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El norte de Tierra del Fuego tiene un paisaje de serranías, planicies, lomadas y depresiones que albergan lagunas estacionales. Es un ambiente de estepa herbácea y arbustiva con alta cobertura vegetal y escasa visibilidad arqueológica. La periferia de las lagunas fueron espacios atractivos para la ocupación humana durante el Holoceno. Si bien la condición salobre del agua no permite considerarlas como recurso para consumo, los grupos de cazadores-recolectores exploraban estos espacios para la captura de guanacos y aves y para abastecimiento de rocas.Las cuencas lagunares tienen un rol central en la estructura del registro arqueológico. Hasta el momento, los estudios estuvieron enfocados en conocer los procesos de formación del registro en la periferia de las lagunas e identi􀀺icar los rasgos que pudieron funcionar como atractores para la ocupación humana en el pasado. En este trabajo proponemos la relevancia de los fondos lagunaresexpuestos por desecación como fuente secundaria de materias primas líticas.En períodos climáticos húmedos las lagunas contienen agua proveniente de las precipitaciones, de la escorrentía super􀀺icial y del aporte freático. En períodos climáticos secos sufren desecamiento dejando al descubierto sus fondos limo-arcillosos y salobres. Debido a este comportamiento fluctuante, estas cuencas lacustres originadas por de􀀺lación en fondos de valles y paleocauces se de􀀺inen como pans (Villarreal y Coronato 2017).Un recurso fundamental en la subsistencia de grupos cazadores-recolectores es la materia prima lítica. Si bien el sustrato predominante en la región está conformado por sedimentitas marinas, existen numerosos a􀀺loramientos de estratos gravosos de origen principalmente glaci􀀺luvial que constituyeron la principal fuente de abastecimiento. Los pans también funcionaron como fuentes secundarias de materia prima lítica al exponer depósitos de rodados agrupados en determinados sectores.Se presenta aquí un estudio distribucional de estos agrupamientos de rodados en las lagunas Amalia (53º 35´17? S - 68º 26´53? O) y Arturo (53º 43´38? S - 68º 19´11? O) y las evidencias de aprovechamiento de los mismos, tales como núcleos y lascas primarias. El sitio arqueológico Arturo 4 (Oría et al. 2017) es uno de estos agrupamientos; allí se excavaron dos cuadrículas de 1 m2 cada una; la presencia de rodados alcanza una profundidad aproximada de 40 cm. Se colectó la totalidad de material, con o sin evidencias de uso. Luego, con el objetivo de lograr una caracterización del depósito, se evaluaron la frecuencia de artefactos arqueológicos y las relaciones tamaño-profundidad y peso-profundidad de estos.Los agrupamientos de rodados de mayor tamaño fueron utilizados por los grupos de cazadoresrecolectores como fuente de materia prima para la talla. Sus litologías coinciden con la de los artefactos recuperados en los sitios arqueológicos de las periferias lagunares. Estos agrupamientos se encuentran en sectores próximos a las costas o asociados a paleocauces en el interior de los pans (Fig. 1E). Seplantea la posibilidad de discriminar entre conjuntos de artefactos movilizados por deriva litoral en el caso de sectores costeros, o artefactos in situ en espacios asociados a paleocauces. En aquellos agrupamientos generados por deriva litoral, los núcleos y lascas provendrían de un locus distinto donde tuvo lugar la acción de talla. Conocer la dinámica de los rodados en el cuerpo de agua e identificar su patrón de ordenamiento propiciará herramientas para interpretar estos casos.En cualquiera de estas dos situaciones, ya sean canteras in situ o contextos re-depositados, se propone que los pans son geoformas que resultaron atractivas por la oferta de agrupamientos de rodados con una densidad y concentración remarcable en el paisaje de la estepa fueguina.

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