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Desde la fundación de la ciudad de Mendoza en 1561 hasta principios del siglo XIX, las iglesias funcionaron como estructuras funerarias. Los estudios realizados en contextos mortuorios del Sitio Área Fundacional (Ciudad de Mendoza) han permitido recuperar un gran número de entierros humanos y generar un modelo interpretativo basado en el contexto socio-cultural, que ofrece un marco referencial para la elaboración de hipótesis relacionadas con la salud y los estilos de vida en el norte de Mendoza. Si bien estas investigaciones se han centrado en los entierros primarios (N=110) de cinco templos del sitio Área Fundacional (Chiavazza et al. 2015), los entierros secundarios han tenido un abordaje escaso y circunscripto a dos templos: Ruinas de San Francisco y La Caridad (NMI=105) (Chiavazza 2005; Mansegosa y Chiavazza 2010; Giannotti 2017; Mansegosa et al. 2018). Este desbalance de información entre ambos tipos de entierros, limita la discusión de la caracterización general de las condiciones de vida en las poblaciones bajo estudio. El objetivo de este trabajo es conocer las características de estructura, tamaño, composición, junto a variables tafonómica en entierros secundarios del PA Santo Domingo (Sitio Área Fundacional, Mendoza), presentando resultados preliminares tendientes a la reconstrucción del perfil de mortalidad. El análisis forma parte del proyecto de grado de la autora MG, el cual tienen como objetivo general conocer las condiciones de salud de los habitantes de la ciudad durante los siglos XVII y XIX. Los entierros secundarios del Sitio Área Fundacional representan una valiosa fuente de información para conocer condiciones de vida generales de los antiguos habitantes. En este trabajo, se presentaron algunos resultados preliminares que dan cuenta de un mejor estado de conservación general en relación a otros templos (i.e. La Caridad) del sitio, como así también un número mínimo de 26 individuos estimado a partir de una excavación de 11 m2. Con estos resultados, el NMI de la totalidad de templos del sitio asciende a 131 individuos, sobrepasando a los entierros primarios recuperados. Más allá de las limitaciones teóricas metodológicas, se reafirma la necesidad de profundizar el análisis de bioindicadores óseos en entierros secundarios. Por ende, los datos obtenidos serán analizados incluyendo nuevas variables tafonómicas (e.g., fracturas postmortem, procesamiento separado de elementos adultos de subadultos) y de estructura de la muestra (e.g., medidas de abundancia anatómica como el MAU%, referido a unidades esqueletales más representadas), que permitirán discutir los procesos que afectaron el registro bioarqueológico y así definir estrategias analíticas más apropiadas a las condiciones del conjunto. Por otro lado, se espera incluir nuevas variables previamente relevadas que no han sido incluidas en este trabajo (e.g., rangos etarios más reducidos en subadultos, la relación estratigráfica espacial de los elementos, el sexo), con la finalidad de incrementar la precisión del NMI para obtener un perfil de mortalidad de la muestra. De esta forma, se podrá avanzar en dirección al análisis de indicadores de salud, objetivo principal de las investigaciones desarrolladas en el sitio.

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