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Si bien la circulación de contenidos desinformantes no es nueva, el 2020 ha sido un punto de inflexión en los procesos y las estrategias de desinformación en todo el mundo, tanto por la centralidad que adquirieron las redes sociales como fuente de información sobre la COVID-19 como por el incremento de la polarización ante las medidas tomadas para atenuar las consecuencias de la pandemia. En los casos de España y Argentina también entran en juego otras variables. Por un lado, sus habitantes tienen una confanza en el periodismo cada vez menor y expresan preocupación por la circulación de contenidos desinformantes (Nielsen et al., 2020). Por otro, el 2020 fue el primer año como presidente de Argentina de Alberto Fernández, que pertenece al Frente para Todos, una alianza que reúne partidos ligados al centro izquierda, y también el primer año del gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez en España, del socialdemócrata Partido Socialista Obrero Español, con presencia también de ministros provenientes de la coalición izquierdista Unidas Podemos. En este sentido, la literatura ha demostrado que la desinformación es una estrategia más utilizada por los activismos digitales de derecha que por los de izquierda (Freelon et al., 2020). De ahí, la relevancia de esta investigación, que indaga de manera amplia y comparada en las fuentes, la tipología, los protagonistas, los atributos transmitidos, los temas, las emociones y los rasgos populistas que la desinformación adquirió en ambos contextos, examinando estas variables en todos los contenidos desinformativos publicados y verificados en 2020 y no sólo aquellos en relación con COVID-19 ?sobre los cuales se ha generado un mayor interés de la academia recientemente.Para ello, se ha aplicado una metodología de análisis de contenido a 404 bulos: los 202 desmentidos por Chequeado en Argentina y una muestra de similar tamaño seleccionada aleatoriamente entre los desmentidos por Newtral en España. Ambos medios de verificación de información están acreditados por la International Fact-Checking Network. Aunque el libro de códigos está conformado por 14 variables, en el caso de esta comunicación se presentan de manera cruzada y comparada los resultados de los protagonistas más recurrentes en los contenidos desinformativos y de los atributos que se les otorgan a los mismos. Los resultados indican que los principales protagonistas de las desinformaciones son en ambos países las instituciones y los miembros de la clase política. Se observa un escaso o nulo protagonismo en ambos países de la Iglesia, el sindicalismo, los movimientos sociales y los medios de comunicación. Los atributos transmitidos de las instituciones o personas protagonistas de las noticias falsas son mayoritariamente negativos; de hecho, la traslación de atributos positivos es tan minoritaria que en ninguno de los dos países

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