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Los bots son una versión de software que surgen en el marco de los desarrollos y avances de la robótica, específicamente al interior de la robótica virtual. Estas aplicaciones informáticas imitan y simulan el comportamiento humano para realizar diferentes tareas o funciones de manera autónoma. Como señala Aguilar (2017), con el nacimiento y consolidación de las aplicaciones web, los bots efectúan sus tareas a través de Internet, ya sea de manera automática o con comandos que se ejecutan cuando reciben una entrada especifica. Nos interesa particularmente reflexionar sobre la concretización técnica de esta tecnología, en tanto los chatbots se presentan como un caso especial de la interfaz gráfica de usuario en conexión estrecha con la interfaz conversacional, por su articulación a la Web 2.0 (O?Reilly, 2005). Esto se debe a su incorporación en las plataformas de sitios de redes sociales, marcando un punto de inflexión de desarrollo de estas tecnologías, puesto que permiten el intercambio de mensajes entre robots virtuales y actores humanos no especialistas en software.Particularmente, este trabajo indaga dos aspectos de estas conexiones: por un lado, se problematiza la opacidad/transparencia de esta tecnología en relación a la forma de interacción propiciada por los chatbots en redes sociales; por el otro, se reflexiona sobre la alienación tecnológica que establecen este tipo de desarrollos. Para el análisis, se seleccionó como caso de estudio a Mitsuku, el último ganador del premio Loebner, y su articulación con la mensajería instantánea de Facebook Messenger en la plataforma de Facebook.El trabajo está organizado en tres partes. Primero, presentamos el caso Mitsuku y, antes que problematizar si estas máquinas piensan, tal como proponía el Test de Turing, indagamos en su potencialidad en términos conversacionales en sitios de redes sociales como parte del proceso de concretización. Esto nos lleva a reflexionar sobre el lugar que la interfaz mantiene en el ocultamiento e invisibilización de la tecnología chatbot. En segundo lugar, profundizamos en cómo esto limita la comprensibilidad del fenómeno, afectando el carácter entrañable de estas tecnologías y propiciando la alienación tecnológica. Para cerrar el capítulo, reflexionamos sobre el potencial de la cultura técnica simondoneana como posible antídoto ante la alienación que pueden producir las interfaces.

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