INVESTIGADORES
CAMPO javier Alberto
congresos y reuniones científicas
Título:
Imágenes marginales. Apuntes para un cine etnográfico argentino
Autor/es:
CAMPO, JAVIER
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; V Jornadas de Investigación en Antropología Social. Sección de Antropología.; 2008
Institución organizadora:
Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires
Resumen:
El cine etnográfico, sin autodenominarse como tal, comenzó documentando, antes de que la noción primitiva de “cine documental” fuese acuñada por John Grierson, al otro en vías de extinción, al otro diferente pero, al mismo tiempo, amenazado por los cambios mundiales. Estos inicios no son meramente anecdóticos, sino que constituyen la marca con la que carga la historia del cine etnográfico hasta nuestros días: mediante diferentes modalidades cinematográficas, o metodologías científicas, se continúan registrando las costumbres de ese otro que está, en alguna medida, en riesgo (Guarini, 2005: 161). Estigma o rasgo distintivo, una discusión para realizadores. Asimismo, otra característica que pareciera ser intrínseca al hacer del cine etnográfico, por el número abundante de producciones y no por cuestiones formales exclusivas, es la dedicación al registro, la observación y el trabajo con comunidades de lugares aislados y poco amables para la sobrevivencia humana. Desde Flaherty, y la documentación de los hombres en un medio hostil en la lucha por la vida, hasta los films “etnográficos” argentinos de Gleyzer y Prelorán que repasaremos, esa parece ser la condición común a la hora de elegir un espacio y un grupo humano para su indagación etnográfica. En la filmografía de Robert Flaherty se encuentran condensados todos los elementos pro y anti cine etnográfico. Es el padre del cine etnográfico, según Jean Rouch (2005: 64). Su personalidad y su trabajo marcaron a este registro que comenzó a ser considerado por un público amplio desde Nanouk, el esquimal de 1922. Con su primer film Flaherty marcó 2 rupturas que erosionaron tanto los principios antropológicos como los cinematográficos: produjo, siguiendo a Marc Piault, el pasaje del inventario naturalista a la representación e influyó en la consideración de las imágenes en su valor artístico y científico como discurso de lo real (Piault, 2002: 34-46). En cuanto a los elementos de un cine etnográfico que destaca Piault en los trabajos de Flaherty se encuentran la observación participante durante un período prolongado de convivencia, la contextualización del entorno de los personajes, el “realismo de las técnicas” y el control parcial de los protagonistas que veían lo rodado en la sala de proyección montada a tal fin en el lugar (2002: 98). Sin embargo, asimismo, Piault remarca que Flaherty se opone a la “autenticidad etnológica” mediante la puesta en escena, dramatización y reconstrucciones. Pero lo que más critica el teórico francés es el etnocentrismo de la visión de Flaherty. Por ello es que, a diferencia de Rouch, lo considera el padre de “cierto” cine etnográfico, aquel que adscribía a la corriente evolucionista, la que documentaba al otro como en vías de extinción, atrasado por estar en otra fase de la evolución del ser humano. La postura sostenida por los colonizadores, en definitiva (Piault, 2002: 95-99).       Existen divergencias sobre el nacimiento y consolidación de una vertiente etnográfica en el cine documental, pero lo que ningún investigador ni realizador soslaya es la imprescindible participación de los cineastas en dicha especialidad. No sólo imprescindible, sino incluso determinante y con una gravitación mayor que la de los antropólogos y demás científicos sociales en la realización de cine etnográfico. Así lo destaca Rouch cuando menciona a Flaherty, Vertov y Vigo como los tres realizadores que marcaron a fuego sus trabajos y los de sus colegas (Rouch, 2005). Lo común en ellos, y en otros tantos realizadores, incluyendo a los argentinos a los que nos referiremos en el próximo apartado, es que no provinieron de la antropología sino que lo hicieron de las artes. Es más, ninguno se sintió interesado por los estudios antropológicos en sí mismos, pero, sin embargo, procedieron a la realización mediante una metodología y técnicas relacionables a las de los estudios etnográficos. El acercamiento, la convivencia y la observación del otro no dejaron de ser en muchos sentidos “científicas”, pero no por ello renunciaron a la creación artística de una obra cinematográfica. Inclusive en el caso de Jean Rouch, ingeniero especializado en antropología, la visión etnográfica en la investigación del otro se dio, sí y solo sí, gracias a la realización de films y no de notas filmadas.