Miedos y marcas corporales en las trayectorias educativas de los jóvenes estudiantes

SZAPU, EZEQUIEL; AREVALOS, DARÍO H.

Rosario

Jornada; V Reunión Nacional de Investigadores/as de Juventudes Argentinas.; 2016

Red de Investigadorxs en Juventudes de Argentina

Abordar las conflictividades y violencias en el ámbito escolar requiere considerar la dimensión socio-psíquica y emocional de la subjetividad y visibilizar las diversas formas en que se instituye lo social simbólica y materialmente en los cuerpos.Comprender estas prácticas sociales nos invita a abordar los vínculos de interdependencia y las emociones como dimensiones centrales en la producción y reproducción de la vida social. Se concibe de este modo a la violencia como constructora de subjetividad y como una cualidad relacional asociada a determinadas condiciones de producción materiales, simbólicas e institucionales. Partimos entonces del supuesto de que las emociones y la corporalidad ocupan un lugar central tanto en las trayectorias sociales como en las trayectorias educativas de los jóvenes. La emoción de miedo, repercute en la forma en que los jóvenes se relacionan con la institución y con los otros. Entre sus diferentes manifestaciones nos centraremos principalmente en aquellos temores que ponen en peligro la existencia, los bienes, la salud o la integridad física; o bien, aquellos que ponen en riesgo el lugar en la jerarquía social bajo el fantasma de la exclusión o pérdida de status.Por su parte, los signos corporales funcionan como elementos estructurantes de los procesos subjetivos de (auto) exclusión e inclusión en la producción de la socio-dinámica de la estigmatización. Bajo esta consideración, es que defendemos la idea de que el cuerpo tratado socialmente, con sus marcas y adornos, es depositario de una serie de expectativas sociales incumplidas, transformándose así en el ámbito donde se adscriben manifestaciones de un dolor social. Los jóvenes y su corporalidad fueron depositarios de discursos estigmatizantes desde hace ya varias décadas. Este etiquetamiento no se asigna por igual para todos los jóvenes sino en forma diferencial para los sectores subalternos cuyas conductas, expresiones y signos corporales entran en conflicto con el orden establecido desbordando los modelos de juventud legitimados. Así el par taxonómico violento-pobre es una de las expresiones más crudas que subyace a una doxa criminalizante hacia las y los jóvenes . Situándonos en un tiempo de ampliación de derechos, en el cual las trayectorias educativas de muchos jóvenes antes excluidos, hoy atraviesan las aulas de la escuela secundaria, nos planteamos la tarea de reflexionar sobre los modos en que se conforma este nuevo escenario de sociabilidad. Escenario en el cual, los miedos y las marcas corporales juegan un rol importante en los vínculos signados por los sentimientos de exclusión y auto-exclusión.