INVESTIGADORES
BONVILLANI Andrea
capítulos de libros
Título:
Del Cordobazo al kirchnerismo. Una lectura crítica acerca de los períodos, temáticas y perspectivas en los estudios sobre juventudes y participación política en la Argentina
Autor/es:
ANDREA BONVILLANI, MELINA VÁZQUEZ, PABLO VOMMARO Y ALICIA PALERMO
Libro:
Jóvenes, cultura y política en América Latina: algunos trayectos de sus relaciones, experiencias y lecturas (1960-2000)
Editorial:
Ediciones del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y Homo Sapiens
Referencias:
Lugar: Rosario; Año: 2010; p. 21 - 55
Resumen:
En este artículo nos proponemos elaborar un estado del arte acerca de las prácticas políticas de los y las jóvenes en la Argentina entre fines de los sesenta, más exactamente entre 1968-69, coincidiendo con el momento de movilización que se conoce con el nombre de Cordobazo, y la actualidad. La decisión de iniciar nuestro análisis con el Cordobazo se fundamenta en que éste fue un momento que sintetizó las transformaciones que venían produciéndose a lo largo de la década del sesenta en relación con el papel protagónico que adquirió la juventud en el plano político, social y cultural. Nos referimos fundamentalmente al cuestionamiento de los valores vigentes, que permitieron a los y a las jóvenes constituirse como un sujeto social con relativa autonomía, con formas de sociabilidad, relaciones afectivas, modos de entender la autoridad y de vivir la sexualidad específicos, y desafiantes de lo instituido. Este clima de época encontró expresión en la Argentina en 1969, al iniciarse un momento explosivo de rebelión popular,caracterizado por el surgimiento de movimientos políticos cuyas prácticas tenían como horizonte la toma del poder, con nuevos repertorios de confrontación. En el año 1969, diferentes circunstancias se conjugaron para transformar lo que inicialmente fue una protesta obrera y estudiantil, en rebelión popular. Nacía así el Cordobazo: una gran insurrección urbana que mostraba la emergencia social de los/las jóvenes como actores políticos en un contexto represivo1, pero con el fuerte estado de movilización que caracterizó a nuestro país a fines de la década de los sesenta. La primera etapa a abordar se extiende, entonces, desde el Cordobazo hasta el golpe de estado de 1976, que marca el inicio de la última dictadura militar en Argentina. Un segundo momento de análisis incluye los años de la dictadura militar (1976-1983), período de fuerte represión, desaparición forzada de personas (fundamentalmente de los jóvenes que habían tenido un compromiso político y social en el ciclo de movilización anterior), censura y cierre de los canales institucionales de participación. No obstante, durante este período se produjeron diferentes manifestaciones de resistencia que tuvieron como protagonistas a los jóvenes. Éstas se expresaron en diferentes planos: cultural, educativo, territorial, laboral, entre otros. La tercera etapa se extiende desde la restauración democrática hasta el fin del gobierno de Alfonsín (1984-1989). Así, 1989 marca un momento de quiebre respecto de las expectativas construidas en torno a la posibilidad de consolidar un modelo estable de democracia y bienestar social que resolviera la cuestión social pendiente y abierta por la dictadura. La vuelta de la democracia era interpretada como oportunidad para ?restituir la política en su lugar?. Fue así como se definieron los contornos de la ?buena política?, cuyo actor principal era el ciudadano; el acto político por excelencia la participación en los actos eleccionarios y la representación política debía articularse por los partidos políticos (Merklen, 2005). Un cuarto período relevante para el análisis es lo que podríamos denominar ?la larga década neoliberal? (1989-2001). En este período, y en el siguiente, se comienzan a hacer evidentes los límites de la idea que había primado en el período de la transición democrática. La democracia, lejos de haber puesto ?la política en su lugar?, iba mostrando el abismo creciente entre las opiniones de los ciudadanos y las instituciones políticas, la falta de credibilidad hacia los políticos y la baja estima hacia los procedimientos partidarios para seleccionar candidatos capaces de representar al electorado (Novaro, 1995). De ahí la importancia que cobra la emergencia de modalidades de organización colectiva y participación política por fuera de las vías institucionales de implicación con la política, creándose nuevos repertorios de movilización social, demandas y actores político-sociales. De este modo, se mostraron los límites del concepto de ciudadanía como vía de participación e implicación en la vida pública (Merklen, 2005). Además, en esta etapa se visibilizan los efectos de la profundización de las políticas neoliberales en diferentes planos: social, político, educativo, laboral, económico, entre otros. Este período estalla en 2001 cuando se producen las jornadas del 19 y 20 de diciembre, que expresan las consecuencias sociales de lo que se denominó ?sociedad excluyente? (Svampa, 2006), como también los límites del sistema institucional tradicional para procesar las demandas de los actores movilizados. Finalmente, contemplamos el período post crisis de 2001 hasta la actualidad. El mismo puede subdividirse en dos momentos. En el primero, continúa el ciclo de movilización anterior, que culmina con la denominada Masacre del Puente Pueyrredón, el 26 de junio de 2002, en la que fueron asesinados dos jóvenes piqueteros. El segundo se inicia con la gestión de Néstor Kirchner (2003-2007) y continúa hasta la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y se caracteriza por una relativa recreación de la legitimidad gubernamental y la búsqueda por promover una suerte de vuelta a la institucionalidad. Las dimensiones o ejes de trabajo que sirven como guía para la elaboración de este estado del arte son las siguientes: Educación y movimiento estudiantil; Movimientos sociales, partidos políticos y sindicatos; y Movimientos culturales y estéticas juveniles. Organizamos el trabajo analizando, en cada etapa histórica, los acontecimientos, acciones, prácticas y problemáticas que consideramos más significativas, a partir de la producción académica existente sobre el tema; es decir, omitimos la consideración de otro tipo de discursos acerca de los jóvenes (como el de los medios de comunicación o el de las políticas públicas). Esto no significa desconocer esos otros discursos o narrativas sobre la juventud, sino que se trata de una opción metodológica para hacer posible este trabajo inicial. Por otra parte, en la bibliografía y las líneas de análisis para cada uno de los momentos históricos se superponen obras producidas en el período con otras que hacen referencia sobre el período producidas en épocas posteriores. Creemos que esto constituye un aspecto de mucha riqueza para el análisis. Sin embargo, es una tarea pendiente estudiar la producción académica acerca de las juventudes y su participación política poniendo en juego aspectos hermenéuticos que surgen a partir de la lectura retrospectiva de cada época. Seguramente, esto motive nuevos trabajos por parte de los autores o de los lectores del presente artículo.