INVESTIGADORES
ARES SofÍa Estela
capítulos de libros
Título:
La pandemia que profundizó las desigualdades sociales y territoriales en Mar del Plata y el Partido de General Pueyrredon
Autor/es:
ARES, SOFÍA ESTELA; LUCERO, PATRICIA; MIKKELSEN, CLAUDIA ANDREA
Libro:
Tiempos de pandemia. El COVID-19 y su impacto en el Partido de General Pueyrredon 2020-2021
Editorial:
Prohistoria
Referencias:
Lugar: Rosario; Año: 2022; p. 49 - 72
Resumen:
La pandemia de COVID-19 alcanza a la sociedad en su conjunto, pero no afecta a todos de igual manera dada la diversidad de situaciones de accesibilidad a las medidas de prevención de la propagación de la enfermedad. El Coronavirus no emerge en un vacío, sino en contextos sociales concretos, históricamente construidos, que dan cuenta de las desigualdades y fragmentaciones territoriales preexistentes, pero exacerban las debilidades de quienes menos tienen y menos pueden. Frente a la pandemia, el saber situado, contextualizado, conocedor de las fortalezas y debilidades de los recortes espaciales en estudio, es fundamental.Desde el punto de vista del bienestar social, el Partido de General Pueyrredon (en adelante PGP) y la ciudad de Mar del Plata en particular presentan grandes disparidades. Estas, en su relación dialéctica con el territorio, co-construyen áreas contrapuestas, polarizadas, que a la vez que productos son condicionantes para el cotidiano de los sujetos habitantes.Con el inicio y transcurrir de la pandemia, las disimilitudes y su territorialización han cobrado visibilidad, han desnudado las urgencias y las injusticias preexistentes. Asimismo, la necesidad de implementar medidas de cuidado, de prevención, ha repercutido de modo negativo en las economías locales, ha incidido en la desmejora del bienestar, sobre todo de aquellos grupos sociales afectados por el cierre de actividades ?algunas de las cuales aún no lograron recuperarlos niveles prepandemia? o por su situación laboral informal. Tal como expresa Rogerio Haesbaert al referir a la pandemia por COVID-19: Paradójicamente, quien diría, la gran desigualdad que mueve el sistema económico se revela ahora con toda su crudeza entre aquellos que pueden quedarse aislados, hipotéticamente ?inmunizados? en los territorios-refugio de sus hogares, con condiciones económicas para mantenerse ahí, y aquellos que, sin garantía de sus territorios-recurso, son obligados a atravesar la ciudad para asegurar la alimentación, la salud, la limpieza o la seguridad para toda la población. (Haesbaert, 2020, p. 6).El estudio de las viviendas y del espacio cotidiano adquiere nueva relevancia, es revisitado desde lo conceptual porque el espacio de la intimidad diaria en los hogares se constituye en nuestro territorio de abrigo (Santos, 2000; Silveira, 2007 y Haesbaert, 2013 y 2020). La casa, la casilla, el departamento mínimo, para unos.La casa-búnker para otros (Lindón, 2006). Respecto de esta noción de búnker, las reflexiones de Alicia Lindón ayudan a pensar en las nuevas formas de construir territorio asociadas a los confinamientos de la población como principal medida de prevención. Así, la casa-búnker hiperconectada, separada de otras con diferentes tecnologías de seguridad, con espacio ?y recursos económicos de sus habitantes- para acopiar alimentos y otros artículos, presupone un primer gran diferencial respecto de los grupos sociales que no cuentan con estas opciones. Dela mano de las medidas sanitarias, durante el año 2020 cambiaron las formas de habitar y vivir la ciudad, proceso enmarcado en intensas transformaciones de la vida cotidiana, La entronización de la casa, y su construcción social como búnker, significa que se deja de ser habitante de una ciudad con un punto de referencia que es la casa, para constituirse en habitante de una casa que está dentro de una ciudad difusa, "segmentada, segregada y rechazada. Habitar una casa y no una ciudad, por la que sólo se circula fatigadamente, implica una reducción y enrarecimiento de la socialidad hasta niveles críticos, así como cancelar lo desconocido e imprevisto, que en las ciudades ha sido lo propio de la cotidianidad. (Lindón, 2006, pp. 30-31).En base a estas y otras reflexiones nos preguntamos sobre la casa como abrigo o protección. ¿Abrigo para quiénes? O ¿en qué condiciones de abrigo? En tal sentido puede ser ámbito de refugio, que brinda la posibilidad de protección y distanciamiento, de los otros y también del virus. Igualmente puede constituir, de modo superpuesto, un territorio de inseguridad para quienes deben transitar y salir de la vivienda. El territorio doméstico puede ser para otras personas ámbito de amenaza en el caso de violencia familiar, o de privación donde no esposible acceder a bienes básicos que permitan cuidar de modo conveniente la salud de sus miembros.En el curso de estas reflexiones no podemos obviar que para que algunos permanecieran en casa, otros debieron movilizarse y continuar con las actividades habituales, Tenemos que concientizarnos sobre cuánto la seguridad de nuestras cuarentenas individualistas se debe a una masa de trabajadores (vulnerables) que nos garantizan el acceso a estos tantos recursos necesarios para nuestra supervivencia (Haesbaert, 2020, p. 7).En relación con esta situación, Gustavo Buzai (2021) invita a repensar el funcionamiento de la ciudad, cuya metamorfosis en ciernes se vio acelerada por la nueva organización impuesta para evitar la propagación de la pandemia de COVID-19. Al respecto afirma que los hogares se transformaron en todo y se generaba un cambio en las "condiciones de vida debido a las diferentes restricciones implementadas.Este geógrafo introduce la idea de las burbujas en diferentes planos del análisis que refieren a las escalas de la vida cotidiana, cuyo término se encuentra tan presente en las palabras escritas y orales de la memoria del presente. Propone la noción de burbuja de grupo de personas de contacto estrecho en relación con otros grupos en plazas, cafés y espectáculos en los que ya se encuentran preparadas las condiciones para su cumplimiento, círculos pintados en los pisos y cantidad de asientos agrupados en pequeñas concentraciones, mesas de cafés separadas, perotambién en grupos completos, cursos de alumnos en las aulas o en la práctica de deportes de equipo. En una escala geográfica menor, ofrece la forma de burbuja barrio ante las reglamentaciones que acotan el movimiento, por ejemplo, en momentos de la fase 1 no se permitió caminar más allá de los 500 metros del domicilio para realizar compras esenciales y eso llevó a la posibilidad de experimentación de un contexto circular, acotado y plano, en el que se debía poder acceder a todo producto básico en negocios de proximidad. Estas burbujas generaron un detallado mosaico intraurbano que combinó características de la diferenciaciónresidencial y de la intensidad urbana. Por último, plantea la burbuja ciudad al observar el impedimento de atravesar sus límites, decantando lo que comenzó a ser visto como un cambio de escala hacia mayores niveles de exclusión, y aunque las ciudades se vieron cerradas y los países abiertos, esto también se modificó y generó burbujas nacionales por períodos (Buzai, 2021, p. 11).Apoyándonos en las consideraciones propuestas por los autores citados, en este capítulo nos detendremos en el análisis del territorio local a partir de indicadores sociodemográficos que entendemos contextualizan respecto del recorte territorial de estudio y que se hace necesario en el recorrido que encaran otros capítulos de la presente obra. Para ello dividimos al capítulo en dos bloques. El primero intenta mostrar el entorno social y territorial de Mar del Plata en el momento previo a la definición del estado de pandemia por COVID-19, con el fin de describir las desigualdades preexistentes al interior de la ciudad. El segundo ofrece el panorama que profundizó las brechas sociales a partir de la interpretación de los indicadores más relevantes en el orden de la incidencia de la pobreza y la crisis de los mercados de trabajo, con el objetivo de señalar los procesos que impactaron con mayor fuerza en los barrios sujetos al estudio en el marco del proyecto interdisciplinario.