INVESTIGADORES
BUJALDON Lila Estela
artículos
Título:
Reseña. Etica y política de la traducción en la época contemporánea. Ed. Assumpta Camps. Barcelona: Producciones y Publicaciones Universitarias, 2004. 346 p.
Autor/es:
LILA BUJALDÓN DE ESTEVES
Revista:
Revista de Literaturas Modernas
Editorial:
Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo
Referencias:
Lugar: Mendoza; Año: 2005 p. 230 - 233
Resumen:
Reseña de Ética y política de la traducción en la época contemporánea. Ed. Assumpta Camps. Barcelona, Promociones y Publicaciones Universitarias, 2004, 346 p  El volumen recientemente editado por Assumpta Camps reúne casi una veintena de colaboraciones de colegas españoles - especialmente catalanes y gallegos -, brasileros y en mucha menor medida, italianos. Como lo adelanta la editora en la “Presentación”,  todas estas contribuciones dedicadas a la traducción literaria se hayan distribuidas en 5 partes. La primera reúne estudios dedicados a plantear problemas de la traducción en relación con la Literatura Comparada y la Teoría Literaria. Los nombres de sus autores, como por ejemplo Tania  Franco Carvalhal, ya adelantan la perspectiva comparatista en el tratamiento de un tema que, como el de la traducción, ha ido ocupando un espacio cada vez mayor en el interés y estudios de esa Disciplina. Algunos de los  títulos de los artículos anuncian en forma transparente dicha perspectiva, como es el caso de:  “Traducción y recepción en la práctica comparatista” (T. Franco Carvalhal) o de “La literatura comparada y los estudios de traducción” (L. Sá Rebello). Otros anuncian ya en su título el diálogo crítico establecido entre Europa y Latinoamérica al respecto, como “El derecho a la antropofagia” en que  Pere Comellas, de la Universidad de Barcelona, elige la metáfora del canibalismo con que Haroldo de Campos identifica la tarea de traducir para reflexionar en el artículo sobre sus restricciones éticas y políticas. Biagio D´Angelo por su parte, desde una universidad italiana, aborda el lugar que tiene la traducción en el proceso creativo y artístico de Jorge Luis Borges,  cuyos ensayos y comentarios sobre dicha tarea permiten entrever “una filosofía de la traducción verdaderamente iluminadora”. En la segunda parte se presentan casos concretos de estudios de traducción en el ámbito gallego (“El comportamiento de la traducción en lengua gallega” por Ana Luna y “La traducción literaria en gallego 1975-2000” por Gonzalo Constenla) y en el catalán (“La literatura griega moderna traducida en Cataluña en la segunda mitad del siglo XX” a cargo de Montserrat Gallart). También en esta segunda parte se aborda la cuestión de la existencia de la unidad lingüística del español que justifique o no la pregunta por los destinatarios latinoamericanos o peninsulares de toda traducción realizada para el ámbito hispánico. En el mismo artículo, para ejemplificar las dificultades de comprensión y recepción a ambos lados del Atlántico, A. Camps estudia minuciosamente las versiones al español de El viejo y el mar de Ernst Hemingway, destacando que la primera recepción del autor norteamericano fue la latinoamericana y cuáles repercusiones tuvo este hecho para la lectura del texto traducido. La parte tercera incorpora las reflexiones de quien se dedica a traducir a una escritora de la talla de Clarice Lispector, como es el caso de Elena Losada, o cómo juzgar la práctica de la traducción de líricos españoles en el poeta italiano Giorgio Caproni. Fausto Padilla, de la Universidad de Oviedo, detecta y explica en más de veinte novelas italianas traducidas al español en la última década los “falsos amigos” o habituales errores léxicos que en general se cometen por la interferencia entre ambas lenguas, a lo que se suma las malas condiciones laborales que atentan contra una jerarquización de la tarea del traductor. Ocupan la cuarta parte del tomo aquí reseñado las versiones al español de dos textos clásicos, la crónica catalana del rey Don Jaime y Manon Lescaut del abate Prévost, ocupan a Julia Butiñá y Antonio Lafarga, huésped académico en las jornadas argentinas de Literatura Comparada, realizadas en Tucumán en 1998.  Al considerar las adaptaciones fílmicas de textos literarios como traducciones intersemióticas, dos  estudios particulares ocupan la quinta y última parte de este volumen dedicado a la traducción. Las versiones cinematográficas de “Nacido el 4 de julio”, “Eduardo II” y “Great Expectations” son puestas en relación con las obras, sus autores y contextos, dejando así al descubierto la interpretación y objetivos de los respectivos directores cinematográficos contemporáneos Oliver Stone, Derek Jarman y Alfonso Cuaron. En el caso de la película “Teatro di guerra”, Beatrice Barbalato presenta el fino trabajo cinematográfico del director  italiano Mario Martone para poner en paralelo la guerra fraticida de Sarajevo con la tragedia de Esquilo “Siete contra Tebas”. Finalmente podríamos concluir poniendo de relieve la significativa actualización  sobre el tema de la traducción que significa este volumen. Los artículos que discuten aspectos teóricos están perfectamente equilibrados con aquellos que encaran problemas concretos de la praxis de la traducción y la sumatoria de las bibliografías que finalizan cada trabajo constituye un rico repertorio de lo pensado y publicado sobre el tema en diversos puntos del globo en los años del así llamado poscolonialismo. Al interesado por la traducción (¿y quién que se enfrenta diariamente con textos de diversas culturas puede no estarlo?) no le quedan dudas respecto de la función central de intermediación que esta tarea cumple; una  intermediación cuya ética radica en respetar lo individual y peculiar de la cultura de partida para que pueda revelarse lo diferencial que la define, aún cuando la coyuntura política (sea catalana, gallega o globalizante) sea adversa a dicha mediación. De allí que los estudios de traducción ocupen un lugar destacado en los de la Literatura Comparada y en ella se haga idéntica la figura de un intermediario cultural a la del traductor. Repetidamente en los diversos artículos del tomo reseñado se insiste y toma partido por una necesaria y mayor “visibilidad” del traductor, convertido en el principal mediador comunicativo “en un mundo repleto de zonas de contacto en el que la cultura adquiere sentido en el movimiento y el viaje constante, donde la traducción se ha convertido en la principal ruta comunicativa” (p.80).