Existencia social en el cine documental argentino

CAMPO, JAVIER

Santa Fe

Congreso; IV Congreso Nacional Sobre Problemáticas Sociales Contemporáneas; 2008

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral

En el espacio social las relaciones de fuerza activan relaciones de poder que se hacen palpables en los sistemas de representación. En esa articulación política el poder no es el único realizador, el único que “pone en escena”, sino que también se hace presente “todo lo que actúa y combate socialmente lo que pasa por las representaciones”[1]. Lo contrahegemónico tiene en el cine un medio de expresión que pone en escena sus actos y discursos, esa politicidad del texto fílmico no puede sino hacerse presente por el peso de las representaciones que pueden detenerse, neutralizando momentáneamente todo aquello que alimenta a la máquina ciega del progreso. El espacio físico funciona como una simbolización que remite al espacio social. No se trata de un determinismo lineal, pero el espacio físico habitado por un “agente social”, para usar la terminología de Pierre Bourdieu, da cuenta en gran medida de la posición que ocupa en el espacio social. Esto significa que, en un extremo, “aquel a quién se caracteriza como ‘sin casa ni hogar’ o ‘sin domicilio fijo’ no tiene -prácticamente- existencia social”[2]. Por lo tanto, cualquier representación que contradiga esta correlación entre el espacio físico y el espacio social, que reflexione en lugar de acelerar la salida del espacio representado y que inserte el conflicto político en la configuración del sistema de representación, estará posicionándose críticamente contra el poder. En el cine argentino hubo films documentales que develaron en la representación la relación determinante entre el lugar ocupado en el espacio físico y la ubicación en el espacio social. Films que construyeron sus modelos de representación en oposición al poder fijando el conflicto político en los mismos. El objetivo de este trabajo es analizar aquellos films pensando en la reconstrucción de sus modelos de representación en conflicto[3]. [1] Comolli, Jean-Louis (2008): “Estudios en Toulouse: representación, puesta en escena, mediatización”, en Ver y poder, Aurelia Rivera / Nueva Libreria, Buenos Aires, p. 222. [2] Bourdieu, Pierre (2007): “Efectos de lugar”, en Pierre Bourdieu (Dir.), La miseria del mundo, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, p. 120. [3] Algunos de esos films serán: Los 40 cuartos (Juan Oliva, 1962), Los Totos (Marcelo Céspedes, 1982), Por una tierra nuestra (M. Céspedes, 1984) y Buenos Aires, crónicas villeras (M. Céspedes y Carmen Guarini, 1988).