Cada cual atiende su juego: un balance del rol de los BRICS tras dos décadas del siglo XXI

CLARISA GIACCAGLIA

Quito

Conferencia; Power Reconfigurations: Regional and Global Responses in an Age of Uncertainty; 2018

ISA FLACSO

A inicios del siglo, la emergencia de nuevos poderes fue visualizada con amplias expectativas acerca de un grupo de cinco estados mundialmente reconocidos en torno al acrónimo BRICS. No obstante, a partir de la segunda década, comenzó a predominar el desencanto y el cuestionamiento sobre los efectivos alcances de las acciones desarrolladas por los emergentes. En estas circunstancias, resulta pertinente preguntarse: ¿Qué rédito o perjuicio han obtenido cada uno de sus miembros como resultado de la participación en este bloque? ¿Ha logrado China, a través de su incorporación en BRICS, encubrir sus pretensiones mundiales? ¿De qué manera India se ha visto beneficiada en función de su rol pivot entre potencias tradicionales y emergentes? ¿Ha sido Rusia un poder emergente vulnerable económicamente pero que ha logrado fortalecerse en términos estratégico-militares? ¿Ha jugado Brasil un rol internacional que excedía sus potencialidades? ¿A pesar de sus escasas capacidades materiales, puede Sudáfrica sostener su principal atributo de poder en tanto representante del continente africano? El trabajo postula que BRICS fue funcional a los intereses políticos de todos sus miembros. Para la mayoría de sus estados partes, BRICS brindó un espacio que les garantizó mayor visibilidad internacional, en el contexto de políticas exteriores proactivas y asertivas. Sólo en el caso de China, el bloque fue también propicio, pero por diferentes motivaciones, vinculadas al desarrollo de una modalidad de actuación colectiva -minilateralismo-, que le posibilitó al gobierno de Beijing prolongar la estrategia de bajo perfil internacional desplegada en paralelo a su irrefrenable ascenso internacional.