INVESTIGADORES
CAMPO javier Alberto
capítulos de libros
Título:
Las narrativas humanitarias en el documental argentino de los ochenta
Autor/es:
CAMPO, JAVIER
Libro:
Ensayos sobre arte, comunicación y políticas culturales
Editorial:
Departamento de Historia y Teoría del Arte, Facultad de Arte, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
Referencias:
Año: 2012; p. 53 - 64
Resumen:
Las narrativas humanitarias se caracterizan por su confianza en los testimonios anclados en el cuerpo como un signo de verdad absoluta e incontrastable, destaca Thomas Laqueur (1996: 177). Luego de hacer un recorrido por la producción de las mismas en la novela realista y el discurso médico Laqueur dice que esas "montañas de hechos", elevadas por las narrativas humanitarias a una categoría superior de evidencia, "despiertan pasiones de misericordia que pueden implicar (eventualmente) un deber ser" (1996: 194-204). La elaboración de estas narrativas implica una necesidad, una conminación a la movilización, a la acción en favor de la modificación de las condiciones que favorecieron el sufrimiento infligido a ese cuerpo, vivo o muerto, que testimonia. Cuando las narrativas humanitarias se encuentran en una primera etapa de producción acumulan pilas de evidencia (testimonial) que parecieran indicar "créanlo, es la verdad" para que luego sus discursos, cuando ya han ganado una legitimidad suficiente, sean considerados como verdaderos por el mero hecho de presentarse como testimoniales. En el caso de la formación y formulación de las narrativas humanitarias de los derechos humanos en el caso argentino (1976-1989) ese pasaje se vuelve patente desde el exilio (que va aceptando formas de militancia política no revolucionaria -antitéticas con la ideología de gran parte de los exiliados- y motoriza campañas de solidaridad internacional basadas en evidencias aportadas por liberados de los campos de tortura) hacia el retorno del gobierno democrático en el que asumen fuerza los discursos testimoniales de familiares de desaparecidos, ya sin la necesidad inherente de acumular evidencias, sino legitimados por el mero hecho de presentarse como testimonios del sufrimiento y el dolor filial.