BECAS
AYRALA QUIROGA Marina
congresos y reuniones científicas
Título:
Buen Vivir frente a los intentos de terricidio en Cochatalasacate: La comunidad Ticas del Pueblo Nación comechingón re-existiendo frente al extractivismo.
Autor/es:
AYRALA QUIROGA, MARINA; PEDERNERA, MÓNICA
Lugar:
Santiago del Estero
Reunión:
Jornada; V JORNADAS NACIONALES DE ECOLOGÍA POLÍTICA ?Desigualdades, emergencias y movimientos hacia el buen vivir?; 2021
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Santiago del Estero
Resumen:
En el territorioindígena comunitario de Cochatalasacate, habitado por la comunidad Ticas delPueblo Nación Comechingón, la conflictividad ambiental se hace eco de unhistórico y profundo despojo, en el marco de un ecocidio actualizado queintensifica la conflictividad, pero así también la re-existencia y la autonomía(Mignolo & Gómez, 2015). El genocidio los pueblos indígenas, elepistemicidio de sus culturas y ecocidio de los ecosistemas habitados, seconjugan, toman desde las bases y las organizaciones, en un nuevo modo denombrarse: terricidio. El Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir,toma presencia desde la voz de la Weychafe Moira Millán (2019), enrepresentación del pueblo mapuche y, plantea que la corporocrácia y los estado-nacióna su servicio, han cometido crímenes que asesinan a los territorios,territorios que son tierra, agua, aire, alimentos, espiritualidad (bienescomunes) y territorios cuerpos de quienes guardianan la comunalidad y la vida.Una lógica perversa y sistemática de dominación y de acumulación pordesposesión (Harvey, 2004; 2011).Estas lógicas (capitalistas- extractivistas-coloniales- patriarcales) que hoy resignificamos como terricidio, han perpetradosobre los territorios que son parte de la cultura Comechingón, Kamiare.  Existen diferencias en los posicionamientos,entre aquellos pueblos indígenas que no pretenden reconocimiento de unaestructura política establecida (estado-nación) sobre el despojo y ladominación de los territorios indígenas; y entre quienes, a pesar de la deudahistórica, la injusticia acontecida y sostenida por más de 500 años, conjuganlas herramientas legales de reconocimiento de pueblos indígenas en los actualesestado-nación para seguir resistiendo, seguir re-existiendo (Porto Gonzalves,2009). Este último, es el caso de Ticas, siendo la primera comunidad indígenade Córdoba reconocida como tal, por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas(INAI), como así también en el Registro Provincial deComunidades Indígenas de la Provincia de Córdoba (Re.Na.C.I.) y posee,desde el año 2009, territorio reconocido en San Carlos Mina, CarlosPaz-Cabalango y en las afueras de Bialet Massé, ambos ubicados en la Provinciade Córdoba, Argentina. Este reconocimiento, tiene respaldo formal por la Ley Nacionalsobre Política Indígena 23.302, la Ley Nacional de Emergencia en materia de Posesióny Propiedad 26.160, el artículo 75 –inc. 17- de la Constitución Nacional, y elConvenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre PueblosIndígenas y Tribales. Sin embargo, todoeste reconocimiento jurídico no fue suficiente, ni exitoso en impedir lainsistencia de los terricidas. En este contexto, la comunidad ha sido víctimade diferentes situaciones que han atentado contra el territorio deCochatalasacate. Desdeaproximadamente el año 2009, la comunidad ha estado resistiendo desmontesilegales, por parte de una inmobiliaria llamada “La Esmeralda”, que trabajaen la localidad de Bialet Masse, Córdoba, por otros agentes inmobiliarios y porel poder local. Esta especulación inmobiliaria en conjunto con el gobiernolocal y la complicidad de las fuerzas de seguridad, desconocen cualquier tipode posesión ancestral y legal de la comunidad Ticas, pero además generan incumplimientocon la normativa ambiental vigente.Sumada a estasituación, la actual propuesta de traza para el corredor bioceánico central deIIIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura RegionalSuramericana), además de generar impactos ambientales, sociales y económicos dediversos indoles, afectaría también al territorio de Cochatalasacate imponiendosus intereses extractivistas globales sobre cualquier otro interés. Estaconflictividad ambiental se conjuga en marco de terricidio, donde, por un lado,la comunidad Ticas articula su lucha con organizaciones, colectivos einstituciones para la defensa del territorio ancestral, los bienes comunes y elbuen vivir (Acosta, 2013), en ecosistemas amenazados del Bosque Nativo en laregión. Considerar laviolencia que se instala y persiste, se reinventa y profundiza, como es el casodel terricidio en Cochatalasacate, es una invitación a desmenuzarla eidentificarla a partir de la propuesta de Rodríguez et. al (2015): Violencia directa: amenazas por parte de personas que reclaman partes del territorio comosuyas, cortes de alambrado perimetral, introducción de escombros, la aperturade caminos ilegales con topadoras, imposición de emprendimientos inmobiliariasen zona de amortiguación de la reserva, violencia de género contra mujeresindígenas-campesinas, amenazas con armas de fuego, entre otras.