BECAS
STEFANETTI Camila
congresos y reuniones científicas
Título:
Espacialidades, movilidades y cuidados en las disputas por las formas de ganarse la vida en las ciudades. Reflexiones etnográficas a partir de procesos de organización desde la economía popular
Autor/es:
FLORENCIA PACÍFICO; CAMILA AILEN STEFANETTI
Lugar:
San Salvador de Jujuy
Reunión:
Congreso; XV Jornadas Nacionales de Historia de las Mujeres y X Congreso Iberoamericano de Estudios de Género.; 2023
Institución organizadora:
Área Interdisciplinaria de Estudios de la Mujer y de Género de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy (FHyCS ? UNJu)
Resumen:
En esta ponencia analizaremos una serie de prácticas comunitarias de cuidado impulsadas desde organizaciones de la economía popular. En particular, nos interesa contribuir a la reflexión en torno a los modos en que interviene la dimensión espacial en la producción de formas colectivas de cuidado, considerando cómo estas relaciones se pusieron en juego en el contexto de la emergencia sanitaria generada a partir de la irrupción de la pandemia por Covid 19. Recuperaremos los datos producidos en base a dos relevamientos cualitativos que realizamos en los años 2020 y 2021 a partir de entrevistas semiestructuradas a referentes y referentas de organizaciones de trabajadores y trabajadoras de la economía popular. Con el advenimiento de la pandemia del COVID 19 y su consecuente crisis sanitaria y socioeconómica, el rol de los cuidados tomó centralidad en la agenda mundial. En este contexto, se profundizó la ya existente crisis de cuidados, dejando en evidencia la importancia de estos trabajos y su desigual distribución (CEPAL, 2020; Bathyany 2020; ONU MUJERES y CEPAL, 2020; Ottaviano, 2020). Se vieron modificadas las dinámicas familiares y la superposición de tareas no remuneradas en los hogares fue el eje de las mismas, recayendo el mayor peso de estas en las mujeres. Asimismo, durante el aislamiento y posteriormente durante el ASPO se intensificaron problemáticas preexistentes como las violencias de géneros, consumos problemáticos y la falta de acceso a la salud entre otros. En este marco, los cuidados fueron claves e indispensables para los sectores pertenecientes a la economía popular (Zibecchi, 2020; Roig, 2020), en donde muchas veces los trabajos de cuidado realizados en las casas, principalmente por mujeres, se combinan con otros de índole comunitaria para preservar la vida (Fernández Álvarez, Pacifico y Señorans, 2020; Fournier, 2020; Sanchís, 2020; Roig, 2020). De esta manera, se observa una feminización de los cuidados sobrecargando de múltiples tareas a las mujeres. El trabajo inagotable realizado por las trabajadoras de comedores escolares, comunitarios, merenderos y espacios de niñez fueron fundamental para el sostenimiento de la vida en los barrios (Aloi, 2020; Fournier, 2020; Galdos, 2021; Zibecchi, 2020; Faur y Brovelli, 2020, Fernandez álvarez et al., 2021) y dejaron en evidencia la falta oferta de servicios públicos orientados a la primera infancia y a la demanda alimentaria en contextos de pobreza y precariedad (Marco Navarro, 2007; Pautassi y Zibechi, 2010; Zibecchi, 2014; Ierullo y Mangolini 2015). Varios trabajos han planteado que la pandemia abrió la puerta a una oportunidad para promover transformaciones en la injusta configuración de los cuidados, apuntando hacia su revalorización y al diseño de políticas integrales y de corte universal (Pautassi, 2020; Bathyani y Sánchez, 2020; Hopp y Kasparian, 2021). En este contexto, la problemática de los cuidados se posicionó como una de las principales reivindicaciones del sector de la economía popular, y entre sus demandas se encontraban el reconocimiento de las trabajadoras socio-comunitarias como esenciales, la remuneración del trabajo que llevaban a cabo estas mujeres y la vacunación prioritaria de estas. En una segunda instancia, luego de haber sido consideradas esenciales, se cuestionó dicha categoría, ya que no implicaba un reconocimiento ni simbólico, ni de retribución monetaria en tanto trabajo (Mariño, 2020). Asimismo, otro conjunto de estudios aborda el rol que tomaron las trabajadoras del sector socio comunitario como mediadoras entre el Estado y el barrio (Zibecchi, 2020; Roig, 2020; Fernández Álvarez, Pacifico y Señorans, 2020). Entre las mediaciones que llevaron a cabo, se pueden mencionar la adaptación de ciertas medidas sanitarias que giraron en torno a la reducción de la movilidad. En este sentido, frente a la precariedad habitacional que caracteriza a la vida de los sectores de la economía popular, donde con frecuencia se observa falta de acceso a servicios básicos y hacinamiento, fue complejo sostener las medidas promovidas por el gobierno referidas al aislamiento en los hogares. En lugar de ello, se apeló a adaptar dicha restricción a las dinámicas internas de esos sectores, identificando a los espacios barriales como ámbitos de cuidado, en donde se pusieron en prácticas formas de contención y difusión de información respecto del cuidado de la salud y permitieron el acceso a recursos básicos para la subsistencia (Fernández Álvarez et al, 2020; Pinedo y Segura, 2020; Roig, 2020; Zibecchi, 2022), a la vez que se desarrollaron estrategias pedagógicas para educar a distancia (Faur y Brovelli, 2020). Estas estrategias iluminan los modos en que el cuidado de la vida se pone en relación con las condiciones materiales de los espacios.En este trabajo procuramos aportar a este debate a partir del análisis de una serie de prácticas comunitarias de cuidado desarrolladas por organizaciones de la economía popular, durante la pandemia provocada por el Covid 19. Buscaremos indagar en los modos en que estas formas de cuidado se conectaron con la producción y transformación de las espacialidades y el desarrollo de formas específicas de movilidad. Nuestro análisis recupera el aporte de una serie de reflexiones que han abordado la relación entre espacialidad, movilidad y cuidados, destacando especialmente el rol que juegan los entornos urbanos en la reproducción de desigualdades y contradicciones que atraviesan a la organización social de los cuidados (Comas d ARgemir, 2017; Gabauer et al., 2022). En particular, estas contribuciones permitieron visibilizar los modos en que los patrones de movilidad y las formas de segregación espacial pueden imponer restricciones en el acceso a servicios e infraestructuras de cuidado, dando lugar a la profundización de inequidades de gènero y clase (Hernandez y Rosel, 2015; Pautassi, 20178; Jiron y Gomez, 2018). Recuperando aportes del enfoque de la movilidad y de la geografía feminista, estos planteos analíticos han resaltado la productividad de pensar a los cuidados como prácticas móviles y situadas cuyo desarrollo trasciende la fijeza de los espacios domésticos o de los marcos institucionales (Soto Villagran, 2022). En este sentido, es que estas miradas invitan a pensar a las prácticas cotidianas de cuidado en clave espacio/tiempo, capturando los modos en que se llevan a cabo en relación a espacialidades diversas y estrechamente vinculadas con las formas de habitar y moverse a través de los entornos en que tienen lugar (Jirón et al., 2022).Teniendo en cuenta estos aportes conceptuales, en esta ponencia buscamos compartir algunas reflexiones en torno a los modos en que las prácticas colectivas de cuidado desarrolladas por trabajadoras de la economía popular durante la pandemia se proyectaron sobre la reorganización de los usos del espacio, transformando los modos de habitar las casas y entornos barriales y apoyándose sobre formas específicas de movilidad. Estas reflexiones se nutren de los avances de un proyecto de investigación más amplio, referido al estudio de procesos de organización colectiva de sectores populares y su articulación con distintas formas de gobierno. Desde esta línea de investigación hemos recuperado aportes de la economía feminista que proponen poner en el centro a la interdependencia como una condición general de la vida humana incluyendo en los análisis económicos a todas aquellas prácticas y relaciones que hacen posible la reproducción de la vida (Carrasco, 2013; Pérez Orozco, 2014). Esta mirada nos permitió capturar la centralidad de los procesos de organización colectiva en la reproducción de la vida de los sectores populares y en la disputa de formas de bienestar (Fernández Álvarez, 2016). En particular, hemos sostenido que un rasgo saliente de las formas de organización y cuidado colectivo impulsadas por trabajadores de sectores populares consiste en combinar modalidades de apropiación colectiva de espacios públicos con dinámicas de organización barrial, que se conectan con la producción y disputa de los espacios urbanos (Fernández Álvarez, Señorans y Pacífico, 2023). Dialogando con estos hallazgos, en este trabajo exploramos los vínculos entre espacialidades y cuidados colectivos, indagando específicamente en los modos en que estas relaciones se pusieron en juego en el contexto de la pandemia. Durante 2020 y 2021 las medidas implementadas para la propagación del Covid 19, se centraron en la reducción de la movilidad y en la puesta en práctica de protocolos de aislamiento y distanciamiento. En el caso de las experiencias de los sectores populares pusieron, los espacios barriales fueron emergiendo como ámbitos de cuidado, evidenciando que estas medidas preventivas no eran posibles de sostener puertas adentro o descansando exclusivamente en los vínculos de la familia nuclear. Si el eslogan de la campaña preventiva enfatizaba en la importancia de “Quedarse en casa”; para los y las habitantes de los barrios populares, la recomendación fue traducida como “Quedate en tu barrio” y se conectó con el desarrollo de una serie de medidas tales como la instalación de postas sanitarias y la entrega de materiales de difusión e insumos de protección, tareas que en muchos casos estuvieron en manos de las organizaciones sociales y fueron realizadas por mujeres de sectores populares que ocuparon roles como “promotoras de salud”. Asimismo, la precariedad habitacional que caracteriza a la vida de estos sectores, en donde con frecuencia se registran situaciones de hacinamiento, dificultades para ventilar espacios, o la falta de acceso a servicios básicos como el agua corriente tornó complejo la permanencia en el hogar, iluminando los modos en que el cuidado de la vida se pone en relación con las condiciones materiales de los espacios.Los datos recabados por nuestras investigaciones revelan que el trabajo comunitario que realizaban referentes barriales y en particular las tareas de asistencia alimentaria sufrieron reformulaciones en sus dinámicas de organización; no solo debiendo hacer frente a un aumento de la demanda; sino también adaptándose para cumplir protocolos de trabajo y distintas medidas preventivas. Por un lado, comedores comunitarios se deslocalizaron a través de la entrega de viandas para ser consumidas en los hogares; pero por otro, las casas de las referentes barriales y los centros socio comunitario donde se elaboraban los alimentos debieron readaptar sus modalidades de funcionamiento para garantizar el cumplimiento de las medidas de cuidado, dando lugar a una rigurosa gestión de los espacios y una compleja coordinación de horarios y tiempos en vistas a evitar aglomeraciones. De forma articulada, nuestros relevamientos pusieron en evidencia el modo en que estas formas de cuidado comunitario incluyeron una serie de circulaciones y prácticas de movilidad a través de los barrios, a través de distintas modalidades de acompañamiento que permitieron tanto sostenerlas trayectorias educativas de niños, niñas y adolescentes, como promover el acceso a la salud y el auto cuidado de las mujeres de sectores populares. Así, las prácticas de las trabajadoras del sector socio comunitario durante la pandemia combinaron el desarrollo de tareas vinculadas a prevenir la propagación del virus covid 19, con el desarrollo de distintas formas de asistencia alimentaria y apoyo a la escolaridad y el despliegue de iniciativas dirigidas al seguimiento de enfermedades crónicas, controles de salud de personas adultas, el acompañamiento de cuestiones de salud reproductiva y la circulación de ayudas en torno al abordaje de situaciones de violencia de género. La necesidad de sostener iniciativas dirigidas a producir tiempos y espacios que sostengan el cuidado de aquellas personas que habitualmente cumplen tareas como cuidadoras en el ámbito comunitario surgió de forma recurrente como un asunto relevante en nuestros intercambios con referentes del sector socio comunitario. Reparar en la compleja organización espacio temporal desde la que se sostienen estos trabajos comunitarios permite entonces visibilizar los modos en que se yuxtaponen y relacionan distintas prácticas de cuidado, considerando las múltiples espacialidades involucradas y los modos en que éstas se conectan a partir de los desplazamientos que realizan cotidianamente las mujeres de sectores populares. En este sentido, nos interesa abrir algunos interrogantes en torno al modo en que sus formas de movilidad y relaciones construidasen torno al cuidado permiten la articulación entre espacios y tiempos tradicionalmente asociados a lo privado con otros considerados “públicos”o “comunitarios” evidenciando los límites porosos entre los cuidados “personales” o formas de “auto cuidado” y el cuidado colectivo