INVESTIGADORES
GOMEZ ZAVAGLIA Andrea
congresos y reuniones científicas
Título:
Seguridad Alimentaria en Situaciones Post-Desastre
Autor/es:
ANDREA GOMEZ-ZAVAGLIA
Lugar:
Isla Margarita (Venezuela)
Reunión:
Conferencia; Fibecyt 2008; 2008
Institución organizadora:
Programa Cyted
Resumen:
El riesgo de desastres forma parte de la vida diaria. Por ello es importante que la población sea consciente de los riesgos a los que está expuesta, para lo cual el acceso a la información es de gran importancia. La consciencia del riesgo es esencial para poder adoptar medidas preventivas. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que puedan realizarse a nivel de prevención, la protección absoluta frente a un desastre es una utopía. Por esta razón, también es importante invertir esfuerzos en la gestión de emergencia, es decir en la preparación, respuesta y posterior recuperación frente al desastre. Estos esfuerzos tienen por objeto reducir al mínimo los efectos perjudiciales de los desastres sobre las actividades humanas y económicas. Durante las situaciones de desastre (inundaciones, terremotos, huracanes, tsunamis, etc.), la alimentación representa un problema muy frecuente y se origina a partir de diversos factores tales como desplazamiento de poblaciones, cambios de la densidad de población, desarticulación de los servicios públicos, interrupción de los servicios básicos de salud pública, cambios de la morbilidad preexistente, cambios ecológicos resultantes del desastre. 1. Densidad de población. El hacinamiento por sí mismo aumenta la posibilidad de diseminación de enfermedades transmitidas por el aire (principalmente la incidencia de infecciones respiratorias agudas). 2. Desplazamiento de la población. Puede introducir enfermedades transmisibles a las que las poblaciones emigrantes o autóctonas sean susceptibles. 3. Interrupción y contaminación del abastecimiento de agua y de los servicios de saneamiento. Los sistemas de abastecimiento de agua, electricidad y alcantarillado son especialmente vulnerables y pueden quedar dañados por los desastres naturales (ruptura de cañerías, etc.). 4. Desorganización de los programas de salud pública. Después de un desastre, el personal de salud y los fondos destinados a la salud son destinados a actividades de socorro. Si no se mantienen o se restablecen los programas regulares de salud pública lo antes posible (i.e.: programas de control de vectores o de inmunización), será inevitable el incremento en la transmisión de enfermedades contagiosas. 5. Cambios ecológicos que favorecen el desarrollo de los vectores. En estas situaciones pueden aumentar la población de vectores (mosquitos, roedores). 6. Desplazamiento de animales domésticos y salvajes. Las poblaciones de animales también se desplazan como consecuencia de los desastres naturales y con ellas llevan zoonosis que pueden transmitirse tanto al hombre como a otros animales. La identificación y caracterización epidemiológica de las zoonosis son esenciales para evaluar la posibilidad de que aparezcan estas enfermedades en zonas afectadas por desastres naturales. En este sentido, es fundamental establecer mecanismos de vigilancia que permitan evitar brotes y casos humanos aislados. Además de las poblaciones de animales que se desplazan, es frecuente ver que las personas que se desplazan llevan consigo animales domésticos. Algunos de estos animales constituyen reservorios de enfermedades como leptospirosis, rickettsiosis y peste bubónica, que pueden transmitirse a través de los excrementos y la orina o mediante ectoparásitos que contaminan el agua o los alimentos. Por otra parte, los animales salvajes son reservorios de infecciones que pueden ser mortales para el hombre. Después de un desastre natural, los animales salvajes se acercan a los asentamientos  humanos en su búsqueda de alimento y seguridad, lo que incrementa los riesgos de transmisión de enfermedades como síndrome de fiebre hemorrágica por Hantavirus, arbovirus hemorrágicos, encefalitis equina, rabia. 7. Provisión de emergencia de alimentos, agua y refugio en las situaciones de desastre. La interrupción o sobrecarga de los sistemas de abastecimiento de agua y de evacuación de excretas y de residuos sólidos y líquidos constituye una situación de desequilibrio grave que repercute en la salud de la población. En estas circunstancias, la seguridad alimentaria es un problema grave, que se ve reducida por las situaciones mencionadas en los puntos anteriores y además, debido a la destrucción de cultivos o a la merma del ganado, que agravan los problemas sociales pre-existentes. En situaciones de emergencia, es frecuente que las necesidades básicas de la población se cubran a partir de fuentes nuevas o distintas. Por eso es importante garantizar que estas nuevas fuentes sean seguras y no representen focos de enfermedades infecciosas (principalmente brotes de gastroenteritis). En este sentido, la falta de higiene es la principal causa de las enfermedades transmitidas por los alimentos durante un desastre. Cuando se usan programas de alimentación (por ej. en refugios o campamentos), el saneamiento de las cocinas es de fundamental importancia. Los utensilios deben ser lavados con agua hervida o tratada y debe controlarse la higiene personal de las personas que preparan alimentos. Las provisiones de alimentos deben almacenarse en recipientes que eviten la contaminación por roedores o insectos. A pesar de que el hombre ya ha vivido en situaciones de desastre en diversas ocasiones, sigue sin estar preparado y sin darles la importancia debida para hacerles frente, e incluso, para evitarlas. Por esta razón, las medidas preventivas frente a las catástrofes son de fundamental importancia y deberán estar orientadas a sensibilizar a la población respecto de cuestiones sanitarias relacionadas con los desastres. Entre estas cuestiones, merecen destacarse la importancia del agua limpia y del saneamiento, y la manera de asegurarlos, la distribución de purificadores de agua, medicamentos y alimentos y la creación de unidades de salud para situaciones de emergencia en las áreas propensas a estas situaciones. La gestión de emergencia requiere respuestas inmediatas ante situaciones límite como son los desastres naturales. Esta gestión implica una cooperación entre todos los sectores y niveles administrativos no solamente en la movilización de recursos, sino también un aporte de información constante, oportuno y exacto. Sin embargo, el problema de fondo está relacionado con la vulnerabilidad frente a los desastres. El incremento de acciones locales para la reducción de los riesgos (y disminución de la vulnerabilidad) y por lo tanto, la prevención y control de las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) permitirá ejecutar acciones que resulten válidas para la reducción de los riesgos sanitarios de los desastres naturales. La reducción de la vulnerabilidad es una inversión clave, no sólo para reducir los costos humanos y materiales de los desastres naturales, sino también para alcanzar un desarrollo sostenible disminuyendo las causas estructurales responsables.