INVESTIGADORES
MARI Oscar Ernesto
congresos y reuniones científicas
Título:
La creciente influencia evangelista en las comunidades indígenas de Chaco y Formosa durante los años cuarenta. Reacciones de las autoridades ante el fenómeno
Autor/es:
MARI, OSCAR ERNESTO
Lugar:
Resistencia
Reunión:
Jornada; IV Jornadas de Intercambio de la Producción Científica en Humanidades y Ciencias Sociales. Facultad de Humanidades, UNNE; 2019
Institución organizadora:
Fac Humanidades UNNE
Resumen:
Art Jornadas Intercambio UNNE 2019Oscar Ernesto Mari oscar.mari@yahoo.com.arIIGHI-CONICET-UNNEGrupo de Estudios Socio-Territoriales IIGHI-CONICET UNNEEje 5. La Historia como representación de la realidad social La creciente influencia evangelista en las comunidades indígenas de Chaco y Formosa durante los años cuarenta. Reacciones de las autoridades ante el fenómenoEstudios recientes están revelando que algunos aspectos de la problemática indígena en los Territorios Nacionales comenzaron a adquirir cierta relevancia entre las preocupaciones de las autoridades durante la década del cuarenta, aunque por motivos bastante diferentes a los conocidos en las épocas inmediatamente anteriores.Parte de ellas tuvieron que ver con que durante los últimos años de la década del treinta, algunos pastores evangelistas habían comenzado con su labor predicadora en los Territorios de Chaco y Formosa, en donde estaban encontrando una sorprendente receptividad por parte de las distintas tribus autóctonas, inculcando creencias y hábitos que eran incluso contrarios a las sostenidas y practicadas por los naturales de esta región.Algunos de estos pastores llegaron a ejercer una considerable influencia entre ellos demostrando un gran poder de convocatoria en ocasión de convocarlos a reuniones o bautismos masivos para convertirlos a la nueva fe.A diferencia de los misioneros católicos, al permitirles el mantenimiento de algunas de sus costumbres vehiculizando una natural propensión de los aborígenes hacia la enajenación, los pastores evangelistas lograron penetrar rápida y profundamente en su sistema de creencias, logrando así movilizar (y manipular) a miles de incondicionales seguidores. ( )Esta situación, que en un principio fue tomada como un alivio inesperado en lo referido a la contención de los nativos, (que aunque ya no representaban peligro, generaban todavía cierta desconfianza entre los blancos), comenzó a tornarse preocupante, o por lo menos a generar ?molestias? entre las autoridades gubernativas y eclesiásticas durante los años cuarenta debido al poder que iban ganando estos pastores.Ya a comienzos de esta década comenzaron a circular informes y epístolas entre los funcionarios, los cuales se centraban fundamentalmente en torno a preocupaciones tales como la ascendencia que habían logrado algunos pastores sobre los naturales, a quienes habían incluso ?despertado? su capacidad de negociación ante los patrones que los empleaban en las típicas explotaciones chaqueñas; en la inquietud que generaban las masivas movilizaciones indígenas en torno a los eventos religiosos; o bien, al incumplimiento del mandato constitucional que respaldaba al catolicismo como religión oficial, y que disponía su fomento entre los habitantes de la República, incluyendo desde luego a los indígenas.En 1943 comienzan a aparecer los primeros informes que dan cuenta del nivel de atención que adquirirá esta cuestión durante los años subsiguientes.Con fecha 16 de septiembre de ese año el comisario de la localidad de ?El Zapallar? (actualmente ciudad de General San Martín) le escribía al jefe de policía del Chaco informándole acerca de las ?actividades? del pastor Fred Agard Knigth.Advertía que el mismo había comprado en las cercanías unas 50 hectáreas, donde planeaba levantar una capilla para reunir a los indígenas, y que los que ya se habían instalado allí, le relataron que ??estaban llegando más aborígenes con sus caciques??, lo cual ?podría traer serios inconvenientes en esta época en que hay poco trabajo en la campaña??, concluyendo que ??las impresiones que voy recogiendo es que va en aumento el ascendiente del citado pastor sobre los indígenas, habiendo extendido su radio de acción al Territorio de Formosa??. ( )Por la misma fecha, el gobernador del Chaco Alberto Castro escribía a su vez al Ministro del Interior informando y pidiendo directivas sobre el mismo asunto:?El adjunto legajo de 12 fojas trata de las actividades que desde un tiempo a esta parte realizan misioneros que predican la doctrina del evangelio, especialmente entre los indígenas?Si bien es cierto que la constitución nacional garantiza en su artículo 14 la libertad de cultos, no es menos cierto que el Estado reconoce y sostiene el culto católico apostólico romano. Esto significa que el precepto constitucional obliga a promover al indígena hacia el catolicismo?Por ello consulto a Ud. si existe alguna disposición legal que prohíba predicar e inculcar dicha creencia con propósitos de atracción o conversión, a los efectos de adoptar de inmediato las medidas que correspondan??. ( )En el legajo aludido se puntualizaban detalladamente los motivos del ?seguimiento? que se estaba realizando sobre las actividades del pastor Fred Agard Knight en el Chaco, advirtiendo que el mismo se proponía ?colonizar? a unos 2.000 indígenas en una sede a construirse cerca del pueblo de Margarita Belén.En relación a esto se informaba que ?causa alarma el ascendiente que dicho misionero tiene sobre los indígenas, ya que basta que los convoque a alguna reunión para que éstos abandonen sus trabajos a pesar de la extrema miseria en que viven??, agregándose que ?el referido Pastor vende biblias a los indígenas siendo analfabetos la mayoría de ellos, y les provee de documentos que ellos interpretan como pasaportes, ya que así le llaman??Señala también el informe que el pastor manifestó que ?había sido autorizado por el gobierno territoriano para ejercer su labor, y que su entrada al país la había realizado en condición de Pastor anglicano?? ( )Dado que pocos días antes el gobierno local había solicitado directivas para proceder en esta cuestión, el asesor legal del Ministerio (Ricardo Marcó del Pont) respondió invocando el dictamen realizado por un antecesor suyo en 1938 en el cual se especificaba que ?no era procedente la concesión de tierras a las asociaciones protestantes con la finalidad de reducir indios, puesto que este otorgamiento ya se había realizado en numerosas ocasiones a la iglesia apostólica romana?Por ello, éste asesor (Marcó del Pont) aconsejaba que en situaciones como ésta, antes de prohibir las actividades del Pastor, debía asegurarse primero la atención de los indios por parte de sacerdotes católicos, para que éstos no queden desamparados, por lo cual aconsejaba a las autoridades pertinentes que tomaran estos recaudos.Como síntesis final entonces, el asesor del Pont sugería que se responda al gobernador Castro que ??la conversión de los indios sólo debía hacerse al catolicismo conforme al precepto constitucional, pero que ello no impedía autorizar las actividades de misioneros de otras religiones que propongan realizar obra educativa en aquellos lugares a donde no llega la acción oficial?? ( )Sin embargo, al parecer este tipo de respuestas no terminaba de convencer al gobierno del Chaco, que mantuvo la vigilancia advirtiendo desde ahora al gobernador de Formosa sobre las actividades del Pastor Knight.En carta enviada el 22 de septiembre de 1943, Castro daba cuenta a su par formoseño de sus últimas gestiones al respecto ante los Ministerios nacionales; lo anoticiaba de la influencia de Knight entre los indígenas de Formosa; y le recordaba que ?...la ?doctrina evangelista? estaba en pugna con la que sostenía el Estado, quedando a la espera de sus gratas noticias sobre el particular...? ( )Este tema continuó siendo objeto de observación, como lo demuestran las notas intercambiadas durante el siguiente año.En abril de 1944 el jefe de policía del Chaco informaba al gobernador sobre las medidas preventivas que había dispuesto con motivo de una inminente reunión de más de mil indígenas en el puente San Fernando (entrada a la capital del Chaco), convocados por la ?Misión Evangélica?. Que sus informantes daban cuenta de que ?cientos de ellos se hallaban transitando a pie hacia la ciudad de Resistencia...?. ( )Y si bien esta situación generó cierta inquietud, el 4 de mayo desde la jefatura policial se informaba que la reunión de unos 2.000 indígenas que habían acampado por 12 días en las puertas de la capital, había transcurrido sin incidentes.En el reporte se consignaba que durante la concentración se hicieron ?ceremonias, cánticos, bautismos, pláticas y comidas, todo lo cual se desarrolló en el más perfecto orden, evidenciando los indígenas una sobriedad de costumbres y repudio al alcohol y al tabaco muy inusuales en ellos, pero evidentemente logrados como consecuencia de la prédica religiosa...?. Agregaba que ?la mayoría eran de la tribu mocoví, siguiéndoles los tobas, y por último, unos 22 individuos pilagás...?. ( )A pesar de ello, y llamativamente, el presidente de la Comisión Honoraria de Reducciones de Indios con sede en Buenos Aires envió al gobernador Castro una nota muy densa en la que le reclamaba ?una acción más decidida para impedir la propagación de la influencia evangelista entre los indígenas?.En un detallado raconto, el representante de esta comisión Monseñor Antonio Das Neves, le informaba que dicha concentración, programada para realizar un bautismo masivo en las aguas del rìo Negro, ?tuvo éxito porque el Pastor Juan R. Lagar los convidó con un asado que pudo hacer porque el Ingenio ?Las Palmas del Chaco Austral? le donó 3 vacas...?Que ?emisarios de esta Comisión avisaron de este evento al personal de Gendarmería quienes documentaron el mismo mediante fotografías en las que se observaba la participación de muchas ?personas blancas?, quienes no sería difícil que pertenecieran a alguna delegación de obreros...?Agregaba que: ?Teniendo en cuenta que los misioneros evangelistas no sólo ofician sus cultos sino que también indican a los indígenas los precios que deben pedir por sus trabajos, en contravención a lo dispuesto por el PEN, esta Comisión decidió solicitar a Ud. que con los medios a su alcance prohíba la intromisión de misioneros evangelistas entre los indígenas que pueblan ese Territorio, ya que con sus actividades los perturban en el normal desarrollo de sus vidas??, advirtiendo que ??sus redes se extienden por todo el norte argentino subvencionadas con dinero del extranjero?? ( )El gobernador Castro respondió la nota expresando que éste tema ?ya había sido objeto de atención?, transcribiéndole la síntesis que había realizado oportunamente el asesor letrado Marcó del Pont en el sentido de que ?no se debía impedir la labor de estos misioneros en las zonas a las que no llegaba la acción del Estado Nacional?? ( )En 1945 todavía continuaban los resquemores por la propagación del culto evangelista en la Argentina, y en este sentido, ya pueden apreciarse las ideas que al respecto tenían algunas figuras públicas relevantes a nivel nacional y local.Referida a este tema, es muy interesante la carta que enviara Juan Domingo Perón al entonces Ministro de Guerra en junio de 1945. Decía entonces que preocupaba ?la propaganda protestante que se diseminaba por el país, especialmente en el Chaco, Jujuy y Formosa, en donde sus agentes realizan campañas de catequización en las esferas más humildes mediante el empleo de dinero??, por cuyo motivo la gente ?veía en los pastores protestantes un espíritu superior al de los católicos??Pensaba que el peligro manifiesto de esta propaganda radicaba en que ??por medio del culto se modifica paulatinamente la idiosincrasia de nuestro pueblo?, y así resulta extraño ver a personas de indiscutible origen nativo entonando himnos y cánticos en los centenares de iglesias metodistas que se hallan distribuidas en el país?Agregaba que ??la adaptación de costumbres foráneas por medio de la religión no es otra cosa que propaganda extranjera y de infiltración, y como tal debe ser controlada y vigilada??Y culminaba: ?El suscripto señala la necesidad de vigilar más de cerca a este credo extraño a nuestra raza y tradición, el cual saliendo de su órbita, ha atacado en oportunidades anteriores a nuestra religión oficial y al actual gobierno?? ( )Por la misma época, similares preocupaciones fueron planteadas ante el gobierno nacional y local por el obispo del Chaco Monseñor Nicolás De Carlo, quien señaló su inquietud por la ?difusión del protestantismo en éste Territorio y el de Formosa?, cuestión que fue elevada a consideración del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto por el entonces gobernador del Chaco. ( ) De todos modos, y circunscribiéndonos específicamente a la temática indígena, hacia fines de la década del 40 persistía cierta preocupación acerca de los modos más eficaces para insertarlos de manera pacífica dentro de la sociedad ?blanca?, la cual si bien aún se encontraba en proceso de formación, ya se había consolidado como dominante en el Territorio del Chaco.Durante esta década, y sobre todo a partir de la emergencia del peronismo resurgieron las ideas para asignarles un lugar útil dentro de la comunidad organizada y disminuir al mismo tiempo los prejuicios negativos hacia los naturales. Dichas ideas se enmarcaban también en la necesidad de atenuar la cooptación y manipulación de los naturales por parte de organizaciones no oficiales.Así lo demuestran documentos que revelan incluso ciertas iniciativas individuales, como por ejemplo la de un funcionario de nivel medio de ?Agronomía Regional? de la zona de Sáenz Peña, que como podrá verse, estaba muy compenetrado de la situación de los indígenas.En un informe elevado en 1947 al entonces gobernador del Chaco Antenor Farías, el interesado se ocupó de diagnosticar largamente la problemática social que se producía en el interior del Chaco a raíz de las bruscas oscilaciones en las actividades laborales como consecuencia de las alternativas estacionales del cultivo algodonero.Luego de aludir al desequilibrio que se producía en la demanda laboral en el período que transcurría entre la cosecha y la siguiente temporada, en el cual se paralizaban las actividades, proponía morigerar esas extremas oscilaciones utilizando más racionalmente la fuerza laboral local residente, es decir, la que proporcionaban los indígenas.Para evitar la falta de braceros durante la cosecha, y la desocupación luego de ésta, proponía dar entrenamiento a los indígenas a efectos de que pudieran ser útiles durante la totalidad del transcurso del año.Dicha instrucción debería hacerse en las ?reservas rurales? existentes que habían sido pensadas para alojar a familias de obreros, pero que no habían prosperado precisamente como consecuencia de la emigración de los trabajadores temporarios cuando concluían las tareas de zafra. La idea era instalar a grandes grupos de aborígenes en estos predios; obtener su mano de obra durante las labores de carpida y zafra, y luego, en el transcurso de los meses de agosto a febrero, instruirlos en oficios alternativos que les suministraran medios para mantenerse al margen de las labores vinculadas a la explotación algodonera.Proponía entregarles telares sencillos para que confeccionen envases (bolsas) de algodón, cuya producción seguramente sería enteramente absorbida por el mercado chaqueño, así como también elaboración de alfarería, cestería, sillas, jaulas, cabos de herramientas, y otra infinidad de objetos que demandarían madera de la zona, y cuyo labrado los indios conocían muy bien.Simultáneamente debía instruírselos en el trabajo de huertas para autoconsumo, como así también avicultura y agricultura. Esto, desde luego, sería poco probable que prosperara, porque incluso en esta época la mayoría de las tribus del Chaco aún conservaban una cultura cazadora y recolectora.Sugería así mismo munirlos de documentos de identidad para que vayan incorporándose a la vida civilizada y tomando conciencia de sus deberes y responsabilidades.Avanzaba luego en su idea de entregarles una libreta de ahorro para inculcarles el hábito del mismo; en las medidas que debían implementarse para el control de la comercialización de sus productos; y en la organización de estas villas, que según su opinión, debían ser conducidas por un jefe designado por ellos mismos, entre otros varios asuntos. ( )Todas estas ideas, de propósitos muy inclusivos por cierto, estaban -por lo menos- demasiado adelantadas para esta época, ya que una buena parte de los indígenas, aún los pacificados, no habían incorporado todavía la sistematización laboral y de vida que les proponían los blancos. El arraigo de sus costumbres milenarias permanecía aún intacto y resultaba muy difícil trasladar esta propuesta civilizadora a los aspectos prácticos.Pasarían todavía varias décadas antes de que los nativos asimilasen algunos métodos de organización propios de los blancos, pero mientras tanto, y especialmente en materia religiosa, seguirían como hasta la actualidad, mucho más permeables a la prédica evangelista, que a la de la iglesia católica.-