INVESTIGADORES
DJENDEREDJIAN julio Cesar
libros
Título:
Expansión agrícola y colonización en la segunda mitad del siglo XIX. Volumen II
Autor/es:
DJENDEREDJIAN, JULIO / BEARZOTTI, SILCORA / MARTIREN, JUAN LUIS
Editorial:
Teseo
Referencias:
Lugar: Ciudad de Buenos Aires; Año: 2010 p. 597
ISSN:
978-987-1354-68-9
Resumen:
Este libro encara una visión de conjunto de las transformaciones experimentadas por la agricultura pampeana en la segunda mitad del siglo XIX. Ha sido editado en dos volúmenes, dándose cuenta aquí del contenido del segundo de ellos. Es producto de un proyecto de investigación dirigido por Julio Djenderedjian, que abarca las transformaciones agrarias del siglo XIX pampeano. La investigación y redacción de este volumen, salvo lo que respecta al cuadro de colonias fundadas en Santa Fe y Córdoba (obra de S. Bearzotti) corresponde a Djenderedjian, si bien, por tratarse de una obra colectiva y de un proyecto por él dirigido, los intercambios y discusión entre los tres autores han sido muy intensos y se ven reflejados en la obra. Este segundo volumen abarca el proceso de expansión agrícola ocurrido aproximadamente entre 1880 y 1900. Se analiza el ?derrame? por fuera de las colonias, se sigue el recorrido de éstas, y en especial se investigan las transformaciones en los procesos de comercialización que permitieron movilizar la ingente cantidad de cereales exportados. Por primera vez en la historia agraria pampeana era necesario contar con estructuras de comercialización adecuadas para productos de gran volumen y bajo valor unitario, concentrados por otra parte en dos o tres meses del año. La creación de las mismas, y las estrategias que se adoptaron para superar con relativa eficacia ese desafío, son el objeto del capítulo VIII, aunque diversos aspectos relacionados han sido tratados en otras partes del volumen. Un aporte que juzgamos fundamental es la puesta en evidencia y análisis de la progresiva creación de una agricultura completamente nueva, radicalmente distinta de la antigua agricultura tradicional, situada en las cercanías de ciudades o de ríos, y pautada por superficies de labor relativamente pequeñas. Este análisis se encuentra en el capítulo XI. La nueva agricultura debió construirse mediante una intensa experimentación de las condiciones productivas de las áreas nuevas, adaptándose a regímenes de humedad decrecientes a medida que se avanzaba sobre las pampas, y bajo ambientes también muy distintos, en los que el impacto de fenómenos como enfermedades, plagas y vientos forzaba la elaboración de métodos de labranza y control muy distintos de los usuales en las áreas más húmedas donde tradicionalmente se había llevado a cabo la labor agrícola. Por lo demás, esa agricultura que aprovechaba la dotación de factores en función del objetivo de producir en forma cada vez más competitiva cantidades ingentes de cereal para los grandes mercados regionales o, algún día, para el mundo, debía también crear nuevas técnicas de manejo de extensiones de labranza cada vez más grandes, en las que los procesos de trabajo fueran también parte de esa estrategia de uso de factores que constituía la clave de su competitividad. Así, por ejemplo, las labranzas más profundas a fin de conservar una humedad crecientemente escasa debían también ser llevadas a cabo en menos tiempo, pero en superficies cada vez más grandes. La resolución de esos cuellos de botella no consistió tan sólo en incorporar maquinaria: por el contrario, la clave se hallaba en la creación de técnicas de labranza eficaces, en los que la maquinaria constituía un factor concurrente, pero no necesariamente el principal. Por otro lado, en una economía crónicamente escasa de capital, la necesidad de un uso racional de esa fuerte inversión que era la maquinaria implicó, por un lado, buscar una relación costo / beneficio que permitiera amortizar en plazos razonables el valor de la misma; y, por otro, desarrollar aparatos cuya eficacia en los procesos de trabajo estuviera lógicamente ligada a las condiciones locales, que no eran las mismas de aquéllas para las que las máquinas importadas habían sido fabricadas. Eso implicó la creación de prototipos locales, que, al menos en el segmento clave de la labranza, lograron predominio sobre los importados ya hacia inicios de la década de 1870, manteniéndolo hasta el final del siglo. Lo cual muestra claramente la importancia cardinal del desarrollo de una tecnología agrícola propia, que para finales de la década de 1890 contaba ya con un corpus completo de técnicas apropiadas para la producción del trigo, que permitía a éste competir internacionalmente ofreciendo un producto de alta calidad a un precio conveniente. Esa nueva agricultura, además, modificó sustancialmente a los actores encargados de llevarla a cabo; más aún, creó otros completamente nuevos. Los mismos se analizan en el Epílogo. La agricultura tradicional, sólidamente enraizada en explotaciones familiares, de corta dimensión y ligada estructuralmente a los espacios de consumo local, sufrió transformaciones importantes, pero sobre todo vio surgir a su lado una nueva y dinámica agricultura empresarial, especializada, extensiva y volcada al exterior, llevada a cabo por productores que contrataban mano de obra, y que operaban superficies de cultivo mucho mayores que las propias de la agricultura tradicional. Para inicios del siglo XX esta nueva agricultura era un fenómeno extremadamente importante: en unidades que a menudo superaban las 100 hectáreas, dedicadas a un limitado haz de cereales u oleaginosas de valor internacional, contrastaba plenamente con las pequeñas parcelas periurbanas, que en sólo unas pocas hectáreas se dedicaban a un variado abanico de rubros, la mayoría ligados al abasto de los núcleos de población que rodeaban. Había de ese modo surgido un cúmulo de nuevos actores en las pampas, y su trayectoria daría cuenta a partir de entonces de una proporción sustancial de los rubros exportables, entre ellos la casi totalidad de los de origen agrícola. En fin, los capítulos IX y X buscan analizar el proceso de colonización entre 1880 y 1900, incluyendo los fenómenos sui generis como los centros agrícolas bonaerenses. Como se demuestra aquí, y matizando las conclusiones de los análisis existentes, ese fenómeno logró en buena medida la ampliación de la superficie cultivada, pero por problemas de planeamiento y los efectos de la crisis de 1890 los resultados difirieron bastante de los objetivos; y, sobre todo, de lo que posteriormente se pensó que debía haber sido el objetivo principal, esto es, la parcelación agrícola, el cual no necesariamente estaba en el proyecto. Se presentan además apéndices con datos que creemos serán muy útiles, como los listados de colonias fundadas en Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, confeccionados a partir de fuentes éditas e inéditas.