El aborto como crimen para el Estado moderno: la particular inserción de la mujer como sujeto político en las democracias contemporáneas

IVANA GUADALUPE JANCIK

Buenos Aires

Congreso; XIV Congreso Nacional de Ciencia Política; 2019

Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP) y Universidad Nacional de San Martín

La criminalización del aborto en Occidente, encuentra sus orígenes en la hegemonía del pensamiento político cristiano durante la edad media. Desde entonces y hasta nuestros días, bajo diferentes premisas, el aborto ha sido considerado como un asesinato por quienes detentan el monopolio legítimo de la violencia en las sociedades occidentales. La culminación del proceso de secularización y la unificación de los Estados nacionales colaboró con dicha criminalización. En las democracias contemporáneas encontramos fuertemente señalada en el derecho, la formulación de la mujer que aborta como una criminal que afecta la vida de un tercero (el embrión o feto). Incluso en los países que cuentan con una legislación favorable a la realización de la práctica, y en los discursos de no pocas de las personas que apoyan su legalización en otros tantos países ?como en el nuestro ? se observa la construcción artificial de dos individuos cuyos intereses entran en conflicto. Esta construcción artificial de dos individuos con intereses contrapuestos, se traduce esencialmente en legislaciones que proponen aborto legal por causales. Esto resulta problemático ya que se ponderan una serie de valores que insisten en señalar que la práctica de aborto se configura como un crimen, o bien, que sólo en virtud de algunas razones, el interés de la mujer primaría sobre el interés del otro ? hipotético ? sujeto de derechos que es el embrión o el feto. Esto también equivale a decir que la vida de una ?persona por nacer?, es decir de un embrión o feto con sus mentados derechos, tiene un valor superior a aquellos de una persona efectivamente nacida, que es una mujer adulta y a quién suponemos ciudadana.