INVESTIGADORES
CAFFE pablo Jorge
congresos y reuniones científicas
Título:
Tectónica andina en las Sierras Pampeanas noroccidentales. Provincia de Catamarca.
Autor/es:
SEGGIARO, R., DA POIAN, G., BECCHIO, R., GALLI, C.I., ARNOSIO, M., CAFFE, P.J.
Lugar:
Neuquén
Reunión:
Congreso; XIII Congreso Geologico Argentino; 2011
Institución organizadora:
Asociación Geológica Argentina
Resumen:
Las sierras de Quilmes, Belén, Capillitas, Hualfín y Aconquija, constituyen bloques basculados de basamento cristalino, que delimitan la depresión del Campo del Arenal e integran el extremo norte de las Sierras Pampeanas Noroccidentales. Las estructuras andinas más evidentes de esta región son fallas de rumbo NE que forman parte del lineamiento de Aconquija o de Tucumán (Mon, 1976), interpretado como una zona de transferencia (Urreiztieta et al., 1996) con desplazamiento lateral derecho (Jordan et al., 1983). Las fallas principales separan rocas de basamento aflorantes en las sierras de las unidades terciarias y cuaternarias que componen la depresión. Las secuencias terciarias comienzan con depósitos fluviales psamíticos y psefíticos rojos de la Formación Hualfin (Muruaga, 1998), dispuestos sobre una superficie peneplanizada del basamento, atribuible a un proceso erosivo ocurrido durante una prolongada etapa de tranquilidad tectónica. Sobre la Formación Hualfin se apoya en discordancia de bajo ángulo y en paraconformidad en distintos sectores de la cuenca, la Secuencia I (Bossi et al., 1993) equivalente a las areniscas y pelitas rojas de la Formación Morterito (Turner, 1973). La secuencia II (Bossi et al., 1993) discordante sobre la Secuencia I se inicia con facies gruesas volcaniclásticas equivalentes a los depósitos del Complejo Volcánico Farallón Negro (Sasso, 1997) o a la Formación El Aspero (Turner, 1973). Las Formaciones Andalhuala y Corral Quemado (Bossi et al., 1993) compuestas por potentes acumulaciones psefiticas y psamiticas granocrecientes, con escasa participación volcánica, integran la parte superior de la Secuencia II. Las observaciones de campo realizadas a nivel regional denotan rasgos estructurales correspondientes a cuatro etapas deformacionales superpuestas, desde el inicio de la depositación de la Formación Hualfin hasta el final de la Secuencia II. En el área de Los Nacimientos la presencia de escarpas de fallas menores en el basamento traslapadas por capas de la Formacion Hualfin y la generación de pliegues tipo drapes con estratos de crecimiento (Ramos, 2009), muestran una relación sintectónica del primer ciclo deformacional con la depositación de la Formación Hualfin. Como evidencia de la segunda etapa de deformación, la Formacion Hualfin presenta rasgos erosivos previos a la depositación de la Secuencia I en diferentes partes de la cuenca. Sus espesores varían fuertemente en distancias relativamente cortas, llegando a desaparecer en algunas secciones. La tercera etapa fue identificada en las proximidades del Cerro Atajo, donde la Formación Morterito o Secuencia I se encuentra intensamente plegada bajo la Secuencia II que solo presenta un basculamiento suave. La cuarta etapa de deformación se manifiesta desde la base de la Secuencia II, con la presencia de discordancias progresivas que indican sincronismo de la depositación con un ciclo tectónico cuyo climax podría estar representado por la irrupción del volcanismo en la cuenca. A los fines de analizar la cinemática de la última etapa de deformación se realizaron mediciones de indicadores a lo largo de fallas regionales y de fallas menores. Los resultados preliminares indican desplazamientos dextrales sobre la falla Aconquija de carácter regional con rumbo NE - SO y sinestrales sobre la falla Potreros de rumbo N-S. En base a la información recogida se interpreta que, durante la depositación de la Secuencia II, la tectónica local dominante fue transcurrente generando ambientes transpresivos con elevaciones de bloques y transtensivos con el desarrollo de cuencas restringidas y volcanismo. El inicio de las cuencas controladas por la téctónica transpresiva-transtensiva, esta represenado por la acumulación de depósitos de taludes y abanicos aluviales en los que se habrían desarrollado frecuentes flujos de detritos (Galli et al., 2010). Las cuencas evolucionaron en forma parcialmente aislada, dominadas por depósitos de abanicos aluviales, con corrientes altamente concentradas y desarrollo de debris flow, que posteriormente habrían evolucionado a un sistema fluvial de tipo entrelazado.