BECAS
BERTOLOTTI Florencia Lucia
congresos y reuniones científicas
Título:
¿Habitar en comunidad(es)? Pandemia e imaginarios emergentes en barrios privados del periurbano sur de Mar del Plata
Autor/es:
BERTOLOTTI FLORENCIA LUCIA; CANESTRARO MARÍA LAURA
Lugar:
La Plata y Buenos Aires
Reunión:
Congreso; III Coloquio Internacional de Conflictos Urbanos; 2023
Resumen:
Las ciudades pueden ser pensadas como espacios de habitabilidad por excelencia, definiéndose por las posibilidades de encuentro que facilitan. Es decir que son un lugar de lo común al tiempo que producen sociabilidad, a partir de la experiencia urbana (Duhau y Giglia, 2008). No obstante, así como son un ámbito propicio para entablar relaciones sociales también allí se (re)producen diferenciaciones y desigualdades, evidenciadas en diversas formas de fragmentación y segregación socioespacial. En relación a esa dinámica, en las últimas décadas, emergen —y progresivamente, se consolidan— modos de habitar en las afueras del centro urbano en enclaves cerrados y/o privados, actualmente caracterizados más que por su novedad, por su generalización (Lovera, 2012). Para la presente reflexión es de particular interés, entonces, enfocarnos en las formas de habitar de las clases medias-altas y altas que, en definitiva, representan a los sectores para los cuales es posible recluirse en un lugar selecto y/o elegido (Canestraro y Zulaica, 2020). A su vez, ello se vincula con la expansión de las periferias urbanas como nodos de desarrollo inmobiliario en el marco de un nuevo régimen de acumulación de capital caracterizado, entre otras variables, por una creciente desintegración socio-espacial (Girola, 2007, CIPPEC; 2017; Cravino y Segura; 2020). En este contexto, se destacan las urbanidades asociadas a una vida más cercana a la naturaleza; a los procesos de auto-segregación en un tipo particular de territorio; a la búsqueda de entornos verdes, alejados de las áreas urbanas centrales, extensos, como rasgos distintivos (Lacarrieu y Thuillier; 2001, Torres; 2001, Carman; 2011, Greene, de Abrantes y Trimano, 2020). Asimismo, simbólicamente, hay una búsqueda de permanencia en lugares y entre personas deseables o reconocibles, adquiriendo así relevancia la noción de comunidad como mundo que se anhela habitar (Bauman, 2003). En el marco de un proyecto de investigación más amplio que analiza la imaginación geográfica (Harvey; 2007) sobre la pandemia y la pospandemia en las periferias urbanas y áreas de expansión de seis ciudades de distintas regiones argentinas , aquí nos enfocamos en las nuevas reconfiguraciones territoriales del periurbano sur de Mar del Plata, desde la experiencia que tienen quienes habitan en tres barrios cerrados privados que allí se emplazan: Rumencó, Las Prunas y Arenas del Sur. A partir del análisis de un corpus de entrevistas, nos proponemos (re)pensar los sentidos de comunidad que se construyen en función de los imaginarios emergentes en pandemia para, de forma particular, indagar acerca de qué múltiples maneras se modifican los límites espaciales y simbólicos de estos barrios y qué tensiones se producen entre “el afuera” y “el adentro”; poniendo especial énfasis en aquellos rasgos que confluyen en la construcción de una (idea de) “comunidad”. Resulta importante destacar que tomamos como eje a la pandemia y sus diversas temporalidades —ASPO, DISPO, “pospandemia”—, atendiendo a los efectos diferenciales que ellas tienen en las variables señaladas. Para dar cuenta de aquellos aspectos esbozamos los principales resultados del análisis de un conjunto de entrevistas en profundidad llevadas a cabo durante el trabajo de campo, las cuales además de responder a la tipología habitacional mencionada se cruzan con las variables género y edad. En diálogo con tales imaginarios, en tanto tramas de sentido (Lindón, 2017), encontramos que con la pandemia se profundiza un claro contraste entre la ciudad/ “afuera” y el barrio/ “adentro” como esferas diferenciadas. Desde dicha distinción, se profundizan imaginarios de índole negativa sobre las zonas urbanas centrales y se refuerzan tanto el sentido de seguridad como la idea de comunidad imaginada (Bauman, 2003) —preexistente a la pandemia— como parte de las amenities que ofrecen los barrios privados. La vida “elegida” en la naturaleza, la tranquilidad, la seguridad y, con ello, la vecindad compartida con “pares” en términos de prácticas de adscripción de clase son parte de una cotidianeidad, en donde pareciera que lo doméstico muchas veces se hace extensivo hacia lo barrial. Esos mismos “privilegios” consolidan los lazos entre quienes allí habitan, siendo el potencial enemigo externo y el barrio en su conjunto se percibe como “protegido” ante una posible tensión que venga desde allí. Sin embargo, y como particularidad de un contexto protagonizado por “los cuidados”, esa paridad se pone en jaque cuando “el otro cercano”, el/la vecino/a, se convierte en amenaza. Entonces, se reconfigura la frontera de la seguridad, y el límite pasa a ser la propia casa y se produce el pasaje de una suerte de regulación comunitaria a otra doméstica. Al mismo tiempo, se observa una tendencia a la “expansión” de la propia comunidad dentro del barrio a través de sitios, lugares, infraestructura y hasta interacciones mercantiles-laborales que refuerzan el sentido del adentro, como expectativa de un futuro “pospandémico” aunque no exento de amenazas, facilitando a sus habitantes suplir diversas necesidades cotidianas sin requerir del afuera, es decir, de las áreas cercanas al ejido urbano. La pandemia resulta así un quiebre notorio. Pues, se profundiza un imaginario sobre la ciudad que la desplaza como un lugar externo al barrio, el cual se concibe cada más exclusivo, y de hecho una “pequeña ciudad”, donde a partir de normas internas operan sentidos de realidad que refuerzan lo propio. Sin embargo, es menester distinguir que, tal como plantean Duhau y Giglia y en diálogo a lo analizado en los relatos recogidos en estos barrios, la inserción cada vez mayor de sus habitantes en “redes de relaciones relativamente densas situadas en el espacio local” no siempre condice con la existencia de “identidades colectivas” o de “comunidades locales” (Duhau y Giglia, 2008:24).