INVESTIGADORES
CROSS Maria Cecilia
congresos y reuniones científicas
Título:
Tecnología, sustentabilidad del empleo y trabajo: desafíos para la acción gremial en tiempos de cambio tecnológico
Autor/es:
ARIAS, CORA CECILIA; CECILIA CROSS
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; VIII Congreso Latinoamericano de Estudios del Trabajo.; 2016
Institución organizadora:
Asociación Latinoamericana de Estudios del Trabajo
Resumen:
En la etapa de transición del feudalismo al capitalismo, la proletarización del artesanado fue producto de un proceso de doble descalificación: por un lado, la separación entre la concepción y la ejecución del trabajo; por otro, la hipótesis de la (supuesta) incompetencia de los trabajadores en materia de gestión tecnológica. La tecnología se convirtió en un subproducto de la ciencia según la postulación del modelo lineal. Desde este enfoque, el conocimiento científico se produce y se difunde desde los claustros asumiendo a la ciencia como una esfera autónoma de la vida social, prescindente de las demandas sociales en sentido amplio.Las exigencias del capitalismo post industrial y las resistencias obreras frente a la deshumanización que imponía la organización taylorista, erosionaron las fronteras entre cuellos blancos y azules, principalmente en los últimos 40 años. El primer proceso de descalificación, la separación entre los que piensan y los que producen, quedó entonces cuestionado.Sin embargo, la ?incompetencia? de los trabajadores y sus organizaciones para tomar decisiones en materia tecnológica rara vez es problematizada. Frente al cambio tecnológico, se analiza la respuesta de los trabajadores de modo especular: se adaptan o resisten las exigencias en materia de capacitación y/o reconversión laboral, a través de la adopción de estrategias individuales o colectivas.Se establece como un axioma que los nuevos conocimientos y el avance en materia tecnológica dependen de la actividad innovadora de empresas, universidades y/o centros de investigación tecnológica. En ese marco, los trabajadores -en el mejor de los casos- se constituyen en demandantes de esas tecnologías. Las potencialidades obreras en materia de transformación e innovación han sido soslayadas por los actores empresarios, gubernamentales y sociales. Por lo tanto, los trabajadores no tienen el reconocimiento merecido en esta materia, ni social ni económico.Las innovaciones que se producen en los espacios laborales, pueden ser apropiadas por el capital para optimizar procesos productivos y mejorar sus ganancias, o pueden convertirse en herramientas de los trabajadores para negociar condiciones de trabajo y defender la sustentabilidad del empleo. La posibilidad concreta de que estas innovaciones que se producen en el lugar de trabajo puedan repercutir en la mejora de las condiciones de vida -dentro y fuera del trabajo- depende fundamentalmente del posicionamiento de las organizaciones sindicales frente al conocimiento y la tecnología: si se considera que el mercado y/o la empresa tienen la potestad de instrumentar el proceso productivo, la puesta en valor de los saberes profesionales, así como la defensa de determinado modelo de cambio tecnológico frente a otros posibles, queda por fuera del área de acción e intervención sindical. Como contrapartida, si se asume el supuesto contrario, los trabajadores y sus organizaciones buscarán desarrollar sus competencias en la materia para convertirse en agentes autorizados para intervenir en los distintos procesos de cambio tecnológico, así como para demandar la inversión necesaria por parte de las empresas para garantizar la sustentabilidad del empleo en el mediano plazo.La postura que asume el actor sindical frente a los cambios tecnológicos (la aceptación, negación o intervención en esta materia) tiene una incidencia determinante en los procesos de transformación productiva. Los saberes en el trabajo se constituyen en un espacio de disputa. Ese conflicto se profundiza en un contexto en el que la organización del trabajo no garantiza la continuidad del empleo, y la obsolescencia de las calificaciones es mucho más rápida que en el pasado; el dominio de un oficio ya no garantiza trabajo. El cambio tecnológico y la aparición de nuevas necesidades y servicios exigen una actualización permanente.Las nuevas formas de organización del trabajo y la producción capitalistas que se establecieron luego de la crisis de los setenta ?y los impulsos de la denominada Tercera Revolución Industrial-, dieron origen a la ?sociedad de la información?. En este contexto, el conocimiento circula y es accesible a todos. Sin embargo, las distintas empresas y países no utilizan esos saberes existentes de forma productiva. Algunos actores sacan mejor provecho que otros de los conocimientos que en la actualidad circulan a intensa velocidad.En la Argentina, el acceso a la tecnología para el trabajo ha estado asociado casi exclusivamente con la transnacionalización de las empresas. No obstante, a lo largo de la llamada ?década de oro? de la industria argentina (1964-1974), nuestro país logró constituirse en exportador de tecnología, destinada principalmente a países latinoamericanos. En tal sentido es que se dice que nuestro país se ha destacado en procesos de I+D adaptativa, en los cuales la experticia obrera ha sido central. Pero nuestro sistema de innovación ha sido incapaz de captar y fomentar esos procesos. Por esta razón, el proceso de industrialización inicial afianzó las relaciones de dependencia de los países subdesarrollados con respecto a los conocidos como del Primer Mundo; esta configuración fue la consecuencia del avance de muchos de estos últimos países en sus capacidades tecnológicas en detrimento de los países periféricos. Los países hegemónicos han configurado un cuasi oligopolio en términos de investigación e innovación. Esto profundiza la tendencia a perpetuar las asimetrías con nuestros países, y juega un rol clave como obstáculo para profundizar el desarrollo nacional y regional. En este contexto internacional, las posibilidades de desarrollo autónomo de nuestro país, y las estrategias para garantizar la sustentabilidad del empleo, se erigen como un problema político y no conceptual: si no se establece que el conocimiento que se crea y se difunde sea adecuado a las demandas y la capacidad de absorción sociales, se pierde la eficacia de la inversión pública y privada en materia de innovación. La producción de conocimiento ajustada a las demandas de desarrollo realmente existentes depende fuertemente del posicionamiento que adoptan los trabajadores y sus organizaciones frente a la innovación y el cambio tecnológico.En la esta ponencia, a partir de un relevamiento cualitativo realizado en sindicatos de diversas ramas, analizaremos la heterogeneidad de posicionamientos que los trabajadores adoptan frente al cambio tecnológico. Esta investigación nos permite sostener que, en muchos casos, desafían simultáneamente los dos aspectos de la descalificación que dio origen a la proletarización.