BECAS
ARATA Agustin Francisco
capítulos de libros
Título:
Podredumbres de espiga y micotoxinas en maíz
Autor/es:
FERRAGUTI, FACUNDO JAVIER; BARONTINI THEUMER, JAVIER; ESPÓSITO, MARÍA ANDREA; PASTOR, FACUNDO; ARATA, AGUSTÍN FRANCISCO; MARTÍNEZ, MAURO; DINOLFO, MARÍA INÉS
Libro:
Producción, calidad y sustentabilidad de maíz flint y otras especialidades
Editorial:
Tecnigráfica
Referencias:
Lugar: Rosario; Año: 2022; p. 57 - 84
Resumen:
El maíz es el cereal de mayor volumen producido a nivel global, con 1181 millones de toneladas cosechadas actualmente (USDA-WASDE, 2022). En Argentina, en la última década, la superficie sembrada de maíz aumentó de 5 a 9,7 millones de ha, mientras que la producción de granos pasó de 21,5 a 60,5 millones de toneladas. Este aumento de la superficie sembrada se registró tanto en las áreas tradicionales del cultivo, sustituyendo a otros cultivos estivales, principalmente la soja, como en áreas no tradicionales, mayormente en fechas de siembra tardía (Presello et al., 2022).La diversificación de ambientes productivos, las nuevas fechas de siembra, cultivos antecesores, de cobertura y de servicio, el manejo agronómico y la elección de híbridos con distinta susceptibilidad, generan durante todo el año condiciones propicias para la ocurrencia de enfermedades y la diseminación de vectores e inóculo (Couretot et al., 2016). El maíz, como todos los cereales, es susceptible de ser infectado por hongos que colonizan los granos y afectan tanto el rendimiento como la calidad e inocuidad de los mismos por la síntesis de micotoxinas. Los síntomas producidos por estos patógenos son conocidos vulgarmente como podredumbre de espigas y se caracterizan por la proliferación de micelio que varía en color e intensidad dependiendo del hongo que esté produciendo la infección. Estos hongos son de tipo necrotróficos, con bajo nivel de especificidad, pudiendo proliferar tanto en tejido vegetales vivos, restos orgánicos o directamente en el suelo (Presello y Botta, 2004). El ciclo de las podredumbres comienza con esporas sexuales o asexuales que pasaron el invierno en los rastrojos y luego ingresan a través de dos vías principales: los estigmas durante la floración o los granos en desarrollo. La colonización de los estigmas ocurre con mayor intensidad luego de la polinización y puede prolongarse hasta la senescencia de los mismos, permitiendo que las hifas crezcan a través de ellos y puedan llegar al grano. Generalmente estos hongos no invaden a través del pericarpio sano de los granos, pero pueden ingresar a través de heridas causadas por tormentas, granizo, insectos, aves, roedores y otros patógenos (Gai et al., 2018, Presello y Botta, 2004). Otra vía posible es a través del contacto de las espigas con el suelo, producto del vuelco o el quebrado de tallos, frecuentemente durante el secado a campo del grano (Ferraguti et al., 2016). En un trabajo reciente realizado por investigadores de la Facultad de Agronomía de Azul, que las anteras que caen sobre las espigas en torno a floración pueden ser una fuente de inóculo para diferentes podredumbres de espiga causadas por Fusarium. Los aislamientos realizados desde anteras permitieron observar la presencia de especies como: F. verticillioides, F. graminearum, F. subglutinans, F. proliferatum, y especies del complejo Fusarium incarnatum-equiseti, todas especies aisladas desde espiga a nivel mundial y principales responsables de la producción de micotoxinas en granos de maíz. Además, se demostró la capacidad patogénica en tallos de maíz (Publicación en curso).En Argentina, del complejo de hongos prevalentes que ocasionan podredumbre de espiga, los géneros Fusarium, Aspergillus, Penicillum y ocasionalmente Stenocarpella son los más relevantes por su incidencia en el rendimiento y la inocuidad (Presello et al., 2016).