INVESTIGADORES
ZWIRNER Norberto Walter
capítulos de libros
Título:
Estrategias celulares de defensa contra el cáncer
Autor/es:
ZWIRNER, NORBERTO WALTER; FUERTES, MERCEDES BEATRIZ
Libro:
Bases de la Inmunología Clínica
Editorial:
Hadex & AM SAC
Referencias:
Lugar: Lima; Año: 2013; p. 147 - 160
Resumen:
            Según la Organización Mundial de la Salud, los diferentes tipos de cáncer constituyen la tercera causa de muerte en la población mundial, luego de 1) las enfermedades comunicables, condiciones maternas y perinatales y deficiencias nutricionales y 2) las enfermedades cardiovasculares. En América, sin embargo, el cáncer es la segunda causa de muerte, siendo sólo superada por las enfermedades cardiovasculares. Estos datos epidemiológicos ponen de manifiesto que el cáncer es una las principales causas de morbimortalidad, lo cual ha movilizado a lo largo de los años, intensas investigaciones en este campo con el fin de prevenir el desarrollo del cáncer y, en pacientes que han desarrollado cáncer, poder curar esta patología. Desde hace ya muchos años sabemos que el cáncer se desarrolla a partir de una célula inicial que, mediante acumulación sucesiva de mutaciones en su genoma, desarrolla habilidades particulares que le permiten adquirir nuevas funciones y ventajas que facilitan el crecimiento descontrolado y la sobrevida en un huésped que es, en la mayoría de los casos, inmunocompetente. En algunos casos, los cambios introducidos en el genoma no son mutaciones sino que comprenden deleciones, traslocaciones o inserciones que modifican la actividad transcripcional de determinados genes para conferir las habilidades necesarias para otorgar el fenotipo tumoral. Estas habilidades comprenden la adquisición de: 1.      autosuficiencia en el crecimiento celular; 2.      insensibilidad o resistencia a estímulos de arresto del ciclo celular o inhibición del crecimiento celular; 3.      un fenotipo capaz de invadir otros tejidos distantes, lo que permite el establecimiento de metástasis; 4.      un potencial replicativo ilimitado; 5.      la capacidad de promover angiogénesis; y/o 6.      resistencia a la apoptosis             En muchos casos, las mutaciones acumuladas resultan en a generación de mediadores intracelulares o receptores constitutivamente activos (mutantes que confieren ganancia de función) o inactivos (mutantes que confieren pérdida de función). En algunos casos, las mutaciones afectan a lo que se denominan oncogenes, es decir, genes que codifican proteínas que, una vez mutadas, adquieren propiedades que facilitan el crecimiento tumoral. Simultáneamente, las mutaciones pueden afectar también a lo que se conoce como anti-oncogenes, es decir genes que codifican proteínas que, una vez mutadas, pierden la capacidad de controlar el crecimiento celular y por lo tanto, también facilitan el crecimiento tumoral. Las causas de la acumulación de estas mutaciones son múltiples. Por un lado, existen agentes físicos o químicos ambientales que promueven las mutaciones en el ADN, tal como es el caso de la radiación ultravioleta o algunos agentes químicos denominados genéricamente carcinógenos. Por otro lado, las mutaciones pueden aparecer espontáneamente como consecuencia de una actividad de reparación defectuosa en el ADN celular durante su duplicación. Independientemente de la causa, la aparición de proteínas mutadas en la células resulta en la aparición de nuevos antígenos (Ag) que genéricamente se conocen como ?Ag tumorales? que son expuestos al sistema inmune y contra los cuales no existe tolerancia. Es importante mencionar además, que existe otra causa que puede llevar al desarrollo de cáncer y que está dada por la infección con determinados virus que genéticamente se conocen como virus oncogénicos. En su genoma, estos virus codifican proteínas que interfieren con el control del ciclo celular y por lo tanto, facilitan el crecimiento descontrolado de células normales infectadas.   Aunque durante muchos años existió un intenso debate acerca del papel del sistema inmune en la detección y eliminación de los tumores, hoy en día sabemos que el sistema inmune es capaz de prevenir la formación de tumores de diversas formas. Las evidencias más fuertes a favor del rol del sistema inmune provienen no sólo a partir del estudio de la incidencia de tumores o el crecimiento y progresión tumoral en animales genéticamente deficientes para diferentes receptores, mediadores y poblaciones celulares del sistema inmune, sino que determinados hallazgos clínicos en pacientes avalan esta idea. Por ejemplo, está establecido que la incidencia de tumores es mucho mayor en pacientes con ciertas inmunodeficiencias congénitas, en pacientes trasplantados que se encuentran crónicamente inmunosuprimidos y en pacientes con VIH. Asimismo, existe una correlación clínico-patológica que indica que la presencia de infiltrados linfocitarios en ciertos tumores (carcinomas de mama, melanomas) está asociada a un mejor pronóstico comparado con tumores que carecen de dichos infiltrados.   Pero ¿de qué manera el sistema inmune puede proteger al hospedador del crecimiento tumoral? En el caso de los tumores inducidos por virus, existe una respuesta inmune innata y adaptativa contra el virus que intenta eliminar al patógeno a través de la destrucción de las células infectadas. Por otro lado, la detección y eliminación de tumores espontáneos por parte del sistema inmune es un tema que ha generado mucho debate durante los últimos años aunque hoy en día conocemos bastantes detalles de los mecanismos involucrados. Por lo tanto, a lo largo de este capítulo describiremos los componentes del sistema inmune encargados de la detección y eliminación de células neoplásicas, así como otros aspectos de la compleja e intrincada relación que se establece entre el sistema inmune del huésped y un tumor que se desarrolla.