
Col. Libros de Cátedra, FFyL, UBA
Referencias:
Lugar: BUENOS AIRES; Año: 2011; p. 83 - 128
Resumen:
El concepto de lugar tiene una larga tradición en geografía. Sus orígenes pueden encontrarse en algunas de las formulaciones de la escuela regional francesa, correspondientes a las primeras décadas del siglo XX. Las geografías analíticas de mediados de siglo también recuperaron este concepto, aunque con connotaciones bastantes distintas. Sin embargo, recién en las últimas décadas de ese siglo, el lugar fue recuperado como una herramienta con potencial heurístico para superar las características dicotomías entre lo global y lo local, entre las visiones marxistas y las fenomenológicas y para interpretar los vertiginosos procesos de fragmentación y reconfiguración de los territorios en el mundo de hoy. Las modernas concepciones del lugar en geografía provienen básicamente de las corrientes humanistas y culturales que, desde la década de 1970, han redefinido los alcances de este concepto dentro del marco de las ciencias sociales. Asimismo, también se ha rescatado la noción de lugar para el abordaje de las relaciones de poder y de procesos sociales y económicos, tradicionalmente estudiados con otro tipo de herramientas conceptuales. En la construcción de categorías espaciales en geografía se pueden identificar cuatro tendencias fundamentales: 1. las concepciones naturalistas; 2. las concepciones absoluta-relativa; 3. la concepción del espacio material producido; 4. la concepción del espacio vivido-concebido (Lindón, Hiernaux y Aguilar 2006). Estas cuatro concepciones fueron la matriz sobre la cual diferentes corrientes geográficas formularon otros conceptos, como los de región, territorio y lugar. El de lugar, está presente en el vocabulario de la tradición geográfica desde sus inicios. Sin embargo, no en todas las tradiciones tuvo la misma función epistemológica. En los enfoques clásicos que desarrollaron la concepción naturalista, el lugar tenía una función secundaria y, según el área idiomática, equivalía a región o a espacio. En las geografías analíticas de mediados del siglo XX estuvo asociado a una de las propiedades geométricas del espacio: el punto. Fue con el desarrollo de las geografías que avanzan sobre una definición del espacio como una realidad material socialmente producida, por un lado, y como una realidad vivida-concebida, por el otro, que el concepto de lugar ganó relevancia en las formulaciones teóricas de la disciplina. Si bien se lo sigue usando de una forma descriptiva, como sinónimo de sitio, emplazamiento, localización y ubicación, también es cierto que ha cobrado una mayor complejidad teórica. La emergencia de una conceptualización sobre el lugar se relaciona, también, con el contexto histórico. Desde la década de 1970 fue emergiendo un abanico amplio de problemáticas espaciales para los cuales la categoría lugar se ha vuelto la herramienta heurística por excelencia, sobre todo para las geografías interesadas por la forma en que la sociedad vive, percibe y transita cotidianamente al espacio (Lindón, Hiernaux y Aguilar 2006). En las últimas décadas, surge en la geografía el interés por los lugares frecuentados a lo largo de itinerarios espacio-temporales, la identidad del lugar, el sentido del lugar, los lugares de memoria, las topofilias y topofobias, la vinculación entre territorialidad y apropiación de los lugares, la construcción material de los lugares, la tensión entre lo global y lo local y la configuración de redes. El lugar se articuló, además, de diferentes formas con el análisis del paisaje, en el marco de los estudios culturales; así como también devino un terreno fértil para indagar en otras geografías, en geografías de la subalternidad, de los grupos sociales disidentes, de los movimientos reivindicatorios, de las miradas contestatarias. El lugar, asimismo, se volvió la llave para explorar temas y problemas tratados tradicionalmente por otras disciplinas sociales, especialmente, por la antropología (Lindón 2007). En general, los lugares se asocian fuertemente con las identidades: la pertenencia a un lugar participa de la definición, construcción y transformación de las personas. La infinidad de grupos sociales subalternos no pueden ser explicados y entendidos si no se tiene en cuenta los lugares con los que ellos se identifican o con los que son identificados por el resto de la sociedad (Albert i Mas 2001). También, en las diferentes propuestas sobre el lugar trasuntan las ideas de singularidad, de diferenciación y unicidad (Trinca 2001). En este capítulo recuperaremos siete formas de uso del concepto lugar. La primera remite al uso cotidiano o práctico. Es aquél acuñado por el diccionario, el que se desarrolló en el pensamiento occidental, interesándonos especialmente por 3 de las lenguas más relevantes para los enfoques geográficos que analizaremos: el español, el francés y el inglés. La siguiente sección se enfocará en las proposiciones de Paul Vidal de la Blache quien propuso que la geografía es la ciencia de los lugares. La tercera sección abordará el uso del concepto de lugar desde las geografías analíticas, especialmente a través del ejemplo de la teoría de los lugares centrales. La perspectiva humanista se desarrollará en la siguiente sección a través de autores como Yi Fu Tuan o Anne Buttimer, quienes impulsaron los estudios humanísticos en geografía, centrando sus desarrollos en el concepto de lugar. El enfoque de la estructuración supuso un primer momento de ruptura con la tradición de las concepciones más clásicas sobre el lugar, a través de las formulaciones de John Agnew. Concomitantemente, pero en una dirección diferente, autores como David Harvey, Doreen Massey y Milton Santos han avanzado con la reflexión sobre el lugar en el marco de los estudios sobre la globalización. Finalmente, se reseñaran algunos abordajes del lugar propuestos en las últimas dos décadas, en el marco de las llamadas geografías posmodernas.