Para verte mejor

AGUIRRE VARELA, AILÍN D. A.; ZAPATA, ADRIANA I.

Encuentro; 7º Foro de Extensión Universitaria; 2018

En los últimos años, los espacios de educación primaria han comenzado a estrechar lazos con el quehacer científico en pos de contribuir y mejorar la calidad educativa de los futuros ciudadanos. Como evidencia de este hecho, se ha provisto a los establecimientos educativos de diversos objetos que se emplean en algunas áreas de la ciencia como las lupas, los microscopios y materiales de laboratorio correspondientes a las Ciencias Naturales. Sin embargo, gran parte de ellos continúa aún hoy embalado, por falta de formación de los y las docentes en esta área. La posibilidad de acceder tempranamente a descubrir y conocer el mundo microscópico propicia la aproximación de los niños a explicaciones del entorno a distintas escalas. Para que esto adquiera valor y sea incluido en el quehacer educativo de los docentes, ellos tienen y deben conocer su funcionamiento, posibilidades de uso y cuidados necesarios. En este contexto, se propuso en talleres participativos con un grupo de maestras de grado y de apoyo escolar de cuatro escuelas de la ciudad de Córdoba, contribuir a la apropiación y empleo del instrumental óptico disponible dentro de las mismas en el marco de los lineamientos curriculares vigentes. Por pares de escuelas se desarrollaron cuatro encuentros en los cuales las docentes trabajaron activamente en el armado y uso de los instrumentos ópticos, la obtención y preparación de muestras con fines educativos y el desarrollo de materiales educativos que los incluyeran (secuencias didácticas, videos, mapas de relaciones, entre otros). En el transcurso de los mismos, se evidenció su paulatina pérdida de temor e incremento de apropiación de los mismos, elaborando e implementando finalmente secuencias didácticas que incluyeron su utilización. Asimismo, el entusiasmo demostrado por las docentes participantes durante estos talleres produjo, por efecto ?contagio?, el interés de otros docentes y de los alumnos de los respectivos establecimiento, actuando las propias docentes como multiplicadoras de los saberes construidos durante los talleres. De este modo, las comunidades educativas se vieron incentivadas a abordar en sus prácticas contenidos que muchas veces quedaban relegados, permitiéndole a estudiantes y docentes una aproximación vivencial al mundo natural, la que contribuye por un lado a entender y explicar las semejanzas y diferencias entre los organismos y, por otro, a la valoración y cuidado del entorno y la salud.